Escombros de lo que alguna vez fueron las pertenencias de sus familiares retratan el asentamiento «Dios es Fiel», ubicado bajo el Puente El Naranjo, en la zona 7 de la Ciudad de Guatemala, en donde por segundo día consecutivo los familiares y amigos de 18 guatemaltecos se asoman con la esperanza de despedirse de las víctimas.
Las plegarías y las lágrimas se unen al ruido de las palas y piochas de los cuerpos de socorro, quienes mantienen esfuerzos por levantar los escombros de las casas que fueron arrasadas por el agua la madrugada del 25 de septiembre.
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EL SUEÑO DE JOSEFINA
El sobrino de Josefina Escalante, sostiene su celular con la fotografía de su tía en la que esboza una sonrisa, lo acompañan familiares y vecinos, quienes viajaron desde San Marcos al enterarse de la tragedia.
Josefina tenía poco tiempo de vivir en el asentamiento y se había mudado desde San Marcos, luego que la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos le abriera las puertas para estudiar Administración de Empresas, de acuerdo a lo narrado por su hermana a La Hora.
La pequeña casa a la orilla del río El Naranjo acogió a Josefina desde que empezó a estudiar, luego que su hermana le apoyara para mudarse, pues en la comunidad de San Marcos, de donde es originaria, no contaba con las mismas oportunidades que en la ciudad.
Con 22 años, y empezando una carrera universitaria, Josefina tenía no solo un sueño particular, sino colectivo, quería mejorar la vida de su familia, ya que “quería sacar a su familia del asentamiento”, según relató su hermana.
NO SONÓ EL TELÉFONO
Su hermana había decidido mudarse a una de las casas que recorren menos escaleras para salir a la superficie del puente El Naranjo, desde arriba le había dicho a Josefina que le llamara cuando las lluvias llegaran, pero el lunes no sonó el teléfono.
De acuerdo con uno de los vecinos del sector, Josefina dormía con audífonos puestos, por ello sospechan que la música habría ensordecido el tempestuoso río alrededor de las 2:00 de la madrugada del lunes.
A CONTRARRELOJ
Desde San Marcos, amigos y vecinos de Josefina se hicieron presentes a “Dios es Fiel”, entre oraciones y lágrimas, esperan que los cuerpos de socorro den la noticia de que el cuerpo fue encontrado.
Sin embargo, están a contrarreloj, este miércoles vencen las 72 horas contempladas para la búsqueda, por lo que los cuerpos de rescate deberán finalizar las labores, y cuando la noche caiga sobre el asentamiento deben parar la búsqueda y retomarla al día siguiente.
Dentro de una de las viviendas, sentados en un sillón, la familia de Josefina se mantiene a la espera, mientras que afuera, dos vecinos de San Marcos elevan sus oraciones para encontrarla y despedirse una última vez.
RECUERDAN LA ÚLTIMA NOCHE
Al asentamiento también se acercan familiares de los sobrevivientes, Iván López González, recuerda el relato de su hermano, Wilson, de 18 años, sobre la noche de la tragedia.
Iván subrayó que el día de la tragedia se encontraban en la vivienda, su hermano y sus hermanas, Jenifer Xiomara, de 23 años y Emily Juliete, de 12, pero que él ya no residía en el lugar, sino llegaba ocasionalmente.
Al igual que Iván, sus hermanos conocían el constante miedo que generaba la crecida del río derivado de las lluvias, por ello, es que luego de escuchar los primeros estruendos, alertaron a varios de sus vecinos.
Sin embargo, con tristeza recuerda a varias de las víctimas de la familia Matías, una de las cuales incluso era compañera de su hermana, al mismo tiempo que reprochan a las personas que buscan beneficio de la tragedia. “Yo preferiría que se hubiera hecho lata mi casa y que la gente viviera”, menciona.
LIMA: LO QUE QUIEREN ES RECUPERAR LOS CUERPOS
Asimismo, Silvia Lima, integrante de la Comisión de Intervención de Crisis y Apoyo Psicosocial del Colegio de Psicólogos, aseguró que estas personas lo que quieren es recuperar los cuerpos de sus seres queridos.
«Ellos tienen comida, pero no comen. Lo que nos dicen es ‘queremos que recuperen los cuerpos de nuestros familiares’. Entonces la vulnerabilidad de cómo se sienten, impotentes porque no logran localizar a sus seres queridos, ni los cuerpos de socorro. Eso impacta a las personas». explica Lima.
Según la psicóloga, una de las escenas que más impactó ocurrió el lunes, cuando los niños estaban escribiendo en el piso los nombres de sus amigos y de sus familiares desaparecidos. «Ver estas escenas nos hace sentir impotentes y nos pone la piel de gallina», afirmó Lima.
CONSUELO A LOS DOLIENTES
Mientras tanto, en distintos lugares de la comunidad, junto a los familiares de los desaparecidos, también se observaba a pastores, sacerdotes y laicos, quienes hacían oraciones junto a ellos en busca de llenarlos de consuelo y paz.
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LOGRAN SACAR A MUJER ATRAPADA
Una de las tareas más difíciles que enfrentaron los socorristas fue sacar el cadáver de una mujer que quedó atrapada por las rocas. Aunque el cuerpo fue descubierto desde el mismo lunes, la manera como quedó, imposibilitó sacarla hasta pasadas las 3:00 de a tarde del martes.