Al cumplirse 200 años de la presentación de la Doctrina Monroe ante el Congreso de Estados Unidos, la Representante Nydia Velásquez (Demócrata por Nueva York) postuló una resolución en la Cámara de Representantes, solicitando la derogación de esta norma, emitida por el presidente James Monroe, a finales de 1823.
La Resolución No. 943 de la Cámara de Representantes ha sido coauspiciada por los Representantes Demócratas Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York), Jesús Chuy García (Illinois), Delia Ramírez (Illinois) y Greg Casar (Texas), quienes forman parte del sector progresista del Partido Demócrata.
Emitida por el presidente James Monroe el 2 de diciembre de 1823, la Doctrina establece que cualquier interferencia en el continente americano por parte de una potencia europea sería vista por Estados Unidos como un acto hostil. El presidente Theodore Roosevelt añadió, en 1904, el denominado Corolario Roosevelt, estableciendo que Estados Unidos puede involucrarse en los asuntos internos de un país latinoamericano, si considera que existe un “comportamiento indebido” de ese país.
El representante por Texas, Greg Casar, al presentar el Comunicado de Prensa que anunciaba la Resolución expuso: “La política exterior de Estados Unidos, con demasiada frecuencia, ha contribuido a la inestabilidad en América Latina. En lugar de derrocar gobiernos debidamente electos, podemos apoyar la democracia, hacer crecer nuestras economías y reducir la migración forzada. En lugar de sanciones que maten de hambre a nuestros vecinos, podemos trabajar juntos para resolver la crisis climática. Podemos comenzar a trazar este nuevo camino hacia adelante eliminando la obsoleta Doctrina Monroe”.
En sus Considerandos, la Resolución No. 943 esboza la historia de las intervenciones estadounidense en América Latina, desde la anexión de más de la mitad del territorio mexicano, incluido Texas, en la década de 1840, hasta el golpe en Bolivia, contra el gobierno de Evo Morales, en 2019. El recuento de agresiones incluye el derrocamiento del presidente hondureño Manuel Zelaya en 2009, y los intentos de golpe de Estado contra el presidente Daniel Ortega, en Nicaragua, en 2018.
El párrafo más extenso explicita el período de la década de 1980, cuando Estados Unidos financió el genocidio en Guatemala; los escuadrones de la muerte en El Salvador y las fuerzas paramilitares de los Contras, que intentaron derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua.
La iniciativa legislativa de la Representante Velásquez demanda un nuevo enfoque para promover el desarrollo de América Latina, basado en el respeto por la soberanía económica y política de los gobiernos del continente, considerando que Estados Unidos ha apoyado muchos golpes de Estado en América Latina y el Caribe, porque el gobierno estadounidense de turno consideraba que los planes de desarrollo de un país eran socialistas o inapropiados.
La Resolución también propone “poner fin a todas las sanciones económicas unilaterales impuestas mediante Órdenes Ejecutivas y trabajar con el Congreso para eliminar todas las sanciones unilaterales impuestas por ley, como el embargo a Cuba”.
Asimismo, la Iniciativa destaca la importancia de colaborar con los gobiernos de América Latina y el Caribe en una profunda y extensa reforma de la Organización de los Estados Americanos, y aboga por una mayor democratización en el funcionamiento del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y otras instituciones financieras internacionales.
La Resolución también postula la creación de un fondo fiduciario a cargo de Naciones Unidas, para apoyar la acción climática en los países en desarrollo, con contribuciones periódicas de Estados Unidos.
No será fácil que la Resolución No. 943 sea aprobada en la Cámara de Representantes, pero la actual coyuntura geopolítica es propicia para que los políticos estadounidenses reflexionen sobre el empantanamiento de su política exterior en Ucrania, Medio Oriente y África.
Lamentablemente, quienes han ejercido un poder internacional basado en la coerción económica y militar, no acaban de asumir que el mundo ha cambiado, y el multilateralismo es una realidad que llegó para quedarse, aunque tarde algunas décadas para imponerse.
Casi simultáneamente a la presentación de esta Iniciativa, la administración Biden instó a los gobiernos de Latinoamérica a tener cautela con respecto a su relación comercial con China, para no quedar a merced del gigante asiático, según declaró en una entrevista realizada por el medio La Tercera Kevin Sullivan, Vicesecretario de Estado Adjunto para Brasil, el Cono Sur y asuntos andinos, de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental.
La pregunta obligada que Demócratas y Republicanos deben hacerse es por qué China gana terreno en América Latina, mientras Estados Unidos retrocede. El interés de China por América Latina es muy grande; entre 2005 y 2020, las empresas chinas y de Hong Kong realizaron 150 fusiones y adquisiciones en la región, que representaron un total de US$ 83,000 millones. Así, pasaron de ser 1,7% del total de estos negocios en América Latina a representar 16,3% del total entre 2015 y 2019.
Después de dos siglos de vivir bajo la Doctrina Monroe, que contraviene el Derecho internacional, avasalla la soberanía y la libre determinación de los Pueblos latinoamericanos, podemos afirmar que el viejo orden unipolar no termina de morir, mientras el Nuevo Orden Multipolar no termina de nacer, por lo que nos tocará sufrir una transición violenta y con resultados inciertos, en la que a los desheredados de la tierra nos tocará sentar las bases de una doctrina de fraternidad universal, que nos permita apropiarnos del futuro.