Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

No debe dejar de ser motivo de orgullo para jueces como Miguel Ángel Gálvez y Erika Aifán que deban armas casos sin mayor sustento para darle trámite a un antejuicio. No han sido parte de la red de sobornos que opera en el sistema de justicia y como no tienen mucho por dónde caerles no les queda otra que irse por esos casos.

Dicen que Gálvez aplicó la prisión provisional en exceso. El hecho que un sindicado pase días sin ser escuchado por el incumplimiento de los plazos no es algo que inventó Gálvez pues en Guatemala llevamos décadas (si es que alguna vez pasó) de incumplir plazos procesales.

Las historias de mareros que han sido capturados y rinden su primera declaración más allá del plazo legal existen por montones y esa realidad, que se mantiene al día de hoy, ha sido vivida por quienes fueron capturados por delitos de corrupción o del conflicto armado interno.

Pero insisto, eso no es algo que solo se le puede endilgar a Gálvez. La sobrecarga en los tribunales de todo ramo hace que los procesos sean eternos y las “afectaciones” están a la orden del día. Prisión provisional, embargos en cuentas en procesos que luego el embargado gana y arraigos eternos son solo algunos de los ejemplos que viven los usuarios de un sistema de justicia que no quieren cambiar.

Ricardo Méndez Ruiz y Raúl Falla no han hecho una sola propuesta para abordar la problemática de raíz y no lo hacen porque los simples gatilleros de los defensores del sistema no están para proponer sino para ejecutar lo que otros ordenan, pero sin dar la cara.

La situación de los capturados que se pasan días sin declarar es una realidad que debemos cambiar para todos, desde los mareros, los actores del conflicto armado interno hasta el hombre de negocios que por alguna razón debe ir a tribunales a rendir cuentas.

Y si a Gálvez lo van a investigar por eso, se deberá hacer el recuento de las actuaciones de los jueces que no han podido escuchar a los sindicados, les notifican el motivo de la detención y los mandan a la cárcel previo a que rindan su primera declaración más de 24 horas después.

La Constitución establece 6 horas para ser consignado luego de la detención y 24 horas para que un juez interrogue, pero resulta que a poca gente le ha importado la saturación en el sistema de justicia que hace que los jueces no tengan espacio en agenda para escuchar a los sindicados.

Deben celebrar audiencias de primeras declaraciones (donde se decide si quedan ligados a proceso o no), de revisión de medida, de apertura a juicio y otras y son de miles de casos, entonces es claro que no es factible cumplir con los plazos porque la justicia tardía es un negocio para los operadores del sistema.

Se le viola derechos al recién capturado, pero también se le violan a los que ya están en prisión preventiva o los que quedaron ligados a proceso y ese problema de la falta de tiempo para atender las cosas les pasa a los jueces honrados como a los más corruptos.

Dije al principio que como no reciben mordidas, deben ver qué se inventan y eligieron el tema de la prisión provisional. Hay casos en que los presos piden ir a una cárcel para no quedarse 6 u 8 días en la carceleta de tribunales que es un monumento al denigro del ser humano, pero ahora será motivo que se hagan los análisis de las actuaciones de otros jueces por lo mismo.

Se sabe que igual la Corte Suprema de Justicia (CSJ) no le daría trámite a otro caso de un juez que haya mandado a 50 mareros a prisión provisional porque esto NO ES DE JUSTICIA, ESTO ES DE VENGANZA PARA TENER IMPUNIDAD y que los gatilleros de otros, como Méndez Ruiz y Cía., desquiten lo que han cobrado para seguir siendo agentes útiles de un sistema podrido.

En lugar de buscar procesar a Gálvez por eso, deberíamos estar en las discusiones para modificar el sistema de justicia y enfrentar el incumplimiento de plazos como gente decente.

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