Jorge Verástegui tiene muy claro su opción para la presidencia de México y no es una mujer. Su candidato se llama Antonio. Es su hermano desaparecido hace 15 años.
Verástegui es uno de los promotores de la campaña “Votar por los desaparecidos”, una iniciativa de un grupo de familiares de cara a las elecciones del domingo para visibilizar un problema que no ha dejado de crecer desde 2006, aunque esta misma semana el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que ya no pasaba.
El objetivo es “hacer ruido, incomodar a los actores políticos frente al tema de desapariciones que siempre queda relegado”, explicó Verástegui, un abogado que lleva desde 2009 buscando a su hermano y a su sobrino desaparecidos en el norteño estado de Coahuila.
La campaña no pretende desalentar la participación. Todo lo contrario. Es un llamado a quienes ya decidieron anular su voto para que se sumen a la iniciativa de elegir a un desaparecido, de las más de 114.000 que hay en México —según cifras oficiales—, y lo escriban en la parte de las boletas destinada a los “candidatos no registrados”.
María Esther Aguilar Cansimbe también estará en una de esas boletas. La votará Ernesto Aroche, codirector del medio digital Lado B de Puebla, en el centro del país, “porque es la primer mujer reportera en desaparecer en México en este siglo”, explicó. En 2009 salió de su casa para cubrir un simulacro de evacuación y ya no regresó.
Aroche ya había anulado su voto en otras elecciones y estaba decidido a hacerlo de nuevo pero esta propuesta “le daba mucho más sentido (al voto protesta) porque el gremio periodístico no está exento de este problema”.
Según el Comité de Protección para los Periodistas, México es el país con más periodistas desaparecidos, 16 en este momento.
La plataforma “Vota por los desaparecidos” ha creado fichas con nombres de ausentes distribuidos por distritos para que quien lo deseé pueda elegir ahí a su ‘candidato’. Luego piden que se suba a redes una fotografía de la papeleta para exhibirla como han hecho ya con un puñado llegado de los votantes en el extranjero.
Los votos protesta en México han tenido muchas caras, desde papeletas rayadas, con insultos escritos o incluso en 2013 hubo un “candigato” que irrumpió en las elecciones a alcalde de la capital de Veracruz, en el Golfo de México, con el lema “¿Cansado de votar por ratas? Vota por un gato”.
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En 2021 Verástigui y otros familiares intentaron un primer experimento de votar por sus desaparecidos pero solo ahora lanzaron la campaña formalmente. En esas elecciones hubo más de millón y medio de votos nulos y más de 40.000 fueron a candidaturas no registradas, una opción que tiene que ser contada por las autoridades electorales.
En algunos países latinoamericanos se han puesto en marcha normativas para visibilizar a los desaparecidos de dictaduras militares de finales del siglo XX.
En Argentina existe una norma desde 2013 por la que el padrón de electores debe consignar la condición de “elector ausente por desaparición forzada” en los casos en que hayan sido declarados oficialmente como tales por la Secretaría de Derechos Humanos. Algo similar hizo Chile en 2021 como ejercicio de memoria para los detenidos desaparecidos cuyos familiares no han tramitado certificados de “muerte presunta”.
Este tipo de iniciativas todavía está lejos de plantearse en México que sólo aspira a mostrar la indignación de muchos familiares.
Clemente Rodríguez, padre de uno de los 43 estudiantes de magisterio de la Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos hace casi diez años en el sur del país, es un ejemplo de esa indignación.
“Voté por (Enrique) Peña Nieto (en 2012), voté por López Obrador (en 2018) y vuelve a pasar lo mismo, pensábamos que nos iba a dar solución y el voto no valió”, lamentó.
Lo único que ha encontrado de su hijo, Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, es un diminuto fragmento de hueso quemado. El caso sigue sin esclarecerse.
Por eso dijo que si finalmente acude a votar escribirá en la boleta “Nos faltan 43” o el nombre de su hijo. “Ya no creo en los partidos, es siempre lo mismo”.