Pese a las graves y fundamentadas denuncias sobre los vicios en el proceso de elección de Rector de la Universidad de San Carlos y el manifiesto descontento de la comunidad universitaria por los procedimientos amañados, todo apunta a que Walter Mazariegos no tendrá más obstáculos en el camino y que, con todo y la vigorosa actitud de maestros, estudiantes y profesionales, podrá tener el control del millonario presupuesto de la Usac e influencia en todas aquellas instituciones en las que la San Carlos está representada.
Cierto es que hay algunos recursos pendientes y que se podrán interponer nuevos porque varias organizaciones están realmente indignadas por la burda forma en que se ejecutó el fraude electoral, pero ya sabemos que en última instancia todo terminará llegando a la Corte de Constitucionalidad donde el control es absoluto y por lo tanto no existe posibilidad de revertir el proceso viciado, lo cual nos debe abrir los ojos siguiendo el hilo del razonamiento que explicó cómo la hoja de ruta de la elección de Rector marca el rumbo de la forma en que se procederá en las elecciones generales del año próximo.
Por supuesto que al perpetrarse un fraude en esa elección puede haber una reacción de generalizado y mayoritario descontento, pero las instancias que tendremos para objetar el resultado son precisamente las mismas que tienen ahora los grupos universitarios que han cuestionado la forma en que se eligió al Rector. En otras palabras, tendremos ocasión de denunciar al Tribunal Supremo Electoral por el amaño de la elección y hasta se podrán interponer acciones legales, pero cualquier movilización que se quiera hacer será desbaratada mediante el uso de la fuerza, tal y como pasó en el Parque de la Industria con aquellos electores no alineados que quisieron ingresar para ejercitar sus derechos.
Si el conglomerado con fama de ser el más aguerrido del país terminó sepultado por sus propias diferencias internas y por la fuerza de esa aplanadora que es el oficialismo con su control absoluto de todas las instituciones, no hay forma de hacerse ilusiones de que tendremos la garra y el temple para impedir que se consume un colosal fraude en las elecciones del año próximo. Y así como los electores no alineados con el oficialismo fueron simplemente marginados, quedando fuera de poder ejercitar su derecho a elegir, todo político que pueda representar el menor riesgo para el sistema se verá proscrito por más que pueda patalear en desesperado esfuerzo por hacer que se respeten sus derechos.
El proceso de la Universidad nos enseña que todo lo que se quiera hacer para enderezar el rumbo y demandar la correcta implementación de mecanismos democráticos son puras patadas de ahogado porque finalmente, aunque haya un montón de recursos e impugnaciones, todo terminará llegando a la Corte de Constitucionalidad que, tristemente, se ha convertido en el principal valladar para el funcionamiento del Estado de Derecho.
Ese laboratorio de prueba que fue la elección de Rector está demostrando la importancia del control férreo de todas las instituciones y la futilidad de los esfuerzos a favor de la democracia.