Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

Don Alejandro Giammattei no tome estas palabras como una crítica, tómelas como un consejo, porque aún le queda un poco menos de dos años de gobierno, usted por mandato constitucional, que le fue otorgado el 14 de enero de 2020, al ser embestido como Presidente de la República de Guatemala, se convirtió en el que representa la unidad nacional de este país.

Usted desde ese día, que se puso la banda presidencial, tuvo la potestad de velar por los intereses de toda la población guatemalteca y además de ser el Gran Maestre de la Orden del Quetzal y todas las condecoraciones, habidas y por haber, en esta tierra que nos vio nacer.

Hace unos días lo escuché en un discurso, por cierto, llevo más de una veintena de años, escuchando sus arengas y en este en particular me llamo mucho la atención cómo se refirió, con una palabra despectiva, contra un grupo de la población y me dije que mal escuchar esas palabras del “comandante” de la nación.

Sus palabras me hicieron recordar sus mítines políticos-electorales, cuando trataba de convencer a los que participaban en sus actividades proselitistas y se me vino a la mente muchas de las palabras que usted lanzaba al aire, subido en tarimas para dirigirse a las personas que se tomaban el tiempo para irlo apoyar.

Tal fue mi sorpresa al escuchar este último discurso, donde usted Presidente de la República de Guatemala, título honorífico otorgado a su persona, hablaba de una manera distinta a la que utilizó, durante más de esos 20 años, para tratar de salir electo como mandatario constitucional.

Mis segundos pensamientos fueron reflexionar sobre eso que había escuchado y traté de asimilar lo que había pasado. Y me dije inmediatamente, no cabe duda que nuestra sociedad está inmersa en un duelo de derechas e izquierdas, de digo y me dijeron, esa tira y encoge que no nos lleva más que a una polarización de ideas y que si lo dices no lo apoyo y si lo apoyas lo desecho. Ese trajín de nunca acabar.

Ya en los últimos dos años, del otro presidente constitucional, Jimmy Morales se empezó a escuchar ese tipo de comentarios que, para mi gusto, no nos llevan a nada bueno, solamente nos encasquilla, en un lugar que no le deja nada bueno a las nuevas generaciones.

Minutos después me puse a reflexionar y me dije: no es justo que le dejemos un país resquebrajado a los jóvenes, esa masa de la población que, en unos años, van a tomar las riendas de los destinos políticos-sociales de la golpeada Guatemala. Todavía es tiempo de reflexionar y ver qué es lo que recibirán esos jóvenes, quienes se esfuerzan por prepararse para tener una oportunidad de vida en esta bendita tierra.

Los “patojos”, como les decimos a nuestras juventudes, se merecen tener un suelo que les ofrezca oportunidades y que les permita pensar en su futuro, ahora lo único que anhelan es irse de esta tierra, porque no vislumbran un camino promisorio donde puedan decir me siento orgulloso de mi patria.

Podría levantar la mano y jurar que la mayoría de jóvenes no quieren esos pulsos “tontos” que vemos cada vez más recurrentes, no están interesados en saber si son de derecha o de izquierda, ellos lo que quieren es estudiar, prepararse y lanzarse al mercado laboral para ser personas útiles y que les permitan llevar el sustento diario de sus familias.

Ellos necesitan ser “alguien”, ser personas que colaboren con el desarrollo de su sociedad, no podemos quitarles los sueños y dejar que el único que puedan tener es encontrar, el mal llamado “sueño americano”, el cual tampoco existe y en muchos casos se ha convertido en una pesadilla, incluso lo único que les permite es encontrar la muerte.

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