Hace pocos días, tuve acceso a un Tik Tok, en el cual las Autoridades Ancestrales de los pueblos indígenas de Guatemala presentaron un planteamiento al Ministerio Público con relación al proceso electoral que está en marcha.
Como mestizo que soy, al escucharlos, me convenzo cada vez más que en nuestro país convivimos diferentes pueblos y que, por consiguiente, el Estado debería ser concebido como plurinacional. Y también confirmo que esta definición de ninguna manera nos fragmenta, sino que nos une.
La sabiduría de las Autoridades Ancestrales se expresa en la forma y en el contenido del referido video.
Su forma se manifiesta en lo pausado al hablar, en su respetuosa pero firme alocución, sin atisbo de ninguna intención de ser “políticamente correctos”, pero tampoco agresivos, así como en la lógica que articula su exposición. De igual manera, su vestimenta refuerza la autenticidad de lo que dicen.
Y en términos de su contenido, comenzaron por pedir que las autoridades “actúen de acuerdo a las leyes, porque de no ser así, estarían facultando al pueblo también a que actúe sin respetar las leyes”. Dijeron que su comparecencia era para “darle vida a nuestra frágil democracia “. Esto lo afirman sin dejar de señalar que no hemos tenido una verdadera democracia. Exigieron que se respeten las leyes y los derechos ciudadanos y que “dejen de torear al pueblo”, porque puede llegar el momento en el cual “el pueblo puede salir”. Explicaron que, por la paz de Guatemala, por el futuro en el cual van a vivir nuestros hijos, piden que “las autoridades actúen legalmente”, que al menos “respeten las leyes que están dadas”.
Advirtieron que si se viola lo dispuesto por el TSE “se estaría echando por los suelos la democracia en Guatemala”.
Ante lo que está aconteciendo, pidieron “calma al pueblo de Guatemala, pero atentos a la vez, porque no queremos que …la democracia se eche a perder”. La Autoridad Ancestral que habló dijo “no venimos a pedir alboroto, no venimos a pedir que se use la violencia, pero vuelvo a decir, existe la paciencia, pero el pueblo en cualquier momento puede perder la paciencia…”.
Quiero decirles estimados lectores, que la intención que tengo al escribir esta columna no es sólo reconocer la sabiduría de las autoridades ancestrales. Es también señalar la nueva oportunidad histórica que tendremos los guatemaltecos si se realiza la segunda vuelta y triunfa Bernardo Arévalo, en el sentido del espacio que se abriría para, una vez más, intentar acuerdos nacionales en torno a dos grandes temas: la democracia y el desarrollo.
Si las autoridades ancestrales, que representan la visión de un pueblo que es excluido de un Estado que realmente no los reconoce, tienen la madurez y voluntad política de defender la democracia con todas las grandes limitaciones y exclusiones que tiene para ellos, esta actitud evidencia que hay condiciones para intentar lo referido: acuerdos nacionales.
Y, al mismo tiempo, nos han enseñado que la paciencia es fundamental, para que no haya “alboroto” que justifique la represión golpista, pero que ella tiene un límite; y que “torear al pueblo” puede tener como resultado una tremenda convulsión social con resultados catastróficos. Su sabio discurso al respecto podría sintetizarse en la frase que dijeron “calma pueblo de Guatemala, pero atentos a la vez”. No es que llamen a la desmovilización social, llaman a luchar por los derechos ciudadanos, pero sin caer en provocaciones. Cada acción tiene su tiempo.
