Flaminio Bonilla Valdizón
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Seguimos. B) Y siempre la dinastía poderoso y político el clan familia ARZÚ con Álvaro Arzú Irigoyen (RIP), la vieja guardia heterodoxa y rudimentario con tradición arcaico -Movimiento de Liberación Nacional- (MLN), con el feudalismo, el monopolio de la tierra y del agua, siempre fue un prepotente, soberbio, iracundo e intolerante, todos los Arzú están allegados a los militares y ciertos sectores de poder económico, en quien se reconoce habilidad y capacidad de maniobra y manipulación, su ideológica radical extremista, sin arraigados ni principios de conceptualización política es el garrote. No tienen coincidencias programáticas e ideológicas, es NEFASTO con este grupo y se retornan otra vez el Partido Unionista y Partido VALOR de la señora Ríos Sosa, siguen los ladrones, los pícaros, los corruptos y asesinos que tiene el oportunismo y la incapacidad política, lo forman sus partidos que ahora son una trinca infernal, que los guatemaltecos NO podemos hacer mismo de siempre: corrupción, impunidad, saqueo, abuso, prepotente, vanidad, derroche, deshonestidad, latrocinio, etc.
Otro corrupto más, Álvaro Enrique Arzú Escobar, es un noble, un aristócrata de sangre azul. Todo un deshonesto, un hipócrita y farsante. El heredero es igual que “papi” corrupto, abusivo, descarado, un dinosaurio. Su vástago su “tata” es Arzú Irigoyen fue un oligarca, tienen linaje, unos “patricios”, “todos son la Oligarquía guatemalteca está conformada veintidós (22) familias con vínculos maritales” (*). «Hasta medios del siglo XVIII la corona española permitió emigrar a América a los vascos y a los catalanes. En poco tiempo, la mayoría de estos recién llegados se casó con mujeres de la elite criolla y constituyeron nuevos negociar; algunos amasaron grandes fortunas y, al poco tiempo, eran los líderes de sector social, como las familias Aycinena, Valladares y Beltranena (vascos) y Matheu, Arzú, Alejos (catalanes)» . . . «Como cabía esperar, particularmente en un «pequeño reino», ese grupo social que reivindicaba «pureza de sangre» era-y en buena medida sigue siendo- profundamente endogámico, de manera que a la vuelta de dos o tres generaciones todos eran parientes de todos». Las principales familias, una oligarquía chapín son tipos sujetos sin ética ni moral; tienen una clase social privilegiada, los millonarios, los latifundistas y los dueños de propiedades. El maestro Edelberto Torres-Rivas (RIP), uno de los prominentes sociólogos del país, dijo que no ha existido una auténtica burguesía, “por ello prefiere usar el término oligarquía para referir a la élite social guatemalteca.”
Como los Arzú o los Alejos, a los fatuos, arrogantes, altivos, coléricos e intolerantes; los que se creen poseedores de la verdad absoluta, la actitud típica que quieren tapar el sol con un dedo, con la actitud de toda esa corte de serviles y aduladores, de lambiscones y lacayos. Yo les digo los “oligarquitas” como Álvaro Arzú Escobar y Felipe Alejos Lorenzana, este –Felipao- es tío abuelo de Roberto Alejos Arzú, un político, banquero, finquero, que hizo más rico con millones de dólares con mercenarios gringos y guatemaltecos, con una operación militar y tropas con 1500 exiliados cubanos entrenados y financiados por la CIA, en esta Finca Helvetia, Retalhuleu, esto se dio el año 16 de abril de 1961, desembarcan en Playa Giran en la Bahía de Cochinos. Fue “un fracaso perfecto”, estos planes defectuosos de los EE. UU y Fidel Castro en sólo tres días la invasión fue derrotada. O sea que este “Felipao” que tienen mucha corrupción con su familia. Por ello Álvaro Arzú y Felipe Alejos son familia de esos Arzú, Alejos, Batres, Díaz-Durán y Arzú, Alejos, Azmitia, Castillo, Herrarte. Son preclaros políticos, aristócratas con linaje, con corruptela. Los más rostros más visibles del “Pacto de Corruptos” son el Junior Arzú y Felipao Alejos uno de los caciques; estos tipos políticos vende-patrias, a la conservadora oligarquía criolla, aquellos como estos que ha sumido a Guatemala en la mayor de la pobreza.
Guatemala está ya cansada de cínicos, fariseos, incoloros y prepotentes; Guatemala está hastiada de la corrupción y de la deficiencia; Guatemala está urgida de seriedad y de compromiso; Guatemala necesita mujeres y de hombres responsables y que presten oídos al consejo y a la directriz, encaminar el rumbo de la nave por senderos de justicia y libertad, seguridad y desarrollo, honestidad y valor. Gobernar es un compromiso de conciencia, una acción de conjunto en la búsqueda del bien común y de la solidaridad. Gobernar es armonizar el capital y el trabajo. Gobernar es dar seguridad a la ciudadanía. Gobernar es equilibrar la balanza de la Justicia de la diosa Temis. Somos una Nación en búsqueda de una real y auténtica democracia. Un líder tiene el deber y la responsabilidad de salvaguardar la libertad de todos los ciudadanos, de servir de fortaleza frente a todos los embates contra el albedrío e independencia. “Es nuestra democracia su código es proporcionar al pueblo todos los hechos que le permitan adoptar sus propias decisiones y proceder en su propio interés”
Necesitamos un dirigente que capitalice al gran electorado, con carisma y liderazgo auténtico y real y ello es irresponsabilidad de los partidos políticos serios, que jamás se preocuparon por habilitar y preparar nuevos prospectos con miras al futuro político de la Nación. Que tenga el camino como Nación en la dirección política correcta, con fuerza y visión, con nacionalismo, con decencia y honestidad.
Las circunstancias históricas de Guatemala, han sido aceleradamente cambiantes en las últimas décadas, y en algunos momentos los hombres adecuados realizaron los cambios necesarios y adecuados; pero ahora, el Pueblo de Guatemala, tiene ante sí una de las más graves, si no la más, de las crisis institucionales de su historia, y no se encuentra al líder, al dirigente que logre encaminar en dirección correcta, con nortes claros y precisos la reconstrucción del resquebrajado edificio de nuestra institucionalidad, un hombre o grupo de hombres que emprendan una acción política y una dinámica social que tenga como primera preocupación a la persona humana.
Esto no es nada novedoso, muchos lo hemos repetido hasta la saciedad, pero los grupos de poder siempre les prestan oídos sordos a estas advertencias. Los guatemaltecos estamos sentados en un polvorín porque quienes han conducido a la Nación en los últimos años, sumieron y tienen sumido al País en la más absoluta y vergonzante de las miserias.
(*) Oligarquía y élite económica guatemalteca. Un análisis de redes sociales. Sociedad y Discurso. Número 30:50-70 Guillermo Díaz. Universidad Rafael Landívar, Guatemala. godiaz@url.edu.gt
Continuará