El Reino Unido celebró el sábado el cumpleaños del rey Carlos III con un desfile militar que representó la primera aparición pública de la princesa de Gales desde que se dio a conocer su diagnóstico de cáncer hace unos meses.
El evento anual también fue una muestra de estabilidad por parte de la monarquía luego de meses en los que tanto el rey como Catalina, esposa del heredero al trono el príncipe Guillermo, han estado alejados del público para someterse a tratamientos contra el cáncer.
Catalina, conocida conmunmente como Kate Middleton, se unió a otros miembros de la familia real en el balcón del Palacio de Buckingham al término del Desfile por el Cumpleaños del rey. La familia y las multitudes congregadas afuera del palacio observaron un sobrevuelo de aviones militares para concluir las ceremonias del cumpleaños oficial del monarca.
Kate anunció el viernes que iba a asistir a las celebraciones por el cumpleaños del rey luego de hacer progresos en su tratamiento. En marzo, la princesa dio a conocer que iba a recibir quimioterapia para tratar un tipo de cáncer no especificado. Fue su primera aparición pública desde diciembre.
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“Estoy haciendo buenos progresos, pero como sabe cualquier persona que pase por quimioterapia, hay días buenos y malos”, dijo Catalina en un comunicado y añadió que enfrenta “unos cuantos meses más” de tratamiento.
La princesa de 42 años de edad viajó en un carruaje tirado por caballos desde el Palacio de Buckingham hasta la gran avenida conocida como The Mall acompañada por sus hijos, el príncipe Jorge, de 10 años, la princesa Carlota, de 9, y el príncipe Luis, de 6. Los transeúntes vitorearon a Kate, que llevaba un vestido de la diseñadora Jenny Packham y un sombrero de ala ancha de Philip Treacy.
La princesa observó la ceremonia con los niños desde la ventana de un edificio con vistas a Horse Guards Parade, un desfile ceremonial en el centro de Londres. Luis bostezó ampliamente en un momento del acto, pero en general observó atentamente.
Catalina señaló en su comunicado que » todavía no estoy fuera de peligro” y funcionarios dijeron que su presencia en el evento del sábado no significa que la princesa vaya a regresar por completo a la vida pública.
Enormes multitudes se congregan cada junio para ver el desfile, también conocido como Trooping the Color, que empieza con una procesión que involucra caballos, músicos y cientos de soldados vestidos con un uniforme de gala que salen del Palacio de Buckingham.
El príncipe Guillermo, vestido con uniforme militar, asistió a caballo a la ceremonia, en la que tropas ataviadas con galas ceremoniales desfilan ante el rey con la bandera de su regimiento, o “color”. El despliegue de marchas de precisión y música marcial tiene su origen en los días en que la bandera de un regimiento era un punto de reunión esencial en la niebla de la batalla.
Carlos, que también está recibiendo tratamiento contra un tipo de cáncer no especificado, viajó en carruaje con la reina Camilla, en lugar de a caballo, como lo hizo el año pasado. El rey inspeccionó a las tropas desde un estrado en el patio de armas, saludando al paso de los regimientos de élite de la Guardia de a Pie.
Cinco regimientos se turnan para desfilar con sus colores, y este año le tocó a una compañía de la Guardia Irlandesa, que tiene a Kate como coronel honorario. Las tropas, ataviadas con túnicas escarlata y sombreros de piel de oso, fueron conducidas a la plaza de armas por su mascota, un perro lobo irlandés llamado Seamus.
Carlos, de 75 años, reveló su cáncer en febrero, y recientemente se ha reincorporado a sus obligaciones públicas. La semana pasada asistió a los actos conmemorativos del 80mo aniversario del Día D, la invasión aliada de la Europa ocupada por los nazis el 6 de junio de 1944.
En una de las muchas peculiaridades de las convenciones reales británicas, el sábado no es el verdadero cumpleaños del rey, el cual es en noviembre. Al igual que su madre, la reina Isabel II, Carlos cumple años oficialmente el segundo sábado de junio. La fecha se eligió porque el clima suele ser bueno, aunque el sol del sábado dio paso a un día lluvioso en Londres.
La lluvia no hizo acto de presencia durante la mayor parte de la ceremonia, pero empezó a arreciar cuando las tropas escoltaron a los carruajes reales de vuelta al Palacio de Buckingham, entre los vítores de una multitud empapada, pero entusiasta.
Los seguidores de la realeza con impermeables y paraguas ya se habían congregado a lo largo del recorrido varias horas antes de la hora de inicio, junto con un puñado de manifestantes antimonárquicos que coreaban “No es mi rey”.
Los espectadores disfrutaron de un despliegue de pompa y precisión en el que participaron 1.400 soldados, 250 músicos militares y más de 200 caballos. Entre los equinos participantes se encontraban Trojan, Tennyson y Vanquish, tres de los cinco caballos militares que desataron el caos en abril cuando se desbocaron y corrieron sueltos por el centro de Londres.
Los caballos estaban realizando ejercicios de rutina cerca del Palacio de Buckingham el 24 de abril cuando se asustaron por el ruido de una obra cercana y galoparon sueltos por las calles de la capital, chocando contra los vehículos y provocando el caos durante la hora pico de la mañana.
Según el ejército, los otros dos caballos se están recuperando bien y se espera que vuelvan al servicio.