Juan Narciso
En esta última semana del año, un balance del mismo se hace necesario. El año 2022 termina como empezó: mal y cree que es mejor decir peor. El ejercicio de Gobierno no tiene otra calificación, resulta dócil encontrar algún acierto, ni coyuntural, ni estratégico. Es más concluir el año con la disposición de los salarios mínimos diferenciados es un golpe certero a la dignidad de los trabajadores y un premio inmerecido a los empresarios. Esta disposición agudiza la desigualdad pero el mandatario, nuevamente, se pone de alfombra de ellos para asegurar su apoyo en el potencial fraude electoral que se avecina.
Este rompimiento “legal” –porque todas las Instituciones se alinearán para darle cobertura legal (TSE, CGCN, PGN, PDH), pero el mismo sería ilegítimo pues correrá en contra de las pretensiones de cambio que la sociedad civil impulsa. Más allá de ello, se tiende un puente de impunidad y se aseguraría la continuidad del modelo autocrático impuesto.
El modelo autocrático descansa en los apoyos del actual régimen con el apoyo de empresarios, el Cacif y las élites, una alianza estratégica con la actual gestión municipal de la ciudad, los alcaldes del interior y los diputados y magistrados. Con un MP cooptado y responsable de elaborar casos contra cualquier opositor y ensañarse con ellos a nivel de infamia. Y una CC que favorece a los malos y castiga a los buenos.
El mandatorio sale en mensajes de televisión a leer mal y de mala gana, resultados espurios de su gestión que muy pocos creen, mientras la vileza se agiganta, la violencia se recrudece y la corrupción y la impunidad se reproducen geométricamente.
Este pacto tiene en su composición y lo oculto de sus acciones, su gran debilidad, cuando un escándalo reviente su precaria existencia se caerá en pedazos. ¿Difícil? Sí, ¿imposible?, No.
Pero los desafíos del 2023 resultan monumentales. Primero, porque los partidos políticos de oposición ya adelantan sus candidaturas, totalmente divididos. La idea de una plataforma política amplia y diversa, ni se dio. Lamentable para un país y una sociedad que demanda transformaciones de fondo.
Segundo, el sistema autocrático se mueve para contar con diversas alternativas conservadoras extremas (Zury, Sandra, Manuel), e incluso moverse al centro cuando les convenga (Mulet, Arzú, Farchi), mientras que Thelma Cabrera se encuentra bien posicionada en las encuestas recientes, pero prácticamente sola.
Así que para 2023: la batalla sería inmensa y en medio de enormes adversidades pero lo único que queda es seguir adelante y pensar que todavía tenemos futuro, pero que nosotros estamos obligados a construirlo, nadie más. Feliz año de retos.