Un espíritu determinado ha permitido a la doctora Mirna Montenegro Rangel, directora del Observatorio en Salud Reproductiva (OSAR) alcanzar una serie de objetivos en favor de las mujeres más vulnerables del país, en especial en casos de niñas abusadas, que es parte del trabajo que recién le valió para recibir un nuevo reconocimiento.
Desde el ámbito de la sociedad civil, Montenegro ha impulsado y ganado espacios tangibles por los derechos de la mujer en materia de violencia sexual, embarazos en niñas y adolescentes, mortalidad materna, educación sexual, cáncer cérvico uterino y otros relacionados.
Además, con base en la evidencia científica y la propuesta constructiva, Montenegro ha sido pionera y logrado incidencia a través de su participación en tres leyes en favor de la salud de las mujeres.
Este mes, la Comisión de la Mujer Médica agremiada del Colegio de Médicos de Guatemala, la premió por su liderazgo junto con otras cuatro profesionales: la doctora Rebeca Guizar Ruiz, experta en salud sexual y reproductiva; la licenciada Elsa Marina Hernández Chiguil, desde la docencia y la salud pública; la doctora Cizel Ixbalanqué Zea Iriarte, en el campo de la investigación y docencia y la doctora Elsa Martínez Juárez, por su labor en derechos humanos y salud.
A continuación, La Hora presenta una entrevista con la profesional galardonada:
LH: ¿Cómo comienza el camino hasta donde se encuentra actualmente?
Me formé como maestra, luego estudié Medicina. Al finalizar la carrera me involucré con una organización internacional para salud pública. Mi función era trabajar con familias en programas de desnutrición y comunitarios. Me gustó la pediatría, pero especialmente desarrollar planes para la comunidad, me tocaba visitar asentamientos, atender consultas, diseñar programas nutricionales y de salud reproductiva. Me gustó y ahí me quedé.
Uno conoce, pero hasta que uno camina por esos lugares, no termina de entender la pobreza de la gente, el sufrimiento, la necesidad de métodos de planificación con las adolescentes, al ver embarazos en mujeres tan jóvenes y plantear oportunidades para que estudien.
Al graduarme tenía 23 años, fue una carrera de buenas calificaciones y objetivos definidos.
LH: Esto la lleva a velar por la salud de niñas y mujeres
Llego por la salud pública, la profesión nos forma en el marco de la medicina occidental y curativa. La residencia, el hospital, el traje blanco, pero la salud pública es un cambio total en la formación académica. En los años 1990 no se escuchaba mayor cosa del movimiento feminista ni de las organizaciones de mujeres.
Hacia el año 2000 comenzó el movimiento feminista español, se habla de derechos de las mujeres y salud sexual y reproductiva, fue así como comenzó la formación en estudios de Género e implementar programas relacionados para las comunidades.
Entonces la participación de las mujeres era en labores de limpieza y comida, en función de servir a los demás, pero se aprende que mientras más conocimiento y formación tienen, pueden generar intervenciones diferentes.
LH: Así comienza el trabajo para empoderarlas
Sí, dentro de esto la salud sexual y reproductiva es uno de los temas donde puede observarse mayor avance, especialmente en la decisión del número de hijos, como en violencia contra la mujer.
Ahora en las comunidades, las señoras le cuentan la realidad que viven, lo cual debe llevarse para generar planes de empoderamiento. En el año 2000 solo existía la Ley contra la Violencia Intrafamiliar, las mujeres tenían pocas opciones para denunciar los maltratos de sus parejas y como médica tenía poco que aportar; lo mejor que podía hacer era escuchar, darles consuelo y buscar la intervención de alguien de la comunidad. Era difícil.
LH: Esto se traduce en la necesidad de crear incidencia desde otros espacios
Trabajé para una organización de apadrinamiento que tenía cobertura en Zacapa, Jalapa y Baja Verapaz en donde me tocaba visitar las comunidades en la montaña, quizás fue así como nació la conciencia al ver el escaso acceso de estas familias hacia los servicios de salud.
Después de 20 o 30 años veo que las condiciones de pobreza han cambiado poco, las poblaciones que viven en la montaña todavía tienen escaso acceso a los servicios de salud. La pregunta era ¿cómo generar esos vínculos? Era una de las opciones a trabajar.
LH: El Observatorio de Salud Reproductiva se creó desde el 2008, ¿cuál ha sido la mayor satisfacción que le ha dado en esta trayectoria?
Desde el 2003 trabajamos con la Asociación de Mujeres Médicas y con la Instancia por la Salud y el Desarrollo de las Mujeres con el objetivo de incidir en procesos electorales para que la salud sexual y reproductiva se hiciera visible en los marcos legales y en las políticas públicas.
Sin duda, uno de los mayores logros fue la Ley de Planificación Familiar (Decreto 87-2005). En principio fue una propuesta del diputado y médico Armando Aragón, de Petén, quien se propuso hacer algo al respecto, pertenecía al partido oficial GANA, pero con esa iniciativa lo desterraron del Congreso.
Pero varias diputadas la retomaron como propia, el presidente Óscar Berger vetó la ley; un diputado de la UNE argumentó que no mandó en tiempo, entonces con 86 votos se publicó. Tuvo hasta 19 inconstitucionalidades, pero éramos un total de 108 organizaciones de sociedad civil y fuimos botando una por una en la Corte de Constitucionalidad. Tardaron dos años en aprobarla y tres para hacer el Reglamento, fue una de las experiencias más interesantes como organización. Ha sido una de las leyes en donde he visto mayores alianzas con las organizaciones y la que ha marcado diferencia en el marco de la educación sexual y el acceso a métodos de planificación familiar.
LH. El OSAR aborda cuatro campos de trabajo ¿cuáles son las demandas más importantes en cada uno de estos renglones?
1. Embarazos en niñas y adolescentes:
Llevamos el monitoreo de casos y el acceso a información para la toma de decisiones y políticas públicas, desde la Ley contra Violencia Sexual (Decreto 9-2009) apoyamos desde el 2012 casos de menores de 14 años que se tipifican como delitos de violencia sexual con agravación de la pena. En conjunto con la Secretaría de Violencia y Trata (SVET) desarrollamos rutas y protocolos, así como programas para prevenir violencia y embarazos.
Han pasado nueve años y los casos siguen. Por ejemplo, ahorita tenemos el de una niña víctima de violencia, tiene 15 años y es mamá de gemelas que cumplieron 2 años. Fue inscrita en el programa Vida del Ministerio de Desarrollo Social, pero luego de un año no ha recibido una sola transferencia, a pesar de la orden de un juez. Se investigó y el retraso corresponde a Banrural que se tarda más de un año en abrir la cuenta para esta beneficiaria. Al sistema parece no importarle nada.
Cáncer cérvico uterino:
Lo más demandante reside en incorporar las nuevas pruebas de tamizaje y vacunas. En 2015 incorporamos las pruebas de ADN-HPV que detectan el ADN del virus del Papiloma Humano. Ya está vigente en las normas y protocolos, pero hace falta el mecanismo de compra; la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aún no dispone del kit completo para aplicar esta prueba.
Con las vacunas preventivas, desde 2018 se aprobó en el Congreso el presupuesto y su implementación, este año el Ministerio de Salud comprará 350 mil dosis, no son suficientes, pero nuestra labor es el monitoreo de este proceso y su promoción para que las vacunas lleguen a las niñas de 10 a 14 años, que es el rango recomendado.
VIH-SIDA:
Hacen falta pruebas para mujeres embarazadas, aunque se han reducido los casos de transmisión vertical, todavía suceden. El programa del MSPAS ha sido fuerte.
Mortalidad materna:
Participamos en la construcción de la iniciativa y aprobación de la Ley para la Maternidad Saludable (Decreto 32-2010). En el artículo 23 quedamos como organización que monitorea su cumplimiento. Esta legislación garantiza la maternidad saludable puesto que los hijos son un bien común de la sociedad y por eso son responsabilidad del Estado. Se basa en el marco de los derechos humanos fundamentales.
Aquí es donde más hemos avanzado desde la vigilancia, el acceso a servicios con pertinencia cultural. Además, la estrategia del uso de misoprostol (medicamento) con comadronas ha reducido la mortalidad postparto, es una de las estrategias con mayor evidencia científica. Tardó tres años para que se aceptara su uso.
LH: ¿Cuánto hemos avanzado en marcos legales y qué hace falta?
En los últimos 20 años tenemos bastantes leyes específicas: Planificación, maternidad, violencia sexual, lo más complicado ha sido la educación en sexualidad dentro de la escuela. Hemos empujado, pero realmente cuesta mucho su implementación en el Ministerio de Educación.
LH: Especialmente con la reciente y polémica ley que prohibía la educación integral en sexualidad.
Existe un retroceso en el marco de los derechos fundamentales, con este gobierno y los anteriores, hay una tendencia a retroceder, no solo en Guatemala, sino en América Latina y el mundo con grupos conservadores que ganan espacios y dividen en derechas e izquierdas.
Plantean posturas blanco o negro cuando las cosas no son tan absolutas, pero dividen. En Guatemala, a partir del Decreto 18-2022, además de las evidentes inconstitucionalidades hay un oscurantismo, como también el fundamentalismo religioso.
LH: La Educación Integral en Sexualidad tiene varios ámbitos, incluso prevenir embarazos.
Puede prevenir mucho más. La violencia sexual, el bullying, no es solo biología, tiene que ver con relaciones de poder, la valoración de la persona y autoestima.
En las áreas rurales, especialmente qué modelo tienen las adolescentes, sino casarse y tener hijos, entonces lo que debemos hacer es ampliar horizontes, proponer planes de vida. Esto quedó plasmado muy bien en uno de los programas de empoderamiento de niñas de 12 y 13 años en Aguacatán, Huehuetenango, en donde en un pastel escribieron: “no todo es casarse”.
Esas son políticas públicas, tanto en hombre como en mujeres, trabajar en autoestima, valoración, respeto, vulnerabilidad a la violencia, es integral porque toma en cuenta lo biológico, social, planes de vida y decisiones.
LH: ¿Qué acciones han contemplado para continuar con la ley de vacunación?
Esta ley tiene alrededor de cuatro años de trabajo; junto con el Consejo Asesor de Práctica de Inmunizaciones (CONAPI) hemos impulsado la ley en la Comisión de Salud del Congreso para presentar un nuevo decreto que contenga todas las fortalezas del que fue vetado, más los cambios contemplados.
Considero que la mayoría de los diputados está de acuerdo, especialmente cuando observamos dificultades en las compras y bajas coberturas. Hay voluntad política.
LH, Los datos técnicos implican también un componente político y cultural ¿cómo proponer cambios en este contexto?
Tenemos que basar nuestras intervenciones en el marco de los derechos, una práctica cultural no puede usarse como argumento cuando violenta los derechos de una persona; los niños y adolescentes tienen derecho a una educación integral en sexualidad con el objetivo de que puedan desarrollar su potencial y ser personas felices.
Por ejemplo, cómo se relaciona la desnutrición crónica en niños con los indicadores de embarazos en niñas y adolescentes, por lo tanto, no se pueden implementar programas de nutrición que no tomen en cuenta los derechos reproductivos y la prevención de embarazos en adolescentes.
LH: ¿Cómo lograr mayor incidencia?
Tenemos alrededor de 15 años de llevar procesos de incidencia en el Congreso, hemos estado inmersos en tres leyes, la cuarta es la ley de vacunación. Algunas veces ha sido más difícil que otras, pero hemos podido combinar los datos con casos reales, mover la sensibilidad y voluntad de los tomadores de decisiones en el marco del bien común.
Esto nos ha permitido crear los marcos legales. Hay cierta discusión desde el punto de vista conservador y religioso, cada uno es libre de hacer con su vida lo que quiera, pero esa libertad no puede traducirse en una política pública, puesto que hay derechos básicos: La libertad de elegir desde casarse, el número de hijos.
Se ha avanzado porque se tienen los casos, se ve la necesidad, y al final los derechos como las leyes deben ser progresivos, aunque vemos cierta amenaza en retroceder.
LH: A futuro, como profesional, ¿considera que podría lograr más incidencia desde donde está o en un puesto político?
De todo lo que he hecho, me gusta participar desde la sociedad civil, pues me ha dado libertad de proponer sin ningún compromiso político. En OSAR hemos podido aportar y trabajar con cualquier partido político a partir de datos, casos y propuestas, por eso nos hemos mantenido.
Esta proactividad nos ha dado espacio para trabajar con los medios de comunicación, el Congreso y el Ejecutivo para empujar temas que incluyen normas, protocolos, vacunas, medicamentos, tenemos una propuesta que nace de lo técnico, de la capacidad de consensuar y del trabajo conjunto, por eso prefiero continuar desde este espacio.
PERFIL PROFESIONAL
· Mirna Montenegro Rangel, médica y cirujana, egresada de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac).
· Posgrado en Administración de Empresas
· Maestría en Salud Pública con énfasis en Epidemiología en la Escuela de Posgrados de la Usac.
· Doctorado en Sociología de la Universidad de Salamanca, España.
· Medalla de médica destacada, Colegio de Profesionales (2020).
· Medalla de Naciones Unidas como reconocimiento al trabajo del Observatorio en Salud Reproductiva y lucha por los derechos sexuales y reproductivos (2014).
· Pionera en el trabajo de incidencia para la legislación a favor de la salud de las mujeres. Ha participado en la construcción y aprobación de las siguientes leyes:
– Ley de modificación de impuestos de bebidas alcohólicas que otorga un financiamiento específico del 15% de este, para el Programa Nacional de Salud Reproductiva.
– Ley de Planificación Familiar: promueve la educación sexual y el derecho a consejería y acceso a anticonceptivos para la persona que lo solicite.
– Ley para la Maternidad Saludable.
– Ley de Vacunación (pendiente de modificaciones).