Sandra Xinico Batz
La identidad implica pertenencia, lo cual hace referencia a vínculos históricos, sociales y políticos que se construyen y comparten en colectividad, tiene que ver con ideología o ideas comunes que surgen de un territorio (espacio-tiempo), que le dan forma o cuerpo a la cosmovisión o a la cultura de un pueblo, a su concepción de vida y modos de concebir la existencia y lo que les rodea; implica también una voluntariedad para su continuidad y traspaso a las generaciones futuras, para que dicha cultura no muera, sino que permanezca en el tiempo. Al hablar de identidad estamos hablando también de una consciencia compartida, un lenguaje común, una equivalencia participativa alrededor de prácticas, símbolos, formas de pensamiento.
Ese sentido de pertenencia es configurable y por ello el concepto de identidad no puede ser analizada fuera de los ámbitos histórico, político y económico en los cuales se ha formado, porque estos han sido determinantes en su construcción o en la configuración de las ideas que tenemos alrededor de esta. La identidad será siempre algo complejo de definir cuando se trata de territorios como Guatemala, los cuales han sido marcados por la colonización y el racismo, que han sido el origen de estos Estados-nación, por ende, también de la concepción de la identidad nacional que inherentemente alude al poder, o, mejor dicho, a relaciones de poder en desigualdad.
¿Cuál es el origen de la identidad nacional guatemalteca? La respuesta a esta pregunta es: violencia, violaciones, despojo, saqueo, sometimiento, exterminio, extractivismo permanente y empobrecimiento continuado. ¿Por qué es este el origen? Porque la nación de la que hablamos ha sido construida sin los pueblos originarios y se ha erguido en detrimento de estos; para “optar” a dicha identidad (nacional) se requiere de abandonar la propia y avergonzarse de ella, de asimilarse a una identidad impuesta que se ha formado en contraposición de las culturas nativas a las cuales han hecho ver y ser concebidas como inferiores, salvajes, ignorantes, como un problema y obstáculo para lograr la “unidad” del país.
Apropiarse de la identidad nacional en Guatemala implica quitarse la cultura (originaria) propia, porque se basa en una idea homogeneizadora impuesta desde arriba con violencia, para despojarnos a los pueblos de todo lo que históricamente nos pertenece; la identidad nacional es una ficción creada e imaginada bajo la falacia de “unidad”, una en la que prevalecen las jerarquías raciales y en la que el concepto de “ciudadanía” no es aplicable a todas las personas cuando se trata de derechos, por esto es una ficción, porque te hace creer que eres parte de “algo” en igualdad de condiciones y que eres parte de la ciudadanía de una nación, que en la realidad no hace más que despreciarte por ser indio o india.
El poder requiere de símbolos y al igual que en la identidad estos símbolos cumplen un papel determinante y son construidos con intencionalidades definidas, que pueden ser utilizadas para ejercer control, principalmente cuando estos símbolos hacen referencia a una historia de invasión y dominación.
(Continuará)