La renuncia del Intendente de Verificación Especial de la Superintendencia de Bancos, Jorge Marroquín, abre un enorme espacio para ir preparando los casos de corrupción que deberá conocer un Ministerio Público (MP), cuando sea rescatado para que esté comprometido con cumplir a cabalidad la obligación de investigar los crímenes, sobre todo los de corrupción que han sido apañados durante los últimos 8 años. La pista del dinero es clave para ello y no es casualidad que una de las visitas más asiduas a Giammattei mientras fue Presidente haya sido la de quienes ocuparon durante su gestión el control de la IVE.
Esta semana hemos visto cuál es el verdadero sambenito (Descrédito que queda de una acción, según el Diccionario de la Lengua Española) de nuestra justicia, luego de conocer la complacencia judicial con José Luis Benito, a quien le descubrieron maletas con nada más y nada menos que 122 millones de quetzales y podrá salir libre tranquilamente y apenas con una multa que no llega siquiera al uno por ciento de lo que le encontraron en las valijas. Y así como los tribunales, apañando los negocios sucios con el dinero público, estuvo la IVE que debía velar por seguir la pista del dinero y vigilar las cuentas en donde se transferían millonarias sumas por contratos públicos.
Sin duda el temor a sanciones extranjeras influyó en la súbita renuncia de Jorge Marroquín, asiduo visitante del despacho presidencial, en una relación que resulta extraña si tomamos en cuenta la jerarquía del intendente, pero que se explica claramente al entender cuál debió ser su función y que la IVE no detectó, oficialmente, ninguna sospecha de lavado de dinero en todos los millones de contratos sobrevaluados.
Guatemala no puede seguir atrapada en las redes de la corrupción que lograron establecer amplios mecanismos para evitar que las entidades públicas a cargo de perseguir el delito, de aportar pruebas de lavado de dinero y de sentenciar a los criminales, siguen haciendo de las suyas. No bastó elegir a un Presidente si el mismo queda atado de manos porque no puede actuar en el tema de la justicia y tampoco es quien puede supervisar las rutas del dinero.
El cambio en la IVE puede y debe ser un paso de enorme importancia en la necesaria transformación del país respecto al tema de la impunidad y el Superintendente de Bancos, quien sabe exactamente lo que allí se puede detectar y a quienes las mafias han estado presionando y amenazando, está obligado a designar a alguien honesto y responsable para denunciar las formas que se usaron para que las mordidas llegaran a manos de los grandes artífices de las más sucias operaciones.