El presidente Joe Biden dijo el lunes que la «segunda enmienda nunca fue absoluta» y que, después del tiroteo en una escuela primaria de Texas, puede haber cierto apoyo bipartidista para endurecer las restricciones al tipo de armas de alto calibre que usó el agresor.
«Creo que las cosas se han puesto tan mal que todo el mundo se está volviendo más racional, al menos eso espero», comentó Biden a los periodistas en el jardín de la Casa Blanca tras regresar a Washington.
Sus comentarios se produjeron un día después de que el presidente visitó a la sacudida comunidad texana de Uvalde, donde consoló en privado durante más de tres horas a las familias que lloran a los 19 niños y dos profesoras que fueron asesinadas en el tiroteo. Biden enfrentó consignas de «hagan algo» mientras salía de un servicio religioso, a las que respondió: «Lo haremos».
A su llegada de Delaware para los eventos por el Día de los Caídos en Guerras, se le preguntó a Biden si ahora está más motivado para que se impongan nuevos límites federales a las armas de fuego.
To everyone impacted by the horrific elementary school shooting in Uvalde, Texas: We grieve with you. We pray with you. We stand with you. And we’re committed to turning this pain into action. pic.twitter.com/TIYjdmfKVP
— President Biden (@POTUS) May 29, 2022
«He estado bastante motivado todo el tiempo», dijo. «Voy a seguir presionando y veremos cómo va esto». En el Congreso, un grupo bipartidista de senadores se reunió durante el fin de semana para ver si podían alcanzar aunque sea un modesto compromiso en materia de legislación sobre armas, luego de una década de esfuerzos mayormente fallidos. Eso incluía impulsar leyes estatales de «bandera roja» para mantener las armas fuera de las manos de personas con problemas mentales.
«La segunda enmienda nunca fue absoluta», señaló Biden. «No se podía comprar un cañón cuando se aprobó la segunda enmienda. No podías salir a comprar muchas armas». En el Congreso no hay apoyo siquiera cercano de los legisladores republicanos para adoptar medidas más amplias sobre las armas que son populares entre el público, como una nueva prohibición de las armas de asalto o una revisión universal de antecedentes en la compra de armas. Aun así, los demócratas esperan que se puedan aprobar medidas significativas.
Biden dijo que no había hablado con los republicanos sobre el tema «pero supongo que… van a tener que analizarlo con detenimiento».
El presidente también dijo que «no tiene sentido poder comprar algo que puede disparar hasta 300 balas» y añadió: «La idea de estas armas de alto calibre, simplemente no tiene una base racional». Biden comentó que había tomado algunas medidas ejecutivas sobre las armas «pero no puedo prohibir un arma» y no puede «cambiar las revisiones de antecedentes».
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Añadió que no sabía en qué punto se encuentran las negociaciones en el Congreso, pero que «los republicanos racionales se están dando cuenta» de que «no podemos seguir repitiendo lo mismo».
El presidente y la primera dama Jill Biden, cuyo hijo veterano Beau murió de un tumor cerebral en 2015, asistieron a la iglesia cerca de su casa en Delaware y visitaron la tumba de su hijo el lunes por la mañana.