Juan José Narciso Chúa
Tengo que reconocer que conocí de la música de Pablo Milanés un tanto tarde, pero cuando pude escuchar El breve espacio donde no estás, me enamoré de su letra y música y seguí escuchando otras piezas que resultaron parte de mi vida en esos años. Cuando regresé de estudiar en Estados Unidos, en una reunión de amigos, en la casa de Pavel Centeno, Rolando Balsells puso esa pieza de El breve espacio donde no estás y me atrapó, me cautivó, pero no sólo fui yo, el resto de amigos y amigas también sufrieron el mismo encanto y se la pedimos varias veces.
A pesar de la desvelada y los tragos, al otro día estaba puntualmente en la casa de Pavel, todavía se utilizaban cassettes, para pedirle que me la grabara y que la pasaba a recoger después del trabajo y así fue, a partir de ahí inicié un proceso de búsqueda de sus mejores canciones y discos grabados.
Pablo Milanés junto a Silvio Rodríguez y Noel Nicola fueron los fundadores del movimiento de la nueva trova cubana, pues este género se extendió a diversos países, así como muchos cantantes se encontraban incluidos dentro del mismo.
Las canciones de Pablo Milanés constituían un canto a la vida, una poesía a situaciones comunes de la existencia pero puestas en notas pensadas en un imaginario distinto, sus letras sonaban a rimas poéticas que tocaban los puntos más sensibles de cada ser humano, su vocalización invitaba a escuchar, concitaban el vino, los quesos, la plática entretenida y sensitiva, aquella plática relajada, pero llena de sentimientos, que al final el alma terminaba arrullada en melodías y letras que uno quería volver a escuchar.
Tuve la oportunidad de verlo en el Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias hace ya, muchos años, venía con una orquesta de músicos que acompasaban sus poéticas letras, que en el fondo dejaban aquel sabor cubano tan agradable, que lo ponían en las calles de la Habana, que lo invitaban a los mojitos de Hemingway, a caminar por el malecón, viendo el mar azul y verde.
Ayer dentro de las notas de duelo que nos intercambiábamos con diferentes grupos, hubo una con Jorge “el Seco” Pérez y coincidíamos con que Pablo ya se habría ganado la eternidad, que su paso por esta vida nos dejó un legado inconmensurable, un cofre lleno de canciones con poesía adscrita a las mismas, que nos permiten viajar por el propio interior del alma y solazarse en la sensibilidad en sus melodías y letras.
Igual comentaba ayer que Ricardo Arjona hizo un elogio de Silvio y no se me olvida cuanto ambos cantaron “La novia que nunca tuve”, así como recuerdo que en una entrevista a Pablo el periodista la preguntó sobre qué pensaba de Arjona y respondió inmediatamente: “creo que ya me puedo morir tranquilo”, reconociendo la enorme valía de este enorme compatriota nuestro.
Escuchar voy a recorrer las calles nuevamente de mi Santiago ensangrentado…nos conduce a estar en esa herida eterna de ese país querido, de esas luchas que hoy nos invitan a luchar más, pero como bien decía Pablo, las dictaduras van a caer, pero no con balas sino con flores. Escuchar Yolanda y cantar en coro: eternamente Yolanda o eternamente tu mano.
Pero volver a escuchar el Breve espacio donde no estás, lo lleva a uno a un paraje infinito, tranquilo, y entonar “no es perfecta más se acerca a lo que yo simplemente soñé” o repetir cantando bajito “rompe todos mis esquemas, no conoce ni una pena, no me pide nada a cambio de lo que da” y finalizar con esa parte de la canción que Pablo enfatiza cuando dice: “la prefiero compartida antes que vaciar mi vida, no es perfecta más se acerca a lo que yo, simplemente soñé”.
Adiós, querido Pablo, el cielo infinito hoy se ha ganado una estrella más, o quien quita sino se ha ganado el espacio de una galaxia…Descanse en paz Pablo Milanés, hasta siempre Pablo.