Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Aquel anciano de 90 y tantos años interrumpió la conversación del médico y la enfermera que le curaban: “De qué se quejan, sí ahora todo es más fácil y hay más cosas”. Los dos profesionales solo se vieron las caras. El viejo había acudido al centro de salud para que le quitaran un callo que le molestaba desde hacía 40 años y hasta ahora, tenía tiempo para hacerlo. Me entró curiosidad al oírlo. Hasta 1980 había en Guatemala menos de 3,000 médicos, hoy sobrepasan los 20,000. Desde entonces, la mortalidad infantil y materna ha bajado en 200 y 300 por ciento respectivamente, pero hay más muertos por esas causas en el territorio nacional que hace 50 años. Igual cosa se observa con la desnutrición y con los accidentes: hay más desnutridos y lisiados.

La conversación se convirtió en un monólogo del anciano que afirmó: “Hoy se vive más arriesgo y se deteriora más uno; antes cancerosos, enfermos de azúcar, ni con lupa se encontraban. No había tiempo de deteriorarse, ni de engordar, aunque si es cierto, poca oportunidad de envejecer. Antes se tenía al alcance la Mejoral para aliviarse y servía para todo, menos para el dolor de estómago que se aliviaba con sal de frutas Picot. ¡cierto!”. Yo pensé: las ventas de medicamentos no solo han proliferado en los últimos cincuenta años sino que han aumentado un mil por ciento y su variedad también. Uno de cada tres guatemaltecos ha tomado al menos un medicamento en el último mes. El anciano continuó: “Hoy la gente no es tan aguantadora, por cualquier dolorcito chilla y busca una pastilla y médico. Hoy muchos se hacen los enfermos y a pesar de que por todos lados hay clínicas, doctores, enfermeras, farmacias; la gente vive más, pero la pasan peor, todo el mundo anda bilioso”. En efecto –pensé- las estadísticas en Guatemala son de tres a uno: una de cada tres personas cada mes presenta algún quebranto de salud y en cuanto a salud mental, de eso mejor ni hablar. Me impresionó la conclusión de aquel viejo “la gente ahora se enferma de no tener que hacer, de aburrimiento, porque se la pasan o viendo u oyendo babosadas y chismeando de lo que no saben o como loros repitiendo lo que ven o leen en esos llamados móviles que más bien son fijos a los dedos. Ahora todo es mirar y oír y creo que el problema es que eso lo llena a uno de tonterías y le vacía el corazón y las ganas”. Me vino a la mente entonces una duda: ¿será que los avances médicos han cortado las riendas y el juego impetuoso del hombre por estar sano?, ¿Qué dice usted lector?

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