Sergio Penagos Dardón

Ingeniero Químico USAC, docente, investigador y asesor pedagógico en el nivel universitario. Estudios de posgrado en Diseño y Evaluación de Proyectos y Educación con Orientación en Medio Ambiente; en la USAC. Liderazgo y Gestión Pública en la Escuela de Gobierno.

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Sergio Penagos

De la mano de Fundaterror, el ilegal Centro de Gobierno elaboró una caricatura del Plan Cóndor, buscando imitar la criminal asociación de las dictaduras del Cono Sur de América, para legalizar el terrorismo de Estado. Se trata de una oculta política anticomunista que diferentes gobiernos, con el apoyo de la CIA, aplicaron con la denominada “Operación Cóndor”, que desarrolló la orgía de asesinatos más horrorosa y generalizada del terrorismo de Estado, con mayor intensidad a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Se produjeron muchos hechos de enorme gravedad y la población civil sufrió una grosera represión, como consecuencia de una sistemática violación de los derechos humanos. Estas campañas de terror fueron diseñadas y aplicadas por los gobiernos coligados al plan cóndor, cuando las relaciones entre ellos eran casi homogéneas en lo referente a cómo enfrentar la disidencia, el inconformismo social y cualquier brote de desacuerdo con las políticas neoliberales implementadas.

Estos crímenes tuvieron como principal referente las acciones ilegales y en muchas ocasiones criminales, ejecutadas por los militares en los países del sur y el centro de América, como consecuencia directa de la Guerra Fría, cuando el anticomunismo reptaba en el continente con su cauda de golpes de Estado, exilio y muertes. Para que funcionara se montaron intensas campañas de propaganda anticomunista utilizando el cinismo, cuanto más cínico sea el mensaje que despliegue la campaña, mejor. La mentira, cuanto más se mienta, mejor. La exageración, cuanto mayor sea la exageración, mejor. Inventar historias de conspiraciones e injerencia extranjera. Propagar rumores falsos utilizando los medios de comunicación oficiales. Cuanta mayor imaginación se tenga, más truculenta resultará la historia y más despiadadamente se aplicará la represión.

Se buscaba crear países sin confrontación de ideas y sin memoria histórica aplicando el orden jurídico como instrumento de represión. Con los años se propaló la noticia que había disminuido la represión. No porque hubiera sido prohibida, sino porque ya quedaban pocos terroristas y subversivos a quienes asesinar.

Estas masivas violaciones a los derechos humanos fueron conocidas años después, gracias al aparecimiento de los archivos del horror en Paraguay y Guatemala. Es entonces cuando surgen algunas comisiones de la verdad en diferentes países, iniciando procesos judiciales contra las elites militares en países como Argentina y Chile. En estos juicios se involucraron la Audiencia Nacional española, la Corte de Inglaterra y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La Operación Cóndor fue diseñada para provocar tragedia, dolor y muerte con total impunidad, con la intención de eliminar corrientes de pensamiento más liberales, progresistas y, de cierto modo revolucionarias, a pesar del método de terror no se logró acallar a la disidencia. En opinión de algunos escritores, el método no ha desaparecido (aunque su nombre sí), lo cierto es que cada vez hay una mayor conciencia para denunciar a los terroristas del Estado, y sus prácticas de represión oficial.

Durante los años que antecedieron a los golpes militares en los países sudamericanos, la Doctrina de la Seguridad Nacional fue difundida en los medios militares, desde la Escuela de las Américas de las fuerzas armadas gringas, un verdadero semillero de criminales y dictadores. Esta Doctrina resignificó el concepto de amenaza o injerencia extranjera, incluyendo a los inconformes nacionales que promovieron movimientos internos de protesta; allí surge la manoseada idea de soberanía y el mantenimiento del orden público, utilizando una criminal Ley de Orden Público para justificar la represión.

La novedad que introdujo el Plan Cóndor fue la creación de una base común de datos de información, que permitía el intercambio regular de archivos sobre elementos subversivos que viajaban para buscar asilo en otros países; para ello se diseñó el Sistema Cóndor o Condortel, un banco de datos computarizado que contenía información sobre las personas consideradas sospechosas y sus familias. La implementación de esta tecnología, su desarrollo y funcionamiento fue posible gracias al soporte técnico estadounidense.  Ahora se está revitalizando en Guatemala con el programa zopilote del Centro de Gobierno, con la guía de la vieja guardia de los trasnochados y paranoicos anticomunistas que no cambian, a pesar de los años transcurridos y mantienen las recetas que en Argentina, en 1977, se publicaran para que los padres de familia pudieran reconocer la infiltración marxista, que sus hijos sufren en los colegios: “Lo primero que se puede detectar es la utilización de un determinado vocabulario, aunque no parezca muy trascendente, tiene mucha importancia para realizar esa penetración ideológica que nos preocupa.

Aparecerán frecuentemente en su conversación los vocablos: diálogo, burguesía, proletariado, América Latina, explotación, cambio de estructuras, compromiso, solidaridad, libertad, etcétera”. Además, consideraban subversiva la matemática, y fue prohibida en la provincia de Córdoba por ordenar a los números en grupos colectivos, alterando los postulados de la lógica formal para abrir un camino peligroso hacia la penetración comunista. El Principito, de Saint-Exupéry, fue quemado por subversivo. En 1954, en Guatemala, Sor Pijije bendijo a quienes quemaron libros.

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