El fastidio y el cansancio son los factores que hartan a la gente y ante los renovados y constantes abusos que se vienen cometiendo para el control absoluto de todas las instituciones para alinearlas en la corrupción está provocando en la población reacciones que no se veían desde el año 2015 cuando se produjo el destape del procedimiento seguido por los políticos y sus aliados particulares para alzarse con el dinero público, castigando a la población que sufre el deterioro de su calidad de vida.
Ayer una vigorosa marcha de miembros de la comunidad universitaria recorrió las calles para repudiar el descarado y burdo fraude electoral cometido en la elección de Rector de la Universidad de San Carlos, casa de estudios que maneja un presupuesto millonario que, junto a la presencia de delegados en muchas instituciones que también manejan recursos, constituye una presa muy atractiva para esa “convergencia perversa” que produce el sólido pacto de corruptos.
Para hoy se ha convocado a distintas manifestaciones, tanto en la capital como en el interior del país, para protestar por el igualmente burdo proceso de designación de Fiscal General en el que la Corte de Constitucionalidad, de un plumazo, incluyó en la lista final a Consuelo Porras a pesar de no contar con el voto de la mayoría de miembros de la postuladora porque fue consistente el rechazo que impedía su inclusión.
El pueblo empieza a entender que más allá de esos dos procesos viciados lo que está en juego es el futuro mismo del país porque ambos son preludio de lo que se viene para las elecciones generales en las que únicamente participarán los que estén apalabrados con el oficialismo. En otras palabras, así como los aspirantes a magistrados tenían que hacer romería para que Gustavo Alejos les diera el visto bueno, ahora los políticos con aspiraciones tendrán que visitar al Centro del Gobierno para asumir compromisos que les permitan alentar la esperanza de figurar en la papeleta electoral.
Y es eso lo que está provocando este tibio aún pero ya visible hartazgo de la población que tiene claro el panorama futuro. Tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe dice el viejo dicho y se está cumpliendo porque el descarado proceder de las autoridades y de sus aliados en posiciones de mucho poder provoca ese fastidio y cansancio que empieza a hartar a la población tanto de la metrópoli como del interior del país que, de a poco, da muestras de su indignación y de una incipiente pero alentadora actitud distinta.