Los bicitaxis en Tokio están añadiendo personal que hable inglés, en un claro indicio de que Japón se prepara para el regreso de los turistas extranjeros. Los controles fronterizos impuestos por Japón para frenar la diseminación del coronavirus comenzaron a relajarse este mes.
Esa es una buena noticia pata Yusuke Orome, dueño de Daikichi, una tienda de alquiler de kimonos en Asakusa, un distrito viejo de Tokio famoso por sus templos, restaurantes pintorescos y paseos en bicitaxi. Él apenas puede contener su entusiasmo.
«Han sido tres años difíciles. Pero conseguimos aguantar hasta ahora. Luego de una experiencia así, pensar que la gente del extranjero puede venir es excitante», dijo Otomo a The Associated Press. «Pienso que quizás mi negocio, la ciudad de Asakusa y los corazones de todos pueden prosperar de nuevo, como antes del COVID-19. Estoy ansioso».
Antes de la pandemia, Asakusa estaba tan lleno de extranjeros que éstos a veces eran más que los japoneses. Tras el estallido de la pandemia, las calles quedaron desiertas.
Algunos negocios de alquiler de kimonos quebraron. Los restaurantes cerraron.
Japón vuelve a recibir a extranjeros tras medidas COVID https://t.co/UHMEpyvdyj
— QuePasa MediaNetwork (@QuePasaMedia) June 28, 2022
Ahora, las muchedumbres finalmente han regresado con el relajamiento gradual de las restricciones por el COVID-19 en la ciudad, que obligaban a los restaurantes a cerrar temprano y limitaron la asistencia a eventos. Pero la mayoría de los visitantes son japoneses.
Shusio Imada, gerente general del Centro de Información JSS, un lugar de promoción de sake y shochu en el centro de Tokio, dijo que se ha sentido muy solo y está ansioso de hablarles a los visitantes extranjeros sobre cómo maridar el vino de arroz tradicional con todo tipo de platos no japoneses, incluyendo queso y bistec.
Pero al igual que otros que esperan por el turismo, admitió que el límite de tamaño para grupos turísticos ahora en vigor pudiera no dar tiempo para una visita calmada a su centro.
Los visitantes tendrán que respetar las directrices que requieren que los viajeros tengan un coordinador especial, se mantengan en rutas específicas y se atengan a las reglas sobre el uso de mascarillas y de desinfectante.