Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

El Gobierno del presidente Alejandro Giammattei no ha dado palos de ciego para asegurarse control y con ello, pensar en permanecer en el poder 4, 8 o 12 años más porque Miguel Martínez, pieza clave del mandatario, ahora quiere ser diputado y quizá futuro Presidente.

Ya hemos repasado hasta el cansancio el control que tienen sobre todas las instituciones, salvo la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), extremo que cambiará en breve cuando nombren al sustituto de Jordán Rodas y Fanuel García. Controlan Cortes (Suprema y Constitucional), el Ministerio Público (MP), la Contraloría General de Cuentas (CGC), el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el Congreso y un largo etcétera.

Pero al control de las instituciones, le tenemos que sumar una pieza clave para perpetuarse en el poder: EL MANEJO DEL DINERO. Gracias a la eficiente recaudación, este Gobierno goza de recursos que no han tenido otros en el poder y esto les ha permitido trazar el plan a la perfección y asegurar que habrá “chorros” de dinero para quedarse en el poder o que sólo accedan al mismo quienes ellos quieren.

Miguel Martínez encabezará el listado nacional de VAMOS y lo quieren hacer con una amplia alianza que les permita controlar el país. Saben que a la Presidencia acceden solo si meten burdamente las manos en las elecciones (desde la inscripción de candidatos) hasta el mismo día del evento, pero han tejido una red de diputados y alcaldes a los que les están llegando con mucho dinero.

Los Q3.1 mil millones que ahora dicen que son por la guerra, son la llave para dar millones a los diputados y sus satélites con los que hacen los negocios. La decisión para que los CODEDES ejecuten dinero en año electoral, es la manera en la que atomizarán los recursos en los municipios y el motivo por el cual andan presionando alcaldes para que dejen sus partidos y se pasen a la alianza oficial.

Y ahora que se disponen pagar a 120 mil exmilitares, luego que quemaron el Congreso el año pasado, apuestan que ellos y sus familias serán su fuerza de choque y máquina de votos necesaria para justificar alguna “victoria” que por las vías legales nunca obtuvieran.

Dirán “las acciones del Gobierno han sido bien recibidas y por eso la gente ha confiado al oficialismo otros cuatro años en el poder”, pero la realidad es que no habrá tales de preferencia sino de incidencia en un evento que dejará de ser la voluntad de la gente para ser la voluntad de quienes hoy gobiernan y se desean quedar en el poder.

Si fuera por Giammattei, estaría como Jimmy Morales acumulando recursos abundantes para vivir en paz, con Consuelo suficiente y las Porras necesarias para saber que pueden engordar sus cuentas y gastarlas en plena impunidad, pero como el Centro del Gobierno desea seguir en política es que han dispuesto convertir al país en su instrumento personal.

Siendo consecuentes, gane quien gane, los negocios solo cambian de manos porque los ciudadanos no hemos atinado a trazar las rutas para reencauzar Guatemala en la vía que necesita. Es nuestra responsabilidad y la debemos asumir.

Los negocios han ido cambiando de manos y ahora lo que están planteando es que no cambien y por eso hasta se les pasa por la cabeza que un Presidente de VAMOS gobierne del 2024 al 2028. No descartan nada y están dispuestos a todo porque han visto que la gente no reacciona y que tienen del cogote a quienes necesitan.

Tienen a los grupos que más inciden, como me dijo un allegado al Gobierno, en silencio, asustados y comiendo de la mano del Presidente y Martínez y estos ya los leyeron, ya los midieron y ahora como Ortega y Murillo en Nicaragua, se preparan para dar el golpe final y asegurar que seguirán mandando a su sabor y antojo.

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