Iniciamos el 2024 con ilusiones de cambio. Lo vivido el 14 de enero fue intenso. Para los que no somos juristas, ese conjunto de justificaciones que dan los representantes de la Vieja Política, esto es, los representantes del Pacto de Corruptos en el Congreso, resultan inentendibles y cuando se observa la lucha férrea, en principio por no permitir la toma de posesión del presidente Arévalo y luego de tener control sobre la junta directiva del Congreso de la República lo vemos como inaudito.
¿Cómo es posible que tengan el cuero de inventar una comisión adhoc inconstitucional que se ponga las tareas que ya se le han delegado con claridad al Tribunal Supremo Electoral? ¿Cómo es posible que la misma reina de la impunidad, la exministra de relaciones internacionales, que no solamente no tiene formación diplomática, sino que carece totalmente de valores éticos y capacidad para estar en el Congreso, la misma Sandra Jovel se atreva a dirigir el golpe de estado en cámara lenta?
Ya habíamos empezado a atender las prioridades, empezábamos a ordenar la casa. Por primera vez en muchos años, décadas, tenemos un presidente estadista, un político ejemplar. Escuché su discurso de toma de posesión y escuché el discurso a la tropa, al ejército de Guatemala. Debo confesar mi aversión al ejército y confesar mi creencia de que es un gasto innecesario, de tal forma que he preferido siempre la visión de Costa Rica al respecto de las fuerzas armadas. Pero este discurso del presidente Arévalo fue magistral. En dicho discurso da una visión amplia del papel del ejército en un país democrático. Sentía yo entonces que empezábamos a funcionar de nuevo como un país democrático, sabiendo que el Pacto de Corruptos había hecho un esfuerzo supremo el domingo recién pasado para evitar dos cosas: la toma de posesión del presidente y la pérdida de la Junta Directiva del Congreso de la República y no lograron ni lo uno ni lo otro. Creí que la chamarreada de los «pichones» de Semilla era suficiente.
El golpe de estado en cámara lenta fue, y es, una realidad en Guatemala. Los golpistas se mostraron con todo este domingo 14 de enero cuando hicieron el ridículo a nivel nacional e internacional al atrasar de forma maliciosa el proceso de toma de posesión tanto de los diputados de la X Legislatura como del mismo presidente de la república. Enredaron todo. Al final, ya de madrugada, el congreso se conformó y la nueva junta directiva del nuevo congreso también. Ahora resulta que no. La Corte de Constitucionalidad resuelve un amparo más espurio que el mismo Miguel Martínez. Como la falsa narrativa que construyeron desde aquella noche triste, para los corruptos, del 25 de junio del 2023, día del maestro, cuando Semilla les dio una lección de vida a los corruptos. Desde entonces crearon unas docenas de casos falsos que nunca llegaron a nada, pero obligaron y obligaron a jueces a iniciar procesos, tal el caso de las firmas falsas.
Lo de las firmas falsas es un cuento chino del Ministerio Público. El caso viola primero la jurisdicción del Tribunal Supremo Electoral. Hay que recordar que el artículo 50 de la Ley Electoral de Partidos Políticos establece que, hay una persona responsable de las hojas de afiliación. En el supuesto caso que hubo firmas falsas, cosa que no han demostrado, es la persona de la hoja de afiliación el responsable, no el partido político. Pero no, se llevaron el caso fuera del tribunal electoral, lo encuadraron a la fuerza dentro de la ley del crimen organizado. ¡Vaya barbaridad! Qué forma más absurda, cínica, ilegal, injusta de judicializar la política. Encontraron en un juez corrupto de narco, actividad al tipo corrupto que vino a suspender al Movimiento Político Semilla, violando todo y de todo, para todo. Basados en ese caso espurio vinieron y armaron su caso y suspendieron provisionalmente a Semilla.
La Junta Directiva del congreso 2024 se integra parcialmente con miembros de Semilla, un partido suspendido provisionalmente porque no está cancelado. Muchas juntas directivas anteriores del congreso se han integrado con miembros de partidos cancelados. Ahora que Semilla dirige el congreso, la Corte saca toda la caballería y suspende ilegalmente a la nueva junta directiva. Legalmente, los diputados de un partido suspendido provisionalmente no deben perder sus derechos de diputados. Lo cierto es que los diputados corruptos metieron un amparo en contra de la elección de junta directiva ante la Corte de Constitucionalidad, CC. Todos esperábamos que la CC no le diera trámite a esa barbaridad, por varias razones: es un caso espurio lo de la suspensión de Semilla. Pero no, la CC resuelve el amparo y ordena la elección de una nueva junta directiva dándole los lineamientos pseudo jurídicos al congreso.
La corte se salta todos los lineamientos legales y le quita al Partido Político Movimiento Semilla su derecho a participar. Este es un regreso al autoritarismo, a ese terrible mal al que estamos tan acostumbrados. Este caso espurio es tan sucio que ni siquiera le han dado la información básica a Semilla para que se defienda. Ahora que llegamos al momento de transición, la Corte evita que Semilla dirija al Congreso. Esta respuesta express define que aquí la Corte de Constitucionalidad se cree el poder supremo en Guatemala, entiéndase la Corte Celestial. Semilla noblemente ha aceptado, pero creo que debe defender sus derechos. Lo que hace la corte de constitucionalidad es regresarnos décadas a la época, aquella triste época, en la que no había un tribunal supremo electoral independiente. Así que el golpe de estado en cámara lenta sigue su marcha. Las prioridades del nuevo gobierno son las de darle soluciones concretas a los grandes problemas sociales que vivimos, pero la agenda golpista es todo lo contrario.
Ahora, nosotros, los y las ciudadanas, ya cansados de tanta corrupción y hastiados de este ir y venir del golpe de estado, debemos respirar profundo y saber que la recuperación de la democracia será un proceso, lento, pero será recuperación al fin. Este proceso será el enfrentamiento real entre el bien y mal. Ese proceso seguirá. Habrá que evitar las viejas prácticas del soborno y la corrupción y la función nuestra, de la población, será acompañar al proceso, al gobierno. Nosotros debemos de estar pendientes de que no se pierda el fin último, mejorar la calidad de vida de los y las guatemaltecos, principalmente la de los más vulnerables. O es ahora o no será nunca Guatemala.