Alfonso Mata
Humano es echarle el muerto a otro de lo que le sucede a uno y el covid-19 no se salva de tal hábito. Los estudios sobre lo que se ha dado en llamar long-covid-19 suman ya cientos, usando cientos de miles de involucrados que muestra que más de la mitad de los que fueron diagnosticados con covid-19 sintomático o asintomático, manifiestan tener al menos un síntoma post-covid, haya o no sido de gravedad la infección y pareciera que los que han estado hospitalizados, sobre todo en las unidades de tratamiento intensivo, tienen más posibilidad de tener secuela no deseada como: cansancio dolores palpitaciones y otras. La edad tampoco hace diferencia en cuanto a padecer complicaciones, aunque la tercera edad pareciera ser más propensa al igual que las mujeres. También hay cosas diferentes en eso de las secuelas pos covid. Por ejemplo, la cantidad y aparecimiento de trastornos que afectan a los de la tercera edad, parecieran diferentes a las que afectan tanto a los jóvenes y niños. También los trastornos parecieran relacionarse con las cepas del virus. Por ejemplo, el virus que atacó la primera oleada, dejo más afectados con alteraciones del olfato y el gusto que las cepas de las otras oleadas. Y hay también cosas extrañas: hay sujetos que ven aparecer ex novo los signos de post-Covid, semanas o meses después de la infección, y no siempre son problemas directamente relacionados con los manifestados en la fase aguda de la enfermedad. Y se ignora si la diarrea, las náuseas, los trastornos del apetito, el picor cutáneo, el eritema, la caída del cabello, los problemas renales, la diabetes, los desequilibrios endocrinológicos, que parecen afectar a un número menor de personas que fueron afectadas por el covid-19, es secuela de ello.
Lo cierto es que al igual que todas las pandemias, el covid-19 que está por despedirse de nosotros (para finales de año??) ha dejado en muchos, marcas en su cuerpo y su alma que tardarán en cicatrizar y aún hace falta tiempo y estudios más completos para saber con más certeza y conocer sobre las consecuencias a largo plazo de esta infección y para establecer los adecuados tratamientos en base a una correcta comprensión e interpretación de los signos y síntomas de las secuelas que pudo haber causado la infección en sistemas como el circulatorio músculo esquelético pulmonar emocional y mental cuyo alcance aún no está bien definido.
No obstante, no todo es mala noticia en el long-covid: en la mayoría de casos con problemas post-covid, estos disminuyen y prácticamente desaparecen en seis meses. Pero importancia merecen los trastornos de la psique y lo relacionado con la difundida y nominada “niebla mental” que se manifiesta no solo en trastornos del sueño, sino a la vez con problemas para mantener la atención, recordar, concentrarse y el aparecimiento o aumento de complicaciones psiquiátricas ya existentes como: depresión, ansiedad, estrés postraumático, etcétera.
No podemos entonces ignorar, que la pandemia ha tenido un efecto devastador en la Salud Mental y corporal y no digamos como resultado de la paralización social, en el desarrollo de niños y adolescentes, que va más allá de un aprendizaje defectuoso impactando en rendimientos de todo tipo y socialización.