Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82

La gente que me conoce sabe que profesionalmente vivo mi sueño. Ejerzo lo que siempre quise en mi vida y si volviera a nacer lo haría todo otra vez si tuviera la misma oportunidad.

Dejando en claro eso me gustaría contarle lo que significa para aquellos que comentamos, analizamos o proponemos cosas en función de la realidad que vemos todos los días y que sentimos a cada momento. Sigo en esto porque sé que, por mucho que cueste, algún día le daremos vuelta a lo que hoy vivimos. No será fácil pero es que nadie nunca dijo que transformar un país era cosa sencilla.

Hay días en que uno siente que queda atrapado en un pantano del que no se puede salir. Los políticos mafiosos de este país y sus socios particulares son tan hábiles para meternos donde quieren y a veces no nos damos cuenta.

Para ellos resulta indispensable, por ejemplo, que todos sigamos solo centrados en el agujero de Villa Nueva porque de esa manera saben que tienen más cancha para armar los negocios ahora en el Estado de Calamidad. Estamos haciendo un esfuerzo por desnudar esos asquerosos negocios y cuando vea el esquema se dará cuenta de la manera en la que nos roban: a plena luz del día y sin necesidad de violencia.

Asumir el compromiso de comentar, de analizar, de sugerir no es fácil pero uno sabe que hay personas que cuentan con uno. Los números y los testimonios no mienten. No me refiero al reconocimiento, me refiero a que algunas personas encuentran en las expresiones lo que piensan, lo que quisieran decir o proponer, lo que les gustaría aunque saben que decirlo conlleva riesgos.

Están los que lo buscan a uno para llevarlo a donde ellos quieren, pero uno aprende que las cosas se toman de donde vienen. En la vida no se le puede dar importancia a lo insignificante y uno debe escoger sus batallas para incidir, que es lo que al final necesitamos para inclinar la balanza si queremos un país más justo, más incluyente, con más oportunidades y en el que el honrado no se la vea a palitos.

Evidenciar la realidad no siempre trae amigos. Hay gente que se incomoda y si yo estuviera en las de ellos (haciendo micos y pericos con el dinero de la gente o dejando que hagan) me pondría igual, pero el punto no siempre es solo lo que hacen los que andan en mañas, sino lo que dejan de hacer aquellos que los aborrecen.

Hay días en que la mente se siente tupida, se siente bloqueada y es necesario tomar un respiro. No puede uno sentarse a escribir o decir cualquier babosada, a darle rienda suelta a los pensamientos porque así lean pocos o muchos, lo que se dice importa.

Se cometen errores sin duda, como parte de la vida, pero la gente sabe que cuando pasan no es porque alguien pagó para eso, sino que en la vida se acierta y se incurre en equivocaciones, pero como en los deportes hay que dar la cara y estar listos para la siguiente.

Me enseñaron que la mejor columna es la que a uno lo mantiene vivo y la que permite ir incidiendo en las personas para que se vaya tomando acción, pues será la suma de los esfuerzos honrados lo que hará que en Guatemala vivamos como nos esforzamos.

Hace unos días en Estados Unidos servidores públicos del estado de Georgia explicaron lo que fue tener al Presidente de su país hablando “babosadas” de uno y, sin duda, eso es algo que hacen aquí con aquellos que sienten incómodos, pero es parte de lo que se debe aprender a vivir cuando se decide ocupar tiempo pensando en Guatemala.

Que se dé no lo hace normal pero es una realidad con la que debemos vivir, como millones deben vivir con realidades peores.

La gente honrada de este país, la que genera a pesar de los bemoles, la que trabaja sin rendirse, la que lucha para escalar en la vida, la que se sacrifica por su familia, la que se “mata” por sus hijos verá el sol salir de forma sostenible y será posible sí y solo sí no nos rendimos. El sol saldrá por grises que sean ahora los días y es como una columna: a seguirle dando porque hay gente dispuesta.

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