La cena de Navidad es uno de los momentos más importantes del año para la familia. Se espera que nadie acabe de mal humor, aunque resulta a veces muy complicado. Por eso, antes de que llegue ese gran momento, podríamos plantearnos qué temas sería mejor no tratar.
Sofía Bracamonte, experta en temas de relaciones personales y de familia, compartió con La Hora una serie de recomendaciones.
Otras Noticias:
TIPS
Comparación entre niños de la misma edad
Una de las situaciones más complicadas es cuando los padres empiezan a comparar a sus hijos con temas de estudios, colegios, deportes y cuando plantean asuntos como: «Mi hijo es el mejor en fútbol, el mío en natación», entre otros.
Este es un tema que podría volverse complicado entre los miembros de la familia.
Temas políticos
La política, los temas relacionados con la inmigración y el gobierno, son situaciones que nadie quiere discutir en un ambiente de celebración, porque podrían ocasionar controversia. Por ejemplo, que un hermano es de un partido y el cuñado de otro.
Conversaciones sobre fútbol
¿En qué reunión familiar no sale a debate el fútbol? Y ni que decir tiene cuando hay aficionados extremistas. Quizás sea más interesante para todos resaltar los valores que transmite el deporte: compañerismo, juego limpio, satisfacción personal y unidad.
Hablar sobre la escuela, colegio o trabajo
Se siente muy bien, cuando le preguntan a las personas cómo le va en el trabajo o en los estudios; sin embargo, la conversación sube de tono cuando va únicamente por esos temas, sobre todo si resulta que cada persona tiene un consejo que dar: «Yo, cuando era pequeño, hacía así los deberes…». Esto puede enfadar a más de alguno en la cena.
Críticas a compañeros, otros familiares o vecinos
Hablar en la cena de Navidad sobre lo mal que nos cae un compañero, un familiar o un vecino, o lo que poco nos gusta la profesora de un curso en específico, será recibido por los pequeños de la casa como un mal ejemplo.
Nada de temas tristes o melancólicos
Es tiempo de celebrar la Navidad, de dar las gracias por lo que tenemos, de disfrutar al lado de nuestros seres más queridos. Podemos reservar un momento de la velada para rendir homenaje a los que ya nos han dejado, también para hacer una videollamada al tío que no se ha podido reunir con nosotros, pero procuremos que el resto de los temas sean alegres.
Preguntas incómodas
«¿Estás bien? Tienes mala cara», «has engordado, ¿no será que estás embarazada?», o «¿y para cuándo la parejita?», son frases que se dicen sin mala intención, pero al terminar de decirlas en voz alta, podrías darte cuenta de que esos temas podrían ser incómodos con las familias, y nada sutiles.