Ni para el político ni para el funcionario público, es fácil tomar partido por programas establecidos y por establecer. Toda la duda se plantea en dos sentidos: ¿tendrá el efecto esperado? ¿cómo investigamos realmente los efectos? Pero también surgen preguntas que se desearía contestar en base a la calidad y sistema de vida de beneficiarios y no beneficiarios; por ejemplo, en intervenciones laborales ¿Este esfuerzo permitirá que más personas puedan ganarse la vida? ¿La nueva forma de trabajar conducirá a menos delincuentes juveniles? ¿Y qué pasa con las consecuencias negativas?
A mi entender, resulta claro que un ejercicio como es el traspaso de líneas de organización y ejecución de un gobierno y sus instituciones, visto desde el punto de vista administrativo, es no solo una forma de trasladar poder sino aclarar organización y funcionamiento. Pero seamos un poco pragmáticos para nuestros lectores; ese ejercicio debe permitir al nuevo cuadro de mando gubernamental: 1º Conocer la complejidad de las actividades del accionar institucional con producto: diagnóstico organizacional. 2º Entender la perspectiva de diferentes actores involucrados en las actividades de las instituciones, acerca de su funcionamiento y estructura organizacional, para encaminar la investigación de reingeniería de personal y las modificaciones al respecto. 3º Conocer actores y actividades de las instituciones, sus relaciones y lograr un entendimiento profundo de la organización que se tiene y desea con sus convergencias y divergencias. 4º Definir en conjunto (entrantes y salientes) las posibles causas de fallas de todo tipo en la operación de las instituciones, por ineficiencias en la estructura organizacional. 5º Analizar y rehacer (entrantes y salientes) recomendaciones sobre los puntos críticos a nivel organizacional encontrados durante el ejercicio.
Y ¿qué nos interesa al público como resultado de ese ejercicio? Esperamos y somos claros: un nuevo planteamiento de hábito de administrar las instituciones del Estado y de optimizar recursos y volver más eficiente su accionar. Si eso lo logra esta actividad de traspaso, estaremos más que satisfechos con ella. Queremos que se asegure que en nuestras instituciones especialmente las de actividad social, el ciclo de ascenso neutralice su ciclo de descenso e ineficiencia en que se encuentran. A nuestro entender y saber, el fracaso de las instituciones de Estado para sobrevivir, cumplir con su mandato y prosperar a corto y largo plazo, no se debe a la falta de ideas innovadoras, se debe a la corrupción de todo tipo que las invade y a la falta de un personal muchas veces comprometido e indebidamente preparado.
Y entonces ¿qué le pedimos a los meros cabezones? que los funcionarios ejecutivos actuales (hay buenos) y nuevos (estos seguramente buenos) que piensan instalar, lo hagan pensando en rediseñar su organización (sus sistemas de trabajo, procesos, sistemas de recursos humanos, cultura y comportamiento de liderazgo) para permitir que surjan nuevas ideas y tecnologías que beneficien a la población, no a privilegiados de siempre y a amigos de los mandatarios y sus funcionarios.