Sergio Penagos
El 28 de enero de 2021, el presidente Joe Biden rescindió la Política de la Ciudad de México, lo que marcó el final de un período de cuatro años, bajo la administración Trump, con la mayor expansión de esa política en su historia. Anunciada por primera vez en 1984 por Reagan, esta política ha sido rescindida y reinstaurada por administraciones posteriores, de acuerdo a criterios partidistas y ha estado vigente durante 21 de los últimos 36 años. La Política de la Ciudad de México es una política del gobierno de los EE. UU., que obliga a las ONG extranjeras certificar que no «realizarán ni promoverán activamente el aborto como método de planificación familiar», utilizando los fondos de cualquier fuente, incluidos fondos obtenidos fuera de los EE. UU., como una condición para recibir la asistencia de planificación familiar global de EE. UU. Además, requería que las Organizaciones no Gubernamentales (ONG) extranjeras certificaran que no “realizarían ni promoverían activamente el aborto como método de planificación familiar, utilizando fondos de cualquier fuente, para recibir financiación global de planificación familiar del gobierno”. El presidente Trump restableció la política y la amplió significativamente, para abarcar la gran mayoría de la asistencia sanitaria global de EE. UU. Bajo la expansión de la administración Trump, la política se aplicó a todos los programas de asistencia en salud y otros aspectos. La asistencia en planificación familiar representó aproximadamente US$600 millones de ese total. La administración Trump endureció aún más las restricciones, con la guía y el apoyo del movimiento evangélico gringo. Al rescindir esta política, el presidente Biden exigió a las agencias involucradas en la asistencia extranjera, que pusieran fin de inmediato a la imposición de la política en adjudicaciones futuras, renunciaran a la aplicación de la política en las adjudicaciones existentes y notificaran a los beneficiarios, lo antes posible, que ya no existen las condiciones originales de la política.
Amparado en esta política, el presidente Trump exigió al corrupto, abusador y vicioso Jimmy Morales, realizar cuatro acciones gubernamentales. Uno, la reactivación de la Política de la Ciudad de México. Dos, propiciar una ley antiaborto a partir de la Iniciativa 5272 con la intención de diseñar y aprobar una “Ley para la Protección de Vida y la Familia”. Ambas medidas tienen muchos aspectos en común y buscan controlar la salud y la educación sexual, a través de medidas políticas que representan las reivindicaciones de la guerra cultural y política del electorado evangélico en ambos países. Tres, la obligación del gobierno Jimmy Morales, de trasladar la embajada guatemalteca de Tel Aviv a Jerusalén, después que lo hiciera Estados Unidos. Cuatro, la exigencia de convertir a Guatemala en un Tercer País Seguro, para utilizarlo como repositorio de los inmigrantes expulsados hacia el sur.
Valerie Huber, presidenta de “Amigos del Protocolo de Ginebra”, participó en el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, desarrollado en ciudad de Guatemala, enviando un mensaje de reconocimiento a Guatemala por defender los valores que en realidad importan. Además, dijo que el Instituto Internacional por la Salud de la Mujer, promueve el más alto nivel de bienestar para las mujeres durante todas las etapas de su vida. “Reconocemos que proteger la vida de toda mujer incluye proteger la vida de las niñas más pequeñas, incluso aquellas que están en el vientre materno”. Recordó que cuando representó al gobierno de Estados Unidos del presidente Donald Trump en materia de salud, la Organización de las Naciones y otras entidades centraban el debate en el aborto. “Incluso afirmando que el aborto es un derecho universal y que los países tienen la obligación de legalizarlo, para ponerlo a disponibilidad de cualquier mujer. Les ruego a todos los países que afirman esto, que respeten la soberanía de las naciones y su derecho a decidir por ellos mismos sobre sus leyes. No es de nuestra incumbencia interferir en sus asuntos. Alabó las acciones del presidente Giammattei y criticó los chantajes ideológicos de otras naciones ¿Con qué cara esta gringa trumphista viene a hablar de injerencia extranjera?
El apoyo a la nueva ley para la protección de la vida, es de las iglesias neopentecostales que provienen de iglesias dispensacionalistas, seudocalvinistas, reformadas o presbiterianas, productos Reforma Calvinista del siglo XVI. Otras proceden de la iglesia luterana o de la anglicana y, en contados casos, de la iglesia bautista, todas de Estado Unidos. Los primeros pentecostales llegaron a principios del siglo pasado y los neopentecostales lo hicieron cuando sucedió el terremoto de 1976, actuando como organizaciones cristianas misioneras. El terremoto fue una buena excusa para establecerse a largo plazo y convertirse en grandes iglesias neopentecostales como El Verbo. Otras iglesias neopentecostales nacionales no surgieron de vínculos con iglesias o misiones de EE. UU., sino que han sido producto de divisiones internas, que se han originado y realizado en las iglesias evangélicas, entre ellas: Casa de Dios, Lluvias de Gracia, Iglesia de Cristo Eben-Ezer) y otras.