“Si haces una mala elección, engendrarás un monstruo.”
Mathias Malzieu
Encontrándonos como nos encontramos, en un momento postodo, con un proceso electoral que no estuvo totalmente cerrado, porque parece que siempre estamos en modo electoral, pero que, a partir de la convocatoria, con las cartas que se han empezado a mostrar, ya podemos hacernos una idea que, lo que menos recibiremos serán propuestas, nos esperan tiempos de circo, más no de pan, visto está.
Lo importante en este momento, es razonar, analizar, sopesar y decidir cada voto que emitamos, actualmente, el mundo se encuentra más conflictuado de lo normal, por donde quiera que fijemos nuestra atención, estamos en momentos críticos, lo más cerca que nunca en los últimos 50 años de afrontar otra guerra mundial, y nosotros por acá, en este pequeño y abandonado a su suerte país, a los problemas del mundo, sumamos los nuestros.
Quejarse ahora no sirve de nada, porque estamos ante momentos cruciales a lo interno y externo, en lo externo poco podemos hacer, en lo interno mucho depende de lo razonado y maduro que sea nuestro voto, pero ¿Les interesa a los candidatos que se creen seguros de los resultados, salir a buscar los votos muy pensados? En política en general debería ser así, pero aquí no, acá mientras menos votantes se presenten a las urnas, menos posibilidades tenemos de un verdadero cambio.
Estando, así las cosas, es kafkiano que tantos partidos estén solicitando la inscripción de sus candidatos, veamos, ante la situación que, sin estar inscritos ya existe desestabilización en las filas, renuncias, cambios de partido, los ciudadanos nos preguntamos ¿Qué son en realidad los partidos políticos en este país? Instituciones públicas definitivamente no, a mi criterio se quedan en empresas de venta de ilusiones, sin patente de comercio, ni registro como tales en la SAT.
Hemos desaprovechado, como ciudadanos en general, el ejercer nuestros derechos, porque un alto porcentaje se conforma con recibir cualquier tipo de prebenda, sin importar que los próximos cuatro años los recursos estatales, que debieran ser utilizados para invertir en servicios públicos, se diluyan en las cuentas corrientes particulares, siendo nuestra principal esperanza, que los próximos roben menos que los actuales, cuando deberíamos exigir que nadie robe y que cumplan con las promesas de campaña.
Escuchando un programa de radio, Pedro Trujillo, de origen español, se asombraba y no comprendía las colas de, no sé cuántos días para obtener la primera casilla en la boleta electoral, que, se asume será algo parecido a una sábana, dentro de mi ignorancia he de confesar que inicialmente yo tampoco lo comprendía, analizando brevemente, acá lo importante son los incidentes, que si pa tú, que si pa mí, el lugar se convierte en importante, porque cuando no hay programas políticos realizables, se confía en el lugar para fijarlo en el votante.
En los pocos días transcurridos visto está, los intereses particulares serán más importante que los generales, veremos muertos acarrear cadáveres, Macondo parecerá el pueblo de un cuento de hadas, por lo que, que tendremos que armarnos de mucha coherencia, para analizar a los personajes que lleguen con propuestas realizables, y decidir conscientemente.
No se pueden sentar las bases de los cambios estructurales, que necesita una sociedad si no nos involucramos, no como elegibles, como electores consientes, dejando de lado la creencia popular que a quienes les importan las elecciones es a los candidatos, cuando a los que nos tiene que importar es a los que vamos a tener que sostenerlos cuatro largos años.
Siendo Guatemala una sociedad eminentemente conservadora, es importante que existan ofertas de ideologías diversas, y de supuestas ofertas igual de variadas, cabe destacar que contamos con varios candidatos hijos de papá, creo sinceramente que es un error tratar de fijar a una figura política por asociación de un lazo familiar, me parece que es deslegitimar al candidato en sí, ser hijo o hija de alguien no significa ni por asomo ser igual que ese alguien.
Debemos tratar de ser parte de la sociedad global actual, dejando atrás cualquier actitud indolente, el país necesita posiciones maduras para encaminarse al desarrollo, si seguimos como niños repitiendo esquemas impuestos por las elites, vamos a seguir votando por votar.
El voto consciente es el primer paso para edificar una sociedad adelantada.