Las tragedias rondan a la primera cosecha de exportación del balompié colombiano. Con la muerte de «El Coloso»‘ Freddy Rincón esta semana, ya son cuatro los jugadores de la generación que brilló en los noventa y han muerto inesperadamente.
El defensor Andrés Escobar (1994) y el atacante Albeiro «El Palomo» Usuriaga (2004) – respectivas figuras en el camino a los mundiales de Estados Unidos 94 e Italia 90- cayeron a manos de pistoleros, antes del violento accidente de tránsito que le costó la vida a Rincón.
Y entre un drama y otro, la muerte fulminante del mediocampista Herman «Carepa» Gaviria a causa de un rayo mientras entrenaba en 2002.
Este sábado cientos dijeron adiós a Rincón, el exjugador de Nápoles, Real Madrid y Corinthians que murió a los 55 años cuando el vehículo en el que viajaba fue embestido por un bus en la ciudad de Cali.
EL CABALLERO Y EL NARCO
En julio de 1994, cuando Colombia apenas se reponía de la decepcionante eliminación en la primera fase del Mundial de Estados Unidos, seis balazos acabaron con la vida de Andrés Escobar a los 27 años. El defensa anotó en su propia puerta ante la selección anfitriona, lo que a la postre sacó a los cafeteros del torneo.
Conocido como El Caballero por su conducta intachable, Escobar se dio a conocer en el Atlético Nacional campeón de Libertadores en 1989 y fue baleado a la salida de un bar de Medellín por el chófer de un narcotraficante.
Hipótesis apuntan a que la eliminación de Colombia perjudicó grandes apuestas, en una época en la cual Medellín vivía una ola de violencia por el narcotráfico. Su error en el Mundial lo habría sentenciado.
TALENTO DESPERDICIADO
Compañero de Escobar en el vestuario del galardonado Nacional, el atacante Albeiro Usuriaga tendría una carrera diametralmente opuesta al de El Caballero, pero con el mismo final.
El habilidoso Palomo anotó el gol que selló el regreso de Colombia a los mundiales en 1990 tras 28 años de ausencia.
Luego tuvo una vida profesional rodeada de escándalos, entre ellos una suspensión en 1997 tras dar positivo por cocaína en una prueba antidopaje cuando militaba en el argentino Independiente de Avellaneda, del que fue goleador y figura.
En febrero de 2004 Usuriaga murió a los 37 años luego de recibir 7 disparos mientras compartía con un grupo de amigos en un establecimiento público vecino a su residencia en la ciudad de Cali.
Aunque inicialmente las autoridades especularon que el crimen estaba vinculado a información que Usuriaga tendría sobre una masacre cometida en la zona días antes, finalmente se decantaron por la hipótesis de un crimen pasional.
UN RAYO EN LA CANCHA
Del fiasco de 1994, quizá solo salió indemne el talentoso mediocampista Herman «Carepa» Gaviria.
El volante de contención anotó el primer gol en la única victoria del equipo en el torneo ante Suiza (2-0). En octubre de 2002 un rayó acabó con su carrera prematuramente mientras practicaba con su equipo, el Deportivo Cali. Tenía 32 años.
Otros integrantes de la primera generación dorada del balompié colombiano también han llevado vidas accidentadas.
Es el caso del portero René Higuita, inventor de la mítica jugada del escorpión, y quien estuvo en prisión entre finales de 1993 y enero de 1994, acusado de haber recibido dinero ilícitos por mediar en la liberación de una secuestrada, cargo del que fue exonerado.
El propio Rincón tuvo un paso por la cárcel en Brasil, donde fue detenido en 2007 por pedido de Panamá, que lo investigaba por blanqueo de dinero del narcotráfico. También fue liberado al cabo de unos meses y exculpado.
Compañero de Rincón en el vestuario del América de Cali y de la selección Colombia en el mundial de 1994, el atacante Anthony de Ávila está entre rejas desde finales del año pasado en Italia acusado de narcotráfico.