Ayer en el Banco de Guatemala se presentó el informe sobre el análisis que el Fondo Monetario Internacional hace de la situación en el país y en el mismo se hace un reconocimiento a los aspectos positivos de la macroeconomía del país, destacando su capacidad de resistencia ante los embates causados por los disturbios internacionales que han tenido tremendos efectos en el mundo entero. El Fondo estima que acciones como el aumento de las tasas de interés han sido positivas para contener la inflación y que hubo un crecimiento económico significativo en las condiciones actuales. A diferencia de lo que hacen nuestras autoridades económicas y monetarias, se reconoció la importancia de las remesas familiares que, junto al crédito al sector bancario, contribuyeron a mantener sólido el consumo y permiten gozar de amplias reservas monetarias internacionales.
Pero es importante la coletilla del análisis, puesto que tras reconocer los aspectos positivos, hacen importantes recomendaciones y entre ellas destacan la necesidad de aumentar esfuerzos para mejorar la gobernanza y la certeza jurídica, situaciones que a mí me causan gran preocupación y sobre las que he escrito bastante porque no puede atraerse inversión extranjera sana, es decir distinta a aquella como la de los españoles de TCQ que vinieron para aprovecharse de la corrupción. Guatemala necesita, y así lo dice el FMI, ampliar la gama de inversionistas que se interesen en venir al país para generar más y mejores empleos, pero para ello es indispensable la inversión en el desarrollo humano y ya estamos viendo cómo anda el sistema educativo que pasa por el más oscuro de sus momentos en este gobierno.
Pero el inversionista serio requiere buena gobernanza y certeza jurídica porque es su garantía de que si hace bien las cosas podrá expandir sus negocios y operaciones. En el sistema imperante al día de hoy para crecer hay que corromperse porque así están las cosas y se manosean las leyes para beneficiar la impunidad y para castigar a quienes dan algún signo de oposición a la corrupción. Por ello piden “garantizar instituciones anticorrupción independientes”, cosa que actualmente no tenemos porque todas las instituciones nacionales han caído bajo el control de las grandes mafias que se van multiplicando. Para el FMI es particularmente urgente lograrlo y que se aprueben leyes contra lavado de activos y el financiamiento al terrorismo con estándares internacionales que aseguren su aplicación efectiva.
En otras palabras, hay cosas buenas, pero quedan muchas por hacer y algunos de esos “pendientes” son vitales para que esa bonanza económica y estabilidad que se elogia, no se quede nada más en los bolsillos de los corruptos, sino que llegue a la gente mediante sana y correcta inversión en infraestructura y, sobre todo, promoviendo el desarrollo humano lejos de esos pactos colectivos leoninos y secretos que, en educación por ejemplo, pervierten la función pública que debiera centrarse en la promoción del conocimiento y no en dar privilegios a un sindicato que es parte de ese entorno de podredumbre que marca la cosa pública en Guatemala