Un nuevo estudio que ha evaluado cómo el cambio climático y la evolución de la sociedad podrían afectar a la calidad de las aguas superficiales hasta finales de siglo utilizando un nuevo modelo global, reclaman «medidas proactivas» para proteger la calidad de estas aguas en todo el planeta, según publican en la revista ‘Nature Water’.
A medida que la población mundial sigue creciendo, garantizar el acceso a agua limpia y segura se ha convertido en una preocupación cada vez más importante, pero se sabe poco sobre cómo cambiará la calidad de las aguas superficiales en el futuro.
Investigaciones científicas recientes han arrojado luz sobre los retos potenciales a los que puede enfrentarse la calidad de las aguas superficiales en los próximos años, especialmente en el África subsahariana.
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«Aunque se prevé que la calidad de las aguas superficiales mejore en la mayoría de los países desarrollados, hay una advertencia importante: las perspectivas para las naciones más pobres son sombrías», señalan.
El nuevo estudio ha proyectado un aumento de la contaminación de las aguas superficiales en el África subsahariana. Estas conclusiones ponen de relieve la necesidad de adoptar medidas proactivas para proteger los recursos hídricos superficiales y salvaguardar el bienestar de las comunidades.
El trabajo, dirigido por Edward Jones, investigador de la Universidad de Utrecht (Países Bajos), subraya la importancia de un desarrollo equitativo y sostenible, sobre todo en las regiones que previsiblemente experimentarán los mayores desafíos. Utilizando un nuevo modelo global, evaluó cómo el cambio climático y la evolución de la sociedad podrían afectar a la calidad de las aguas superficiales hasta finales de siglo.
«Independientemente del cambio climático y del escenario socioeconómico, se producirá un fuerte aumento del número de habitantes del África subsahariana expuestos a una mala calidad de las aguas superficiales –advierte Jones–. Este patrón no se reproduce sistemáticamente en ninguna otra región del mundo».
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Incluso en el escenario futuro más optimista, el número de personas expuestas a superaciones de las concentraciones de contaminantes en el África subsahariana se duplicará con creces. Por otra parte, según las hipótesis más pesimistas, el número de personas expuestas a la mala calidad de las aguas superficiales puede multiplicarse por cinco.
«Con la combinación de la fuerte degradación de la calidad del agua y el drástico aumento del número de personas expuestas a la mala calidad de las aguas superficiales, nuestro documento concluye que el África subsahariana se convertirá en el punto clave de la contaminación de las aguas superficiales en el futuro», añade.
Según Jones, los retos son múltiples. Las enfermedades transmitidas por el agua contaminada con patógenos pueden suponer un riesgo importante para las poblaciones humanas. Con una población mundial en aumento, la disponibilidad de agua de buena calidad para el riego es de suma importancia.
Además, la producción de energía, clave para el desarrollo mundial, puede verse obstaculizada por una combinación de bajos niveles de agua y altas temperaturas. Así pues, el estudio subraya la importancia de limitar tanto el cambio climático como la contaminación antropogénica del agua para salvaguardar en el futuro tanto los medios de subsistencia humanos como la salud de los ecosistemas.