Hace un año la guerra entre Rusia y Ucrania se sumó a las perturbaciones económicas derivadas de la pandemia del COVID-19. Foto: La Hora / José Orozco

Hace un año la guerra entre Rusia y Ucrania se sumó a las perturbaciones económicas derivadas de la pandemia del COVID-19. El mercado energético se alteró hasta llegar a su máximo histórico en la última década, mientras que la industria agrícola se enfrentó a la escasez y precios elevados de fertilizantes. Al final de la cadena, es el consumidor final quien ha resentido este conflicto a través de la inflación, especialmente en los gastos de transporte y alimentación.

Además de los impactos en términos de precios, la relación comercial directa de Guatemala con Rusia y Ucrania se vio deteriorada, tal y como lo refleja la balanza comercial con ambas naciones.

Cuando la fuerza militar rusa entró a territorio ucraniano, el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios en Guatemala era de 2.98%. Este porcentaje ascendió a 9.69% en los once meses subsiguientes, perfilándose como el nivel inflacionario más alto en los últimos 14 años.

El precio de materias producidas y exportadas al mundo por Rusia o Ucrania como el petróleo, el trigo y algunos fertilizantes se disparó. “Al punto que en nuestro país seguimos aún con la inflación más alta desde 2008, incluso cuando el precio de estos productos ya está normalizándose”, explicó Ricardo Rodríguez, economista de Central American Business Intelligence (CABI).

Aunque el precio del petróleo varió de forma inmediata ante este conflicto geopolítico, el resto de la cadena productiva de diversos sectores comerciales se vio impactada con el pasar de los meses. Según el economista, esta es una de las razones por las que la inflación aún continúa alta a nivel mundial.

Ricardo Rodríguez, economista de Central American Business Intelligence (CABI). Foto: La Hora / Revista DataExport

CAMBIOS EN EL COMERCIO EXTERIOR

Para Rodríguez, si bien a gran escala las exportaciones de Guatemala no se vieron gravemente afectadas, aquellos artículos específicos destinados al mercado ruso o ucraniano sí experimentaron un impacto más significativo.

Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), se estima que el crecimiento del comercio global en 2022 fue del 4%, por encima del pronóstico emitido por la entidad en abril. Esto demuestra que, a pesar del conflicto, los flujos comerciales permanecieron abiertos y que los países encontraron fuentes alternativas para llenar los vacíos de los bienes que Rusia y Ucrania suministran.

La información de la OMC detalla que las exportaciones ucranianas colapsaron un 30% en 2022 en términos de valor, mientras que las exportaciones de Rusia se expandieron un 15.6% en valor debido al aumento de los precios. Sin embargo, las estimaciones sugieren que el volumen de exportación de Rusia puede haber disminuido ligeramente.

EXPORTACIONES E IMPORTACIONES CON UCRANIA

Los datos preliminares del Banguat muestran que, en el 2022, los bienes guatemaltecos enviados a Ucrania acumularon US$13,358.3 millones, reflejando una disminución importante en relación con el 2021, cuando las exportaciones fueron de US$66,661.5 millones.

El níquel, con US$11.3 millones fue el producto dominante adquirido por Ucrania, sin embargo, esta muestra una baja de US$50.4 millones, pues en el 2021 se exportaron US$62 millones de níquel.

Por otra parte, los bienes despachados de Ucrania hacia Guatemala acumularon US$28 millones el año pasado y, de igual forma, se redujeron un 22.5% comparación con el 2021 (US$34.3 millones).

El hierro y acero fueron las materias más enviadas a Guatemala por US$27 millones, también reflejando una baja de 14.8% en relación con lo recibido en el 2020 (US$31 millones).

De esa cuenta, la relación comercial entre ambos países pasó de una balanza positiva de US$33.2 millones para las ventas guatemaltecas en el 2021 a una balanza negativa de US$14.7 millones en el 2022.

EXPORTACIONES E IMPORTACIONES CON RUSIA

En el caso de las exportaciones de Guatemala con destino a Rusia, estas se contrajeron un 63.5%, pues pasaron de US$18,852.2 millones en el 2021 a US$6,871.1 millones el año pasado.

 

El café, con US$3.6 millones, fue el producto que más se envió al país liderado por Vladimir Putin, seguido de los azúcares y artículos de confitería con US$1.2 millones.

Las importaciones fueron por un total de US$185,895.5 millones, también reflejando una caída en relación con el 2021 (US$239,055.7 millones).

Los principales productos despachados de Rusia a Guatemala fueron los aparatos de registro y reproducción de sonido por US$137 millones y productos farmacéuticos por US$32.5 millones, entre los cuales se encuentran las importaciones de la vacuna Sputnik.

Lo anterior significó una balanza comercial adversa de US$179 millones para nuestro país.

IMPACTO EN EL CONSUMIDOR FINAL

Durante el 2022 e inicios del año en curso, La Hora Economía ha realizado recorridos en mercados, panaderías, cafeterías y tiendas de barrio, donde se destaca el incremento de precios en el pan, tortillas, huevos y carne animal. El alza de los combustibles destaca como factor común entre las causas.

Los tradicionales cuatro panes por Q1.00 se quedaron en el pasado, ahora las panaderías ofrecen tres panes por Q1.25. Lo mismo para el huevo, que ha dejado atrás el precio de Q1.00 para colocarse en Q1.25, Q1.50 o incluso Q2.00.

Por el lado de los combustibles, el galón de gasolina regular pasó de un promedio de Q26.9 en 2021 a Q35.36 para el cierre de 2022, y el diésel de Q22.43 a Q33.63 respectivamente, de acuerdo con los datos históricos del Ministerio de Energía y Minas (MEM).

RUS – CAM: LA RELACIÓN COMERCIAL FUE NEGATIVA

Juan Pablo Maldonado, presidente de la Cámara de Fomento entre Rusia y Guatemala (RUS-CAM), comentó para La Hora Economía que, tras el conflicto en Europa Oriental, las relaciones comerciales entre ambos países “se desarrollaron de manera muy negativa, principalmente con el tema de importación de productos como fertilizantes, acero y trigo panificable para pastas”.

 

Según el profesional, el alza en los fertilizantes, especialmente el NPK, ha repercutido tanto en las grandes producciones agrícolas como en las pequeñas incrementando el precio de alimentos como el maíz, frijol y hortalizas.

Por el lado de las exportaciones, indicó que se comportaron a la baja y “casi de manera inexistente”, principalmente en cuanto a la compra de banano, derivado de las sanciones económicas con Rusia.

En ese sentido, Maldonado estima que Guatemala y Rusia perdieron arriba del 85% de lo que fue la balanza comercial en el 2021.

El ejecutivo explica que las sanciones económicas no permiten ejecutar los contratos de comercio exterior con monedas como el dólar o el euro, afectado la credibilidad de pagos, especialmente con la expulsión de Rusia de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales (SWIFT).

INCERTIDUMBRE VISLUMBRA EL PANORAMA

A criterio del presidente de RUS-CAM, el panorama comercial se vislumbra con incertidumbre por tratarse de un tema con un importante componente político. “Hay una falta de certeza en cómo los mercados pueden evolucionar y/o regresar a hacer como fueron previo al conflicto”, destacó.

La cámara empresarial espera que las condiciones mejoren en estos territorios europeos, no solo en el ámbito económico sino de manera social y pacífica, mientras tanto Guatemala tendrá que apostar por buscar acceso a otros mercados.

AGRICULTORES APUESTAN POR FERTILIZANTE ORGÁNICO

El informe de precios de agroinsumos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), muestra que el quintal fertilizante NPK de fórmula 15-15-15 pasó de un precio promedio de Q236.62 a Q373.81 en cuestión de un año.

Mientras que el quintal de fertilizante NPK de fórmula 20-20-0 pasó de costar Q232.64 en el 2021 a Q368.96. El fertilizante Urea aumentó un 90.6%, pues pasó de costar Q222.99 en el 2021 a Q425.07 el año pasado.

Adán Rodas, ingeniero agrónomo del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícola de Guatemala (ICTA), comentó para este medio que, como parte de su trabajo de campo en el altiplano central del país, ha observado una tendencia creciente de los agricultores por utilizar fertilizante orgánico como alternativa ante el alza del fertilizante químico.

“Tuve la oportunidad de ver muchos lotes sembrados de maíz donde en realidad la planta no tuvo un buen desarrollo (…) los productores indicaron que el bajo desarrollo fue porque no fertilizaron o, en el mejor de los casos, fertilizaron, pero no en las cantidades que corresponde, es decir que aplicaron la mitad o la cuarta parte de lo que venía aplicando anteriormente”, puntualizó el ingeniero.

Adán Rodas, ingeniero agrónomo del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícola de Guatemala (ICTA). Foto: La Hora / Facebook – ICTA

Rodas considera que esta baja en los volúmenes de los cultivos estará golpeando los bolsillos de los consumidores en los próximos meses, en lo que corresponde al precio de la libra de maíz y frijol.

El profesional explica que la demanda de fertilizantes o abonos orgánicos se ha incrementado, pues su costo ronda los Q40 o Q50 por quintal, aunque por el aumento de la demanda puede llegar a oscilar los Q70. Entre los beneficios de esta tendencia destaca que los suelos del país pueden “respirar” tras décadas de recibir fertilizantes químicos.

Según Rodas, estos insumos orgánicos compuestos de microorganismos como bacterias y hongos “desbloquean” los nutrientes que el suelo proporciona naturalmente, para ponerlos a disposición de la planta, provocando que el agricultor tenga que utilizar una menor cantidad de fertilizante industrial.

A criterio del ingeniero, un suelo debería de tener un 5% de materia orgánica como mínimo para estar saludable, pero es posible que los suelos del país tengan alrededor de 1 o 1.5% por la implementación de agroinsumos con altas concentraciones químicas.

Aunque algunos agricultores optaron por la alternativa orgánica, observó que otros decidieron prescindir de sus cosechas por la falta de recursos monetarios, por lo que desde ICTA están trabajando en capacitarlos para que realicen su propio abono.

¿CUÁNDO BAJARA LA INFLACIÓN?

Para tratar de controlar el rápido aumento inflacionario, las autoridades de la Junta Monetaria del Banguat decidieron subir la Tasa de Interés Líder de 1.75% a 4.50% de forma paulatina en los últimos meses.

Según el presidente de este órgano, Álvaro González Ricci, tras la aplicación de esta herramienta, se espera que la inflación empiece a mermar en marzo y cierre el 2023 dentro de la meta de 4.0% +/- 1.

Artículo anterior¿Aceite de oliva en el café? Idea causa curiosidad en Italia
Artículo siguienteGuatemala lidera creación de Tribunal para juzgar crímenes de guerra entre Rusia-Ucrania