Danilo Santos

dalekos.santos@gmail.com

Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Si le parece fuerte el título de esta columna, lo invito a observar su entorno inmediato: propaganda en los postes afuera de su casa, en las calles y carreteras, en todo el país; el gobierno de Giammattei haciendo propaganda para el partido oficial con un eslogan donde integran el nombre de su partido, su presidenciable y su número uno en el Listado Nacional, haciendo campaña de manera descarada de las tarimas, chantaje y compra de alcaldías, y un gran etcétera violando la Ley Electoral y de Partido Políticos. Y qué hace el Tribunal Supremo Electoral, retardar procesos de inscripción de agrupaciones políticas que han cumplido con la ley a cabalidad, hacer llamados de atención risibles, e ignorar la monumentalidad de los abusos cometidos por el partido oficial y el gobierno.  Todo esto nos lleva a pensar que también están cooptados y que las próximas elecciones, de seguir las cosas como van, serán una gran pantomima dizque democrática y, solo cerrará el círculo de la toma del Estado por los mafiosos que iniciaron su contraofensiva después del 2015.

A lo anterior hay que sumar las alianzas perversas entre quienes quieren imponer de manera totalitaria, una única opción electoral: esto no es democracia. Y que el Tribunal Supremo Electoral sea comparsa, lo convierte en el enemigo número uno de la libertad de elegir y ser electo, de la participación ciudadana, de los derechos políticos, de la representación de minorías, del multipartidismo.

Ya en 1,960 vivimos lo que está sucediendo ahora.  Se cerraron los espacios de participación, se eliminaba físicamente a la disidencia (ahora se le elimina políticamente de manera ilegal), no se podía hablar en contra del gobierno o tener un pensamiento crítico, etc., en resumen, no había democracia, ahora, tal cual están las cosas, tampoco la hay.

La gran pregunta es: ¿Qué haremos frente a tales atropellos?
En 1,946, Martín Niemöller pronunciaba estas palabras que luego se convirtieron en un poema: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, / guardé silencio, /ya que no era comunista/, Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, / guardé silencio, / ya que no era socialdemócrata, / Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, / no protesté, / ya que no era sindicalista, / Cuando vinieron a llevarse a los judíos, / no protesté, / ya que no era judío, / Cuando vinieron a buscarme, / no había nadie más que pudiera protestar”.

Ahora quizá veamos muy lejos de nuestro entorno lo que sucede con la política y el gobierno, verlo por televisión o nuestras redes sociales parece muy distante de nuestra cotidianidad, pero cuando ya no quedemos quienes levantemos la voz por los abusos que se cometen, cuando al sistema no le queden enemigos, irán por ustedes, eso se los puedo asegurar. Y cuando eso suceda, será muy tarde para protestar y el costo será nuevamente muy alto para nuestros hijos e hijas, habremos retrocedido nuevamente como nos sentenciaba el escritor totonicapense Luis Alfredo Arango “En Guatemala, cada 20 años, retrocedemos 20”.

NO AL TOTALITARISMO DEL PARTIDO OFICIAL, EL GOBIERNO, SUS CÓMPLICES Y EL TRIBUNAL SUPREMO ELECTORAL.

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