Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Eduardo Blandón

El Mundial de fútbol se acerca y la distracción se potenciará según la capacidad del espectáculo para sustraernos de las ocupaciones habituales. Durante varias semanas los tópicos serán los mismos, provocando una especie de letargo colectivo que disminuirá un poco las penas globales.

Es lo que hay y basta. Resistirnos a la corriente arguyendo el carácter alienante de la actividad comercial es absurdo. Lo que no significa que no debamos ejercer la crítica dados los vicios a granel de su aparato, desde la escogencia de Qatar como lugar del evento, hasta las patrañas varias de los organizadores y delincuentes en todos sus niveles.

El fútbol, más allá de ser una industria que mueve millones de dólares, es un deporte que se aprovecha de las emociones de los espectadores para obtener utilidades desmesuradas, repartidas entre los que participan en su estructura. No es muy diferente del ecosistema político porque está plagado de malandrines de baja estofa constituidos en capos de la organización.

Son mafias, zares. La mayor parte ni siquiera ama las competencias sino sus utilidades. Son empresarios vulgares que utilizan las banderas para mover la voluntad de los aficionados. Y han logrado urdir un sistema tal donde incluso los medios juegan un papel primordial en la difusión del timo glocal.

Hay excepciones. Este año, por ejemplo, los cantantes Rod Stewart y Dua Lipa han rechazado ser parte de la función inaugural en ese país fastuoso. El intérprete de 77 años dijo que no participaría por su inconformidad en temas de derechos humanos comprometidos en Qatar. “Me ofrecieron más de un millón de dólares hace 15 meses. Lo rechacé. No me parecía correcto ir”, declaró.

Por su parte Ibai Llanos, popular streamer español, criticó el blanquemiento de muchas empresas que aprovecharán las circunstancias del Mundial. “Me surgió la oportunidad de ir en el avión de la selección española de fútbol a Qatar y bueno, iba a grabar contenido […] pero no me sale de los cojones y no lo voy a hacer. Vamos, tomé la decisión ya hace semanas, no es que la haya tomado hoy, pero no lo voy a hacer. ¿Sabéis la cantidad de patrocinadores, de pasta, de blanqueamiento hacia Qatar que hay puesto en el Mundial?”, denunciaba con acritud.

Vienen días felices para los políticos. Ellos, aunque no formen parte del engranaje, configuran los efectos secundarios del circo planetario acoplado perfectamente a sus intereses. Así, mientras usted y yo estemos idiotizados por los regates de Messi y Ronaldo, el Tribunal Supremo Electoral, por ejemplo, continuará con la inversión del software que amañará las próximas elecciones a favor del Pacto de Corruptos.

No le quiero amargar la fiesta, pero téngalo en cuenta para que, como mínimo, sea una víctima ilustrada.

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