Conocí al periodista Alberto Ramírez cuando trabajaba para El Gráfico, en los noventas. Luego, nuestras carreras se cruzaron cuando integramos equipo en la Redacción de Prensa Libre, en la cual desempeñó coberturas para las secciones de Periodismo Comunitario, -con especialidad en temas de ambiente, desastre por condiciones climáticas extremas, escasez de agua-; y coeditor de la sección de Negocios. Actualmente desempeñaba el cargo de Tesorero del Instituto de Previsión Social del Periodista, IPSP; institución en la que también ocupó la Secretaría, vocalías y otros puestos.
Desempeñó el periodismo durante más de 30 años, siempre destacó por profundizar en coberturas que marcaron la agenda noticiosa en Guatemala y por brindar un periodismo de servicio a los lectores.
Alberto cubrió las convulsiones sociales que azotaron Guatemala del 24 al 27 de abril 2000, en las que murió el fotógrafo y periodista Roberto Martínez. Dio seguimiento a los saqueos, destrucción e incendio de unidades de transporte urbano y vehículos particulares, enfrentamiento con gas lacrimógeno entre la PNC y los delincuentes, y muerte de personas inocentes. Expuso su vida junto a otros colegas que cubrieron la convulsión social generada por el incremento al valor de la tarifa del transporte urbano promovido por el ex alcalde Fritz García-Gallont, del PAN; y el vicepresidente Francisco Reyes López, del FRG.
En octubre 2003, cuando desempeñamos un turno de fin de semana, Prensa Libre asignó al reportero Fredy López y el fotógrafo Emerson Díaz, a cubrir a una comunidad de Huehuetenango el mitin político del Frente Republicano Guatemalteco, FRG; para promover el voto a favor del candidato oficial del general Efraín Ríos Montt. En la carretera, el equipo periodístico fue tomado como rehén por ex patrulleros de autodefensa civil, PAC. En la capital, el director de Prensa Libre -en esa época-, periodista Gonzalo Marroquín, al enterarse del suceso, solicitó a la PDH asignar una comitiva integrada por funcionarios y los periodistas Alberto Ramírez Espada y Mario Linares, para desplazarse –vía aérea- a occidente con el objetivo de mediar en el proceso de liberación. Los ex patrulleros, al notar la presencia de Ramírez Espada y Linares, también los tomó como rehenes. Permanecieron más de 72 horas en esa condición hasta que el director del medio, licenciado Gonzalo Marroquín, y autoridades del gobierno del FRG alcanzaron acuerdos para su liberación.
Colegas periodistas compartieron anécdotas y experiencias sobre el periodista que destacó por su vocación, que en ocasiones antepuso el trabajo -a su seguridad-. Es uno de las decenas de redactores que iniciaron la transformación en busca del periodismo objetivo en Guatemala.
Agradezco el apoyo y acompañamiento que brinda el Consejo Directivo del Instituto de Previsión Social del Periodista, IPSP, en estos momentos de dolor que afronta su esposa Claudia Benavente, y sus hijos. El periodista –junto a más de 500 afiliados- reciben cobertura médica, laboratorios, consulta con especialistas y otros beneficios. Hasta pronto Alberto Ramírez.