Hemos dicho que la corrupción está en todos lados y ayer se volvió a demostrar su inmensidad, al punto de que es justo pedirle al presidente Otto Pérez Molina que antes de cesar su mandato revoque todas las concesiones otorgadas por sus funcionarios por ser lesivas para el interés nacional, empezando por el negocio de Z Gas y terminando con el de Terminal de Contenedores en Puerto Quetzal.

No digamos las movidas que hicieron los empresarios de Jaguar Energy para evitar que se aplicara la ley en el caso de las agresiones contra los ciudadanos chinos que fueron brutalmente reprimidos en el curso de una disputa laboral y contaron con la complacencia de las autoridades, comprada en forma vergonzosa al punto de comprometer el mismo Presidente de la República que les atendió repetidamente por el tráfico de influencias ejercido por quien era el Secretario General de la Presidencia de la República.

Sería bueno que el presidente recuerde quien le recomendó nombrar al mañoso que hizo el negocio de los contenedores para denunciarlo ante la CICIG y el Ministerio Público porque así como lo descubierto ayer, ese es otro negocio que llora sangre y en el que tanto el interventor como quien sugirió que nombraran a alguien de procedencia conocida por el papel que han jugado en la enajenación de bienes del Estado, deben rendir cuentas ante la justicia.

Hemos pedido al presidente Pérez Molina que se encargue de desnudar al sistema y de señalar los vicios existente pero no ha dado el paso decisivo para hacerle un verdadero servicio al país. Lejos de desnudar al sistema, resulta que es a él a quien están desnudando todos los días porque cada vez es más próximo el círculo de la corrupción y eso le daña a él y daña la institución presidencial. Creemos que él debe dar un paso al frente para reconocer que lo desbordó la corrupción, que el sistema está tan podrido que hasta sus más cercanos y de confianza fueron parte del vicio y denunciar todo negocio que tenga ese fétido olor a podredumbre, incluyendo los que él defendió a capa y espada como el de la Terminal de Contenedores que pasará a la historia como uno de los más sucios negocios de la vida nacional.

Ante tanta luz arrojada por la CICIG, ¿quién puede perderse? Aquí todo está podrido y el Presidente tiene que tomar acciones para ayudar a la limpiar.

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