Trabajadores recuperaron decenas de cuerpos de los escombros de edificios destruidos en una «interminable caravana de muerte» dentro de la devastada ciudad de Mariúpol, informaron el miércoles funcionarios locales, mientras los temores de una crisis mundial de alimentos aumentaban ante la incapacidad de Ucrania para exportar millones de toneladas de cereales debido al bloqueo en sus puertos.
Al mismo tiempo, las fuerzas rusas y ucranianas escenificaron intensos combates por el control de Sievierodonetsk, una ciudad que se ha convertido en parte central de la campaña de Moscú para controlar la región industrial del este de Ucrania conocida como el Donbás.
El costo humano de la guerra continúa acumulándose a medida que se prolongan los combates. En muchos de los edificios de Mariúpol, los trabajadores encuentran entre 50 y 100 cuerpos en cada uno, según un colaborador de la alcaldía en la ciudad portuaria que se encuentra bajo control ruso.
Petro Andryushchenko dijo en Telegram que los cuerpos son trasladados en una «interminable caravana de muerte» hacia la morgue, fosas comunes y otros lugares. Al menos 21.000 civiles de Mariúpol murieron durante el asedio ruso de varias semanas, según estimados de las autoridades ucranianas. Las consecuencias de la guerra se resienten más allá de Europa oriental, debido a que los cargamentos de cereales ucranianos continúan sin poder salir del país, elevando los precios de los alimentos.}
Ucrania, conocida desde hace tiempo como «el granero de Europa», es uno de los principales exportadores de trigo, maíz y aceite de semilla de girasol a nivel mundial, pero buena parte de ese flujo se ha visto interrumpido por la guerra y el bloqueo ruso en la costa ucraniana en el Mar Negro. Se calcula que 22 millones de toneladas de granos continúan en Ucrania. El no poder exportarlos pone en peligro el suministro alimenticio de muchas naciones en vías de desarrollo, en especial en África.
Rusia se expresó el miércoles a favor de un plan de la ONU para establecer un corredor marítimo seguro que le permita a Ucrania reanudar sus exportaciones de cereales. Entre otras cosas, el plan pide a Ucrania retirar las minas de las costas cercanas al puerto de Odesa, en el Mar Negro.
Pero Rusia insiste en que se le permita inspeccionar los barcos entrantes en busca de armamento. Y Ucrania ha expresado temor de que despejar las minas le permita a Rusia atacar la costa. Las autoridades ucranianas dijeron que no se puede confiar en las garantías del Kremlin de que no lo harán.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, acusó el miércoles al Kremlin de «usar los suministros de alimentos como arma y rodear sus acciones en una red de mentiras, al estilo soviético». Aunque Rusia, que también es uno de los principales proveedores de cereales al resto del mundo, ha atribuido la inminente crisis de alimentos a las sanciones de Occidente contra Moscú, la Unión Europa refutó ese señalamiento y aseguró que la culpa es de Rusia por enfrascarse en una guerra contra Ucrania.
«Son los barcos y misiles rusos los que bloquean la exportación de cultivos y cereales», puntualizó Michel. «Los tanques, bombas y minas rusas impiden que Ucrania plante y coseche».
Occidente ha eximido el grano y otros alimentos de sus sanciones contra Rusia, pero Estados Unidos y la UE han impuesto extensas medidas punitivas contra los barcos rusos. Moscú argumenta que esas restricciones imposibilitan el uso de sus barcos para exportar grano, y también hacen que otras compañías navieras sean reacias a transportar su producto.