POR PAOLINA ALBANI
palbani@lahora.com.gt

La creciente contaminación en el Lago de Amatitlán es el resultado de las malas prácticas en el manejo de desechos y de aguas contaminadas que afectan su estabilidad natural desde décadas atrás. La Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (Amsa), no abordan la problemática desde la raíz, pues aun hoy se carece del tratamiento de aguas residuales y la supresión de aguas contaminadas dentro del afluente de este cuerpo hídrico, afectando el desarrollo de la zona y la salubridad de las personas.

Del 2008 a la fecha, la Unidad de Mantenimiento y Limpieza del Lago de Amatitlán indica que se han logrado extraer 340 mil metros cúbicos de sólidos flotantes, equivalente a más de 28 mil 300 camiones de volteo de extracción de desechos del lago.

Estos contaminantes son resultado de la cantidad de basura que pueden producir las personas que se encuentran en torno a la cuenca. Se estima que al día una persona puede generar 1.5 libras de basura, que multiplicándolo por los 1.5 millones de habitantes de la cuenca da como resultado la producción de 2.25 millones de libras de basura diaria.

_Repo6_1cLos recursos invertidos anualmente en las actividades de limpieza y mantenimiento se elevan a 2 millones 073 mil 780 quetzales, que suman alrededor de Q37 millones 328 mil 040 desde la creación de la institución, en 1996.

Pero esta cifra no ha sido suficiente para lograr los objetivos de limpieza y mantenimiento del lago, pues se requiere de la participación responsable de todos los sectores de la sociedad, “ya que necesita decisión política, sensibilidad ciudadana, cumplimiento de leyes vigentes y elevadas inversiones”, señalan los representantes de la entidad.

Estas actividades han evitado la acumulación de 60 mil metros cúbicos (m3), de sólidos flotantes y plantas acuáticas anualmente.

ATACAR LA CAUSA
Según declaraciones del ambientalista José Cruz, del Colectivo Madre Selva, un punto clave en el proceso para sanar al lago de Amatitlán consiste en “dejar de contaminarlo”. De acuerdo con el entrevistado, el Gobierno ha invertido en sistemas de descontaminación –a través de Amsa–, que es el “efecto” del problema, mientras que se ha dejado de lado la “causa”, que en este caso es la continua contaminación provocada por el sector doméstico, agrícola y también industrial.

En este sentido, Cruz opina que Amsa no ha adquirido un verdadero compromiso para regenerar a esta fuente de agua natural, pues para ello se necesitaría sancionar a sus principales contaminantes, las industrias.

“Tomar medidas para que los industriales no contaminen el agua implica fuertes inversiones en las fábricas para que hagan un tratamiento con las aguas contaminadas en cada fábrica para que no viertan aguas contaminadas a los ríos”, explica.

De manera que correspondería a la Municipalidad de Guatemala invertir en la construcción de plantas de tratamiento de aguas negras y grises, pero el país ha estado “bajo la dictadura prolongada de Álvaro Arzú –alcalde metropolitano– y a él no le interesa en absoluto el ambiente ni la protección”, apunta.

Esto se enlaza a que los negocios industriales son protegidos políticamente mediante privilegios, además de gozar de poder político y económico, lo que permite la impunidad ambiental que actualmente se vive en el país.

NEGOCIO
Por otro lado, el acceso al agua potable se ha convertido en un “negocio”, pues el agua ya no es potabilizada por las autoridades, ya que se busca lucrar con este servicio que debería de estar al alcance de todos los guatemaltecos de manera gratuita.

Para el año de 1996, 900 de las 3 mil 193 industrias reportadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se ubicaban en la cuenca del Lago de Amatitlán, las cuales se dedican a actividades textiles, alimenticias, metalúrgicas, galvanoplásticas, además de actividades químicas, agroquímicas, y creación de jabones, cosméticos, yeso y cerámica.

CONTAMINACIÓN
Desde el año 2000 ingresan a este lago 474 toneladas de basura. Hace cuatro años, los ríos Pansalic, Pinula, El Zacatal, Platanitos, Villalobos y Pampumay aportaban un promedio de 2 mil 481.8 miligramos por litro de solidos disueltos totales en las aguas del Lago de Amatitlán.

Para la misma fecha, los mismos ríos incorporaban 12 mil 377.67 miligramos por litro de sólidos suspendidos, asimismo los sólidos sedimentados sumaban 67.8 miligramos por litro.

Esta situación de contaminación afecta directamente las posibilidades de las comunidades de vivir con bienestar, dado que “el agua juega un papel determinante en las agendas de desarrollo local, municipal, departamental, regional, nacional, internacional e inclusive global”, refiere el Compendio Estadístico Ambiental del 2011.

El nivel de contaminación del lago también tiene que ver con el inexistente tratamiento de desechos sólidos y líquidos que desembocan en los ríos que lo nutren, además de las quebradas y zanjones que recogen los contaminantes de las descargas que se filtran hasta el Lago de Amatitlán. El río Villalobos es el más vulnerable pues en éste se desechan las aguas industriales –o aguas negras– de las fábricas de la Avenida Petapa en los barrancos.

AGUAS NEGRAS
La causa de la proliferación de algas en el lago se debe a que las aguas negras que se insertan a esta fuente contienen químicos, que funcionan como nutrientes para estas plantas, además de la presencia de grandes cantidades de fósforo y nitrógeno.

De esta manera, al reproducirse en exceso –las algas– impiden el paso de los rayos del Sol al agua disminuyendo la cantidad de oxígeno disponible bajo la superficie, proceso conocido como “eutroficación”, que se refiere a la pérdida de la biodiversidad por su alta concentración contaminante. Estos contaminantes se encuentran en la orina humana, las aguas jabonosas y en los fertilizantes químicos.

Como resultado de las aguas eutróficas, el ecosistema es perturbado a causa de una sustancia no natural, introducida por el hombre, que coadyuva a la aparición y proliferación de virus, bacterias, hongos y parásitos que podrían ocasionar infecciones intestinales en la población que consume agua del lago.

En este sentido, el Lago de Amatitlán se encuentra en un punto intermedio, pues aun no alcanza el estado hipertrófico, que significaría que el lago no es capaz de dar hogar a otros seres vivientes. Su contrario sería el estado oligotrófico.

El crecimiento acelerado de las áreas urbana e industrial de la ciudad de Guatemala y las cabeceras municipales de Mixco, Villa Nueva, San Miguel Petapa, Villa Canales, Amatitlán y parte de Santa Catarina Pinula, ha influido en la eutrofización de esta fuente de agua natural, sin que las mismas poblaciones cuenten con métodos de tratamiento de agua para contrarrestar el impacto contaminante.

Se conoce que las aguas residuales domésticas constituyen un 86 por ciento de las aguas superficiales que ingresan al lago; mientras tanto, las aguas industriales constituyen un 14 por ciento, las cuales son vertidas en los barrancos, ríos, riachuelos y al suelo.

LEGISLACIÓN
Magaly Arrecis, analista de temas de medio ambiente del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Ipnusac), opina que la creación de normas específicas reduciría la contaminación de los ríos y el Lago de Amatitlán desde la raíz, aun cuando Guatemala es reconocida por su inefectividad ante el cumplimiento de diferentes normativas, especialmente, las que abordan temas de medio ambiente.

Su propuesta aborda la necesidad de generar castigos severos, a nivel monetario, para contrarrestar los daños infligidos a los recursos hídricos con los que las autoridades podrían construir nuevas plantas de tratamiento de agua para la región.

Pero las leyes no son suficientes, puesto que coincide con Amsa al decir que hace falta la presencia e involucramiento de las personas en el proceso de curación del lago.

ENFERMEDADES
La analista del Ipnusac indica que como resultado de la contaminación del lago en las comunidades aledañas se han desarrollado enfermedades gastrointestinales, sobre todo en niños y adultos mayores al entrar en contacto con el agua contaminada, además de problemas en la dermis –piel–. Por otro lado, ingerir este recurso sin un previo tratamiento ha sido otra de las causas por las que las personas han enfermado.

SE PUEDE SALVAR
A decir de Cruz, el lago podría regenerarse con la supresión de contaminantes en menos de diez años, “con un poco de voluntad política, de autoridad frente a los abusos de los industriales se puede resolver”.

“No es la tragedia que se pinta, no estamos ante un problema sin solución”, indica, pues en este caso el activismo político juega un papel determinante en el control de desechos y aguas residuales que enferman al lago. Para Cruz, la enfermedad del Lago de Amatitlán no se asemeja al cáncer, sino a una indigestión muy fuerte.

De tal manera que la solución a la problemática abarca la creación de conciencia a través de promocionar y difundir técnicas sencillas de reciclaje, dar tratamiento a los residuos sólidos en los rellenos sanitarios correspondientes para evitar su llegada a los cauces de los ríos y barrancos, y dar tratamiento a las aguas residuales que provienen de los hogares e industrias, pero para ello es necesaria una mayor incidencia política y una aplicación más severa de las leyes que protegen los recursos hídricos del país.

El nivel de contaminación del lago también tiene que ver con el inexistente tratamiento de desechos sólidos y líquidos que desembocan en los ríos que lo nutren, además de las quebradas y zanjones que recogen los contaminantes de las descargas que se filtran hasta el Lago de Amatitlán. El río Villalobos es el más vulnerable pues en éste se desechan las aguas industriales –o aguas negras– de las fábricas de la Avenida Petapa en los barrancos.


SOBRE LA CUENCA

Los límites de la Cuenca al Norte son la divisoria continental de aguas –de la Calzada Roosevelt y Boulevard Liberación hasta los Arcos en la Ciudad de Guatemala– y la Cuenca del río Motagua de la Vertiente del Océano Atlántico; al Oeste limita con el río Achiguate; al Este con el río Los Esclavos; y al Sur con el río Michatoya y parte del río María Linda.

La cuenca del lago está formada por catorce municipios: Guatemala, Amatitlán, Villa Nueva, Villa Canales, San Miguel Petapa, Santa Catarina Pinula, San Pedro Sacatepéquez, Mixco, Fraijanes, San Lucas Sacatepéquez, Santiago Sacatepéquez, Magdalena, Santa Lucía y San Bartolomé Milpas Altas. De estos municipios, siete tienen una mayor influencia sobre la degradación del lago a causa del crecimiento de la población.

En la actualidad, el Lago de Amatitlán es utilizado con fines de consumo doméstico, irrigación, recreación, hidroelectricidad, navegación comercial en pequeña escala y pesca con fines nutricionales y comerciales.


EL LAGO EN NÚMEROS

_Repo6_1bDel 2008 a la fecha, la Unidad de Mantenimiento y Limpieza del Lago de Amatitlán indica que se han logrado extraer 340 mil metros cúbicos de sólidos flotantes, equivalente a más de 28 mil 300 camiones de volteo de extracción de desechos del lago.

Se estima que al día una persona puede generar 1.5 libras de basura, que multiplicándolo por los 1.5 millones de habitantes de la cuenca da como resultado la producción de 2.25 millones de libras de basura diaria.

Los recursos invertidos anualmente en las actividades de limpieza y mantenimiento se elevan 2 millones 073 mil 780 quetzales, que suman alrededor de Q37 millones 328 mil 040 desde la creación de la institución, en 1996.

Para el año de 1996, 900 de las 3 mil 193 industrias reportadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se ubicaban en la cuenca del Lago de Amatitlán.

Desde el año 2000, ingresan a este lago 474 toneladas de basura. Hace cuatro años, los Ríos Pansalic, Pinula, El Zacatal, Platanitos, Villalobos y Pampumay aportaban un promedio de 2 mil 481.8 de miligramos por litro de solidos disueltos totales en las aguas del Lago de Amatitlán.

Para la misma fecha, los mismos ríos incorporaban 12 mil 377.67 miligramos por litro de solidos suspendidos, asimismo los sólidos sedimentados sumaban 67.8 miligramos por litro.

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