Pedro Pablo Marroquín Pérez
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La declaración de ayer de Salvador Estuardo González, alias ECO, se da luego que éste se dio cuenta que, una vez utilizado, fue dado de baja deshonrosamente de la estructura denominada “La Línea”, y sin duda alguna deja muy mal parados a muchos, en especial a Otto Pérez Molina. ECO fue el hombre de confianza de Roxana Baldetti, pero también llegó a ser el operador del expresidente y se convirtió en asesor de su familia.
Aquí en La Hora desde un inicio dijimos que el verdadero cabecilla de la banda no era Juan Carlos Monzón sino ECO y que en él estaba la clave para todo el caso que la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público habían presentado.
Pensar que con Pérez empezó la corrupción es de ilusos y es aún de más ingenuos pensar que con el presidente mano dura (pero para los negocios) acabará esta ola de hueveos y saqueos que han afectado al país por décadas.
Pero debemos entender que nuestro glorioso sistema nos permite tener a alguien como Pérez, capaz de apadrinar y liderar toda una compleja estructura de saqueo y todo porque la señora por la que perdió la cabeza y el decoro, Roxana Baldetti, le decía que la operación era un gran negocio que ofrecía impunidad total.
Las dos campañas del Partido Patriota fueron campañas millonarias en las que sus máximos líderes empeñaron su alma al diablo y una vez en el poder, fueron tantos los compromisos adquiridos que la única prioridad se volvieron los negocios.
Emborrachado por el poder, Pérez cometió dos graves errores: se peleó con sus malévolos amigos (que lo ensalzaron durante la campaña) aquellos que al no llegarles al precio se convierten en sus peores enemigos (aunque antes de caer hicieran las paces) y no se aseguró de contratar a los “gurús” del poder tradicional que convierten los robos en “legales negocios” y que, además, asesoran en cómo se debe ir gastando la fortuna.
Pérez y el PP, con poder en el Congreso, se lanzaron por todo (cortes, MP, CGC, TSE, entre otros) tal y como lo han hecho todos los presidentes de la era democrática, pero no contó con que prorrogar a la CICIG y decir que él había pedido las investigaciones, no iban a detener las pesquisas.
Ahora no es momento de hacer leña del árbol caído, pues nos toca entender que nuestro sistema nos permite que los Pérez Molina existan a sus anchas y que aquí, como en el narcotráfico, solo hemos salido de unos nombres (Pérez, Baldetti, Baldizón) pero la estructura está intacta para que el próximo gobierno, el próximo Congreso y los futuros alcaldes sigan haciendo de las suyas.
Los que quedaron y los que están en contienda no son brutos y saben que ahora toca reinventar las formas de hacer los negocios, nada más, porque con los incentivos del sistema y con los compromisos adquiridos con los financistas, erradicar el negocio no es una opción.
A la gente le molesta lo burdo, pero no el negocio bien estructurado, eso está claro, aunque tan dañino es uno como el otro y usted debe entender que si por fin se hartó de vivir en estas condiciones, su voz debe clamar fuerte y claro por cambios al sistema.
Cambios que de paso debe aprobar el oprobioso Congreso y que entre otras cosas implican reformas a la Constitución en especial en el tema de la justicia y las maneras de elección, reformas electorales, a la ley de compras, al servicio civil, a la ley de probidad y un largo etcétera.
Nunca antes el futuro ha dependido tanto de usted y de su voz.