Claudia Virginia Samayoa

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Claudia Virginia Samayoa
@tucurclaux

A partir de la pandemia no es común que escuche emisoras de radio que dan noticias; pero ayer tuve el placer de escuchar varios programas en distintos momentos del día y comprobé que la radio es una fuente inagotable de reflexiones, emociones y, si se quisiera, aprendizajes. Comparto un par de notas.

En un noticiero matutino: “El Ministro del Interior de la República de El Salvador anunció que hoy iniciarían con la destrucción de los mausoleos, panteones y lápidas donde estén enterrados mareros y que tenga imágenes o escritos que hagan alusión a su participación en las maras. No moverán los cuerpos y los deudos podrán ir a visitarlos.” Palabras más o menos eso escuché y me recorrió un escalofrío por la espalda y pensé: ¿cuántas personas se darán cuenta de lo que esto significa?

Le doy unos segundos para pensar…

Si atinó. El vecino país está llegando a presentar conductas genocidas. En la Alemania nazi se destruyeron lápidas y mausoleos que identificaran que en dicho lugar estuviera enterrado un judío o un comunista. Muchas veces utilizaban esas piedras para colocar adoquinados, más de algún campo de concentración conservan dichas piedras.

Ningún gobierno o persona puede prohibir la expresión de identidad y menos en sitios de culto o memoria. Aún con lo que significa, la esvástica nazi sigue siendo portada hasta el día de hoy. Si hoy aceptamos con naturalidad la acción violatoria de derechos humanos del vecino país y, peor la emulamos, estamos a un paso que la negación a nuestra libertad nos afecte. Piénselo.

En un programa de opinión vespertino en donde se discutía la ausencia de elección de magistrados para las cortes de Guatemala, el diputado Boris España dijo ante la pregunta de ¿por qué ponían en las agendas que iban a elegir a los magistrados si nunca lo iban a cumplir? “Mire el engañado es usted porque nosotros cumplimos con nuestra responsabilidad legal de agendarlo porque o si no se mete en problemas la presidencia del Congreso”.

Ajá. Como decía mi abuelito, ‘me quedé papo’. Con todo el cinismo el diputado aceptó que el colocar en la agenda la elección de magistrados con ninguna intención de elegirlos es un acto de taparle el ojo al macho: una güizachada. El argumento es que no van a cumplir una orden de la Corte de Constitucionalidad de Gloria Porras que era para elegir de presidenta a Thelma Aldana. Su responsabilidad constitucional y su obligación hacia el pueblo es considerado de innecesario cumplimiento.

Al diputado parece que se le olvida que el amparo que motivó la decisión de la Corte de Constitucionalidad de solicitar un voto a viva voz provino del que interpuso la actual fiscal general, Consuelo Porras, ante los hallazgos de la oficina de Gustavo Alejos con listados de magistrados y dinero de presunto soborno. Nada tenía que ver Thelma Aldana en ese entierro. El diputado incluso argumenta que los listados de magistrados se consensan con el sector empresarial que necesita certeza. Al parecer el diputado no tiene criterio propio sino hace lo que el que manda quiere.

Si ya sé… ya lo sabíamos.

Cuando era docente hubiese utilizado estos dos ejemplos para hablar de genocidio, libertad, ética, simulación de legalidad y responsabilidad de funcionarios. ¿Algún maestro aún lo hará?

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