Douglas Gonzalez

douglasivangonzalez@gmail.com

Politólogo, egresado de la USAC y la UCJC. Librepensador. Experiencia en políticas públicas, procesos de diálogo y comunicación política. Una mejor Guatemala es posible y necesaria.

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Pocos presidentes son recordados por haber logrado cambiar la vida de una parte de la población. La mayoría, de las últimas décadas, han pasado en engrosar la lista de la ignominia en algún rincón del basurero de la historia.

Cada vez que se inicia un gobierno, se abren las posibilidades de 4 años para moldear el rumbo de nuestra historia. Cada presidente, tiene la enorme oportunidad y privilegio de ser el primer protagonista de lo que los libros de historia recogerán en las próximas décadas.

Nuestros libros de texto, registrarán en sus páginas sus ejecutorias y las nuevas generaciones lo conocerán por sus frutos, presidente.

Por ejemplo, las nuevas y no tan nuevas generaciones, sabemos que en el país hubo un Jorge Ubico, que se instaló en el poder durante 13 años y que conculcó las libertades ciudadanas mediante un régimen policiaco-militar.

También, sabemos que hubo un Juan José Arévalo que dejó un legado institucional muy rico para el país como el IGSS, el Código de Trabajo o la Ley del Magisterio, solo para mencionar algunos.

Hoy, la historia lo coloca a usted presidente Bernardo Arévalo frente al espejo y lo interpela con la pregunta ¿cuál será tu legado Bernardo?

La batalla por la democracia, si bien fue épica e, incluso, heroica es solo el precio que la población pagó en las calles para permitirle ejercer su mandato.

¿Quién o quiénes, presidente, revisan diariamente si sus acciones lo están acercando a ese 14 de enero de 2028, cuando se presente ante el pueblo para entregar el mando?

4 años se van como agua en las manos, pero también son un período suficiente para dejar una impronta imborrable.

La vivienda, presidente. El plan de vivienda más ambicioso del último siglo.

La vivienda, no solo es un reactivador de la economía y generador de cientos de miles de empleos, también es la única forma de reordenar territorialmente nuestro país. En especial, el área metropolitana.

Necesitamos un Plan Marshall para construir vivienda a precios asequibles en espacios concentrados y cercanos a los servicios. Además, un programa de vivienda popular diseñado dentro de un plan maestro de desarrollo urbano, que reduzca distancias y números de viaje, esta es la única forma de reducir el tráfico en el largo plazo.

Un plan de vivienda masivo, acompañado de la construcción de los primeros ramales de un metro para la Ciudad de Guatemala, constituyen un verdadero legado que cambiaría la vida de millones de guatemaltecos.

Durante los dos años de la emergencia del COVID, el Congreso de la República autorizó erogaciones con recursos de la recaudación, préstamos e incluso la impresión inorgánica del Banguat, por el orden de los Q30 mil millones, sin que se sepa cuál fue el impacto que ese dinero tuvo en la calidad de vida de los guatemaltecos.

Un fondo resolvente de vivienda masiva, a precios asequibles y con distancias cortas de los centros neurálgicos costaría dos veces ese monto. Más un metro que, inicialmente, recorra 15 kms en 3 ejes, costaría Q20,000 millones.

Atrévase presidente, cámbieles la vida a millones de guatemaltecos y deje un legado imborrable de su paso por la presidencia de la República. Los estudios ya existen, el dinero es factible obtenerlo, si lo acompañan su liderazgo y determinación, ese sería su legado.

Son sólo 4 años, pero son 4 años.

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