Alejandro Giammattei jugó bien sus cartas. Salió rápido a reconocer a Bernardo Arévalo pero sus gestos recordaron aquel famoso “Te apoyamos Willy” que le dijo a Guillermo Castillo cuando en simultáneo él mismo estaba operando en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para que avanzara un antejuicio en contra de su Vicepresidente.
El Presidente y Miguel Martínez no quieren que asuma Arévalo porque no tienen garantías que podrán gozar en paz e impunidad de los réditos del poder, pero no quieren quedar como los “malos de la película”.
Y ahí, es donde la famosa carta de renuncia sin fecha que Consuelo Porras habría tenido que firmar para poder ser reelecta, cobra todo el sentido del mundo porque la Fiscal General también sabe que se lo está jugando todo, porque ella y su equipo se han volado tanto la barda.
Ella juega sus cartas porque sabe que pudo haber tomado otro rumbo en el campo de la legalidad, pero además, sabe que si no hace lo que Giammattei y el Centro de Gobierno quieren, puede amanecer un día con la noticia que presentó la renuncia al cargo.
La Presidencia y el Ministerio Público (MP) niegan la existencia de esa carta, pero si no existe, ¿qué detiene a Consuelo Porras a mirar la corrupción del gobierno de Alejandro Giammattei con las ganas con las que mira el proceso electoral?
Si la carta no existe, ¿por qué no se interesa en saber qué negocios han hecho Giammattei y Martínez con la misma gana con la que trabaja para ignorar la voluntad y la voz del ciudadano expresada en las urnas?
Porras hoy dispara como quiere porque nada le impide que use las armas a su antojo y por eso se siente a la libre queriendo socavar la democracia de Guatemala. La relación/carta que tiene con Giammattei mal que bien también la dejaba en paz porque así como ella no miraba a la corrupción gubernamental, la otra parte tampoco está viendo las formas en las que muchos en el MP han regresado a operar.
Se ha hablado de las necesidades de acuerdos partiendo que Bernardo Arévalo asumirá el 14 a las 14, pero viendo las cosas, el primer acuerdo debe ser que el MP no descarrile la democracia, que respeten la voluntad de millones que acudieron a las urnas y que no den un Golpe de Estado Judicial.
Viendo cómo se dan las cosas, la supuesta carta de renuncia cobra sentido y hace aún más sentido que Porras deje que gente como Rafael Curruchiche sea quien de la cara.
La gran pregunta es si la sociedad, es decir los diversos sectores, van a dejar que Giammattei, Martínez y Porras hagan lo que se les dé la gana con las elecciones. Si consuman eso, le podemos empezar a decir adiós a la “estabilidad macroeconómica” de la que tanto se ha hablado.
El famoso sistema informático para la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) ha sido un flanco de ataque, pero la verdad es ridículo que vayan tras eso porque en Guatemala lo que vale es el acta 8 y si cotejan todas las actas va a pegar con lo que dijo el TREP porque el sistema funcionó bien.
Lo que les molesta, en esta segunda vuelta, es que muy rápido se dieron los resultados preliminares y ni tiempo de gritar fraude les dio. Esperaban tener algo para gritarlo tipo 12 de la noche como lo hicieron en la primera vuelta, pero aquí los medios pudimos declarar ganador porque la tendencia a las 19:30 horas era irreversible.
Doña Sandra esperaba tener su narrativa de fraude pero como todo funcionó bien, canceló su conferencia de prensa, le puso candado a su cuenta de X y ahora fraguan en secreto las jugadas para burlarse de la gente y acabar con la democracia tras el ejercicio en las urnas.
El primer acuerdo si queremos reencauzar Guatemala, es que Giammattei, Martínez, Torres, Porras, Curruchiche y Cía. no maten la democracia de este país.