WASHINGTON
AP

Poco después de que ganara unas elecciones en las que destrozó a su rival, el presidente Barack Obama alcanzó el estatus de estrella de rock entre millones de personas que lo vieron como la encarnación de una nueva esperanza social.

En buena medida, ese estatus de celebridad lo tiene ahora el Papa Francisco, cuya visita a la Casa Blanca en septiembre pondrá a ambos líderes en sintonía frente a una agenda común y ante una audiencia global.

Obama no ha ocultado el afecto que siente por el Papa. Lo ha llamado un «líder transformador» cuya influencia ha trascendido a la comunidad católica. El Papa ha adoptado muchas de los temas que Obama ha tratado de avanzar, incluyendo el calentamiento global, la pobreza y el enfoque diplomático con Cuba y con Irán.

El vicepresidente Joe Biden, que es católico, dijo que la visita papal del 23 de septiembre marcará un momento importante no sólo para los católicos, sino para todos los estadounidenses.

«Francisco ha insuflado una nueva vitalidad a lo que creo que es la misión central de nuestra fe: la doctrina social de la iglesia», dijo Biden a The Associated Press. Haciendo mención a varios temas clave de la agenda de Obama, Biden agregó que Francisco «se ha convertido en un norte moral para el mundo en algunos de los temas más importantes de nuestro tiempo: de la desigualdad al cambio climático».

La breve visita del Papa a la Casa Blanca hace parte de su periplo por Cuba y luego por Estados Unidos. Ambos se reunieron por primera vez cuando el mandatario visitó al Vaticano el año pasado.

Pese a las profundas diferencias que tienen en temas como el aborto, se espera que Obama y el Papa se centren en los asuntos en los que concuerdan. La Casa Blanca dijo que la economía, la inmigración y los refugiados, y la protección de las minorías religiosas eran las prioridades de la agenda.

«Va a ser un momento de la verdad para muchos de los políticos que quieren cobijarse bajo el manto de Francisco», dijo Michael Wear, exfuncionario de la Casa Blanca, que lideró los esfuerzos de la campaña de Obama para acercarse a los votantes religiosos en 2012.

Para Obama, la visita ofrece una oportunidad de darle a las políticas que aún le falta por implementar, un sentido de autoridad moral ahora que se acerca el final de su mandato.

La reunión es vista como un gran evento político, aunque Francisco es extremadamente popular en Estados Unidos. Para su discurso al Congreso, una aparición muy ansiada, se espera que una desbordada multitud de miles de personas se den cita en el complejo de monumentos National Mall de Washington para ver la intervención papal en pantallas gigantes.

«En cierto modo, Francisco se ha convertido en una conciencia del mundo en estos tiempos. Cuando el presidente Obama llegó al poder tenía esa aura, por lo menos durante su primer par de años», dijo Stephen Schneck, que dirige el Catholic Politics Institute de la Catholic University of America. «Pero el mensaje de Francisco es moral y religioso. Él no va a hablar de legislación».

La Casa Blanca ha elogiado el que Francisco se haya involucrado en temas que, generalmente, se encuentran en la órbita de los políticos. Intervino, por ejemplo, en el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba cuando le escribió a los líderes de ambos países y ofreció al Vaticano como sede para que las delegaciones adelantaran sus últimas conversaciones.

Sobre el cambio climático, uno de las políticas centrales y uno de sus legados principales que el presidente Obama quiere dejarle al mundo, Francisco publicó una encíclica considerada un hito por decir que este fenómeno es real y que, además, es causado por el hombre.

Sin embargo, hay riesgos para Obama si pasa por alto diferencias profundas que tiene con Francisco en otros temas.

Cuando visitó al Papa el año pasado, Obama contradijo la versión oficial del Vaticano que dijo que no habían discutido cuestiones sociales en detalle. Los asesores del papa insistieron en que los líderes discutieron el tema de la libertad religiosa, la vida y la objeción de conciencia – palabras de moda para referirse al aborto, al control de la natalidad y las secciones de la ley de salud de Obama.

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