Álvaro Pop
El hambre y la desnutrición crónica tienen las condiciones para quedarse en las poblaciones históricamente más desfavorecidas. Estas condiciones previenen por situaciones ambientales, territoriales, económicas y culturales. Muchas son dadas naturalmente en los procesos de cambio y de evolución de las sociedades.
Pero también son consecuencia del racismo, la discriminación y la intolerancia ante la diversidad étnico cultural.
Las sociedades de posguerra hoy desarrolladas en algún momento de su historia pasaron hambre y desorganización.
Otras hicieron su salto con disciplina y exigencia. Todas lo hicieron reconociendo la focalización de los problemas y enfrentándolos por muchos años con enfoques de Estado.
En las últimas décadas se ha reconocido que todas las sociedades humanas son multiculturales. La migración, la composición social, las dinámicas de las relaciones sociales, la búsqueda de paz, de desarrollo dentro del devenir de sus historias han generado la diversidad cultural y étnica de todos los grupos sociales.
El derecho internacional ya ha reconocido como sujetos de derecho a los pueblos indígenas.
Estos reconocimientos aún no se reflejan plenamente en las legislaciones nacionales, ni en las políticas públicas, mucho menos en los presupuestos.
Este es el reto. Reconocer las necesidades sociales de los pueblos indígenas, escucharlos y definir políticas públicas que harán realidad estos derechos globalmente reconocidos y estatalmente aprobados en el derecho internacional.
Este es el caso de la política pública sobre seguridad alimentaria en Guatemala que se encuentra en renovación.
La población más afectada por la InSAN es la de pueblos indígenas, campesinos y mujeres.
Los mandatos constitucionales y en la legislación nacional exigen el cumplimiento de los derechos de las mujeres y los pueblos indígenas. El papel de los Estados ha sido fundamental para aportar en la definición de directrices voluntarias que ayudan a la elaboración de políticas públicas pluralista e inclusivas.
En consecuencia, toda política pública en Guatemala debe tener como principio fundamental la interculturalidad que reconoce plenamente la realidad multicultural y pone herramientas y espacios de ejecución conjunta con los actores mencionados a través de sus representaciones.
No solo mencionarlo en las justificaciones y argumentación de la política. No solo se debió realizar una consulta previa, libre e informada, sino además deberá reflejarse en mandatos de trabajo institucional.
En los últimos 30 años el Estado se ha reformado en la búsqueda de la interculturalidad. En consecuencia, ha creado más de 25 ventanillas indígenas con mandatos específicos para atender a los pueblos indígenas desde la administración pública. Esta institucionalidad tiene la capacidad para apoyar firmemente la ejecución de esta política y en consecuencia debe ser reconocida en ella.
Este es el caso de la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala que deberá ser incluida explícitamente en todas las operaciones que impliquen comunicación con las comunidades en sus propios idiomas. Según la ley es la entidad rectora de los idiomas Mayas en Guatemala.
También es el caso del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Guatemala FODIGUA. Institución que necesita una reforma urgente y profunda. Debe empezar eliminando los consejos que la politiza negativamente. Haciéndola técnica y transparente. Cumpliendo con su papel de darle seguimiento a la elaboración y definición del presupuesto nacional con enfoque intercultural reconociendo plenamente las necesidades de los pueblos indígenas. Deberá ser la vigilante de la ejecución con plena interculturalidad del presupuesto de seguridad alimentaria y nutricional.
Es un momento determinante para los próximos años. Es necesario reconocer que los esfuerzos realizados durante estas últimas décadas no han tenido los resultados esperados. Cada vez más población indígena y rural muere de hambre, sufre de impactos irreversibles por la desnutrición crónica. Significa un destino anunciado para nuestra infancia y en consecuencia para nuestro futuro como sociedad multicultural.
El Estado siempre debe ser una construcción intercultural de revisión y actualización permanente.