Víctor Ferrigno F.
En este mes de marzo, se conjugan cinco hitos en la geopolítica mundial, que perfilan que se está conformando un Nuevo Orden Multipolar (NOM): la declaración de EE. UU. que la República Popular China constituye el principal desafío para su hegemonía global; la consolidación del poder político y militar de Xi Jinping al ser elegido, para un tercer periodo, presidente de la República Popular China y presidente de la Comisión Militar Central, en la XIV Asamblea Popular Nacional; la reconciliación de Irán con Arabia Saudita, con mediación de la República Popular China; la desestabilización económica, energética y militar de la Unión Europea, por la guerra en Ucrania; y el inicio de una serie de quiebras bancarias en EE. UU. que presagia una crisis financiera mundial.
El informe de Evaluación Anual de Amenazas, compilado por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, revelado el 8 de marzo, postula que «La República Popular China, que desafía cada vez más a Estados Unidos económica, tecnológica, política y militarmente en todo el mundo, sigue siendo nuestra prioridad sin precedentes», afirmó la directora de Inteligencia Nacional estadounidense, Avril Haines, informó la agencia Reuters.
El informe evalúa que el gigante asiático juega un papel «central para las cadenas de suministro globales» cuando se trata de semiconductores, minerales de tierras raras, baterías, paneles solares y productos farmacéuticos”. Este contexto «podría representar un riesgo significativo» para las economías occidentales, en caso de que China sea «capaz de aprovechar hábilmente su dominio para obtener ganancias políticas o económicas», advierte.
En respuesta a estas declaraciones, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, culpó a Estados Unidos de aumentar las tensiones entre Washington y Pekín y afirmó que si la Casa Blanca no cambia de rumbo habrá «conflicto y confrontación».
«La percepción y las opiniones de EE. UU. sobre China están gravemente distorsionadas. Considerar a China como su principal rival y el desafío geopolítico más importante […] el resultado es que la política de EE. UU. sobre China se ha desviado por completo de la vía racional y sensata», declaró el canciller en una conferencia de prensa celebrada en el marco de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional.
En este contexto, es evidente que la confrontación entre EE. UU. y China será inevitable, y que sus efectos serán enormes, y conducirán a un Nuevo Orden Multipolar (NOM), pues el coloso del norte pierde incidencia en la geopolítica mundial.
Mientras EE. UU. se debate en una creciente crisis política, económica y social, asistimos a la consolidación del poder político y militar de Xi Jinping al ser elegido, el pasado 10 de marzo, para un tercer periodo, como presidente de la República Popular China y presidente de la Comisión Militar Central, en la XIV Asamblea Popular Nacional. De esa cuenta, se incrementa la incidencia de Xi en el Estado, en el ejército y en el Partido Comunista Chino, lo que le da una gran capacidad de maniobra para accionar en un nuevo orden mundial, que debe ser multipolar, según ha declarado.
Una de las primeras muestras de esa capacidad de gestar iniciativas geopolíticas nodales, fue la eficiente mediación de China en la reconciliación de Irán y Arabia Saudita, después de una ruptura de siete años. De consolidarse, este histórico acuerdo cambiará la geopolítica en el Oriente Medio, y tendrá gran incidencia en los 57 países que conforman la Organización de Cooperación Islámica, que cuenta con un PIB nominal de 9.9 millones de millones de dólares y una feligresía de más de mil 900 millones.
Este logro político de Xi Jinping es el resultado de varios años de un paciente trabajo diplomático, conjugado con vastos programas de asistencia técnica, especialmente en infraestructura, con las tres Rutas de la Seda, telecomunicaciones e inteligencia artificial. La empresa china Huawei ha contribuido en la instalación de las redes de tecnología 5G en la mayoría de países del Golfo Pérsico, a pesar de la reticencia de EE. UU.
La principal preocupación de los países de occidente es la previsible incorporación de Irán y Arabia Saudita a los BRICS+, y el incremento de su influencia en la OPEP+, en el marco de una grave crisis energética mundial. Esto facilitará que los BRICS y otros bloques regionales le disputen a EE. UU. su hegemonía en vastos territorios.
Alguno de los efectos inmediatos del acuerdo entre Irán y Arabia Saudita es que China ya es considerada un actor de primer orden en materia de seguridad mundial, así como haber defenestrado el intento de EE. UU. e Israel de conformar una suerte de OTAN del Medio Oriente contra Irán, apuntalar la paz regional, y avanzar hacia un Nuevo Orden Multipolar, con actores de primer orden que no forman parte de la OTAN.
Las dimensiones territoriales, económicas y poblacionales de ambos países reconciliados evidencian los previsibles efectos del acuerdo: Irán tiene una extensión de más de 1.6 millones de kms. cuadrados, 87.5 millones de habitantes, y su economía ocupa el 14vo. lugar mundial; cuenta con el 10% de las reservas probadas de petróleo del mundo y el 15% de sus reservas de gas, ha hecho grandes avances en los diferentes sectores, incluyendo el aeroespacial, las ciencias nuclear y médica, así como las investigaciones con células madre y la clonación. Mientras que Arabia Saudita cuenta con una superficie de más de 2.15 millones de kms. cuadrados, su población es de 36 millones, su economía alcanza el 20vo. lugar mundial, y cuenta con las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo, después de Venezuela.
El acuerdo iraní-saudí se corresponde con el concepto de seguridad colectiva de Rusia para el Golfo Pérsico, declaró a la agencia Tass Leonid Slutsky, vocero del Comité de Relaciones Exteriores de la Duma (Parlamento) Rusa.
Como ya he analizado en anteriores artículos, la guerra en Ucrania, que tiende a alargarse, ha provocado la desestabilización económica, energética y militar de la Unión Europea, que ahora se ha agravado con la inflación, el hambre y la recesión, generando crecientes alzamientos populares. Tal situación es insostenible, y los actores tendrán que encontrar una solución negociada al conflicto.
Las quiebras de Silicon Valley Bank y Signature Bank fueron la segunda y tercera fallas bancarias más grandes en la historia de los Estados Unidos, solo menores que el colapso del banco Washington Mutual, durante la crisis financiera de 2008. Las medidas decretadas por la Reserva Federal (FED), para contener la inflación, producto de la pandemia y la guerra en Ucrania, entrañan una crisis financiera que amenaza con propagarse, aumentado así la amenaza de la recesión.
El viejo orden unipolar no termina de morir, mientras el Nuevo Orden Multipolar no termina de nacer, por lo que nos tocará sufrir una transición violenta y con resultados inciertos, en la que a los desheredados de la Tierra nos tocará sufrir la peor parte.