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Ahora buscan que el juez de Mayor Riesgo "B", Miguel Ángel Gálvez pierda su inmunidad. Foto La Hora

Tal y como era de esperar, porque las órdenes de Méndez Ruiz se cumplen y no se discuten en el destartalado Sistema de Justicia guatemalteco, la Corte Suprema de Justicia admitió para su trámite el antejuicio en contra del Juez Miguel Ángel Gálvez, ampliamente reconocido por su apego a la ley en sonados casos de corrupción y porque le competió conocer el caso La Línea que involucró al entonces Presidente, Otto Pérez Molina, a la Vicepresidenta Roxana Baldetti y varios funcionarios más, quienes debido a que por su poder podían obstruir la justicia fueron enviados a prisión preventiva en lo que abrió el escenario para el gran destape de la corrupción en Guatemala.

El haber conocido casos del Conflicto Armado Interno terminó formando la tormenta perfecta para que la llamada Fundación contra el Terrorismo anunciara que iban tras él y rápidamente se presentó la solicitud de antejuicio que ayer fue admitida para su trámite por la Corte Suprema de Justicia que, diligente ante las exigencias de Méndez Ruiz, coloca ya al juez en manos de un Juez Pesquisidor, seguramente de confianza de los magistrados, para iniciar el proceso penal en contra de Gálvez.

Y todavía así Giammattei pretende que la comunidad internacional no mueva un dedo ni exprese su descontento por los atropellos que se cometen en un sistema que se esmeró para encubrir casos como el de la alfombra rusa y el otro, de las vacunas Sputnik V, pero que no tiene empacho en proceder en contra de quienes han sido artífices de la lucha contra la corrupción. Y el juez Miguel Ángel Gálvez es una figura emblemática en ese esfuerzo por aplicar la ley a quienes se supieron y sintieron siempre intocables porque su poder político o económico les garantizó siempre, como vuelve a ser ahora, la más absoluta impunidad.

Vendrá otra andanada de críticas, todas justificadas, a la forma en que se está violentando el Estado de Derecho en Guatemala por una institucionalidad tan viciada como la presencia decisiva de magistrados cuyo período terminó hace años, pero que siguen manoseando la justicia a su sabor y antojo.

El mensaje que envían con este trámite al espurio antejuicio planteado contra Gálvez es que no les importa absolutamente nada, que no se detendrán ante nada y que les importa un bledo lo que piense la opinión pública y lo que digan observadores internacionales. El burdo comportamiento de las autoridades, que igual se roban descaradamente una elección de Rector que pasan sobre una Postuladora para imponer a su Fiscal, es una prueba irrefutable del descalabro total.

Redacción La Hora

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