Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
A lo que ya sabíamos que era una realidad de la política y el crimen organizado, esta semana surgieron varios botones de muestra. La relación con VAMOS de un alcalde requerido por Estados Unidos y que dijo estar con la “teta que le da leche” y otro que dijo en un mitin “ser narco”, quedó en evidencia.
Claro está que el oficialismo no es el único que tiene ese tipo de relaciones, pero siendo que VAMOS es el partido de turno en el poder, sí que habla mucho el hecho de que sus candidatos a alcaldes anden en esas y da fuerza a quienes vinculan de manera directa muchos de los roles del Estado al crimen organizado.
Bajo estas circunstancias está claro que los políticos no andan pensando en el país, las formas en las que se pueden atender los grandes temas y por el contrario, están centrados en llegar a controlar los negocios del Estado a como dé lugar, hacer suficiente dinero y acumular poder durante la campaña.
Eso deja al elector en una complicada situación porque significa que su voto en las elecciones de junio termina siendo “cosmético” para decidir en condiciones muy adversas para los ciudadanos, porque el sistema mismo hace que mucha gente no participe porque ya saben que para hacerlo deben tirarse al lodo y eso es muy muy complicado.
Lo anterior sigue favoreciendo los deseos de aquellos que piensan que podrán meter la mano e incidir en las elecciones y por eso creo que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) debe ser capaz de hacer lo necesario para que nadie termine manoseando una elección que debería ser la plena expresión de los guatemaltecos en medio de lo que tengamos.
Al plano electoral habremos de sumar que este año se darán contratos millonarios en muchas instituciones, mismos que dejarán qué desear porque este año ha sido marcado por muchos como aquel que permita hacer negocios siempre con el Consuelo y las Porras de que nada pasará.
Ya estamos viendo concursos hechos a la medida de un solo oferente, por bastantes millones y si a estas realidades políticas y del sistema mismo le sumamos las complejidades sociales que tenemos y las enormes brechas que nos faltan cerrar, pareciera como que no tenemos otra opción que ponernos de acuerdo para salir adelante.
La voracidad de algunos puede poner en juego muchas cosas e instituciones y basta ver que el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) está viéndose en la necesidad de tener más aportes, aumentar afiliados pero por el otro lado vemos que el esquema de compra de medicinas parece haber regresado a los tiempos de antes.
Se pueden seguir sumando las situaciones, los ejemplos o las realidades que nos deben orillar a ponernos de acuerdo pero los guatemaltecos más conscientes y con capacidad de influir conocen las realidades a las que me refiero y por eso es que urge que tracemos rutas de país para enderezar el rumbo.