El aspecto laboral las mujeres aún enfrentan varios retos. Foto La Hora/AFP
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En Guatemala la falta de empleo es una lucha constante en un Estado que históricamente no ha contado con políticas públicas funcionales que incentiven el empoderamiento económico y garanticen derechos laborales, y aunque la tasa de desempleo destaca entre las más bajas de Latinoamérica, con un 2.2, ONU Mujeres señala que esto se debe a que una gran proporción de guatemaltecos laboran en el sector informal, siendo las mujeres las más afectadas.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 2021 (ENEI), del Instituto Nacional de Estadística (INE), la Tasa Global de Participación es de 85.6% para hombres y 43.3% en mujeres. Es decir, que la fuerza laboral es mayor para los varones.

Además, según la ENEI 2-2018, encuesta con datos ampliados, en promedio, los ingresos mensuales de los hombres son 12% mayores a los de mujeres en todas las categorías de ocupación.

 

MAYOR DESEMPLEO

También las mujeres figuran como las más desempleadas con 2.9% contra 1.8% de los hombres.

Según la investigación “El Progreso de las Mujeres en Guatemala” de ONU Mujeres y la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), la reducción de las tasas de desempleo desde 2010 ha sido mayor para hombres que para mujeres, lo que se traduce en un aumento en la brecha de 0.5% en 2010 a 1.1% en el 2021.

 

BRECHAS DE GÉNERO SALARIALES

La brecha salarial entre hombres y mujeres es del 12%, diferencia que es mayor en los puestos de directores y gerentes; en oficiales, operarios y artesanos de artes mecánicas y de otros oficios en donde el ingreso promedio de los hombres es 42% y 49% mayor, respectivamente.

Además, la ENEI 2-2018 muestra que el ingreso promedio mensual de la población de mujeres ocupadas es de Q1,456 en el sector informal y Q3,464 en el sector formal, evidenciando una brecha salarial, ya que los varones ganan en promedio Q1,726 en la informalidad y Q3,506 en la formalidad.

Las mujeres enfrentan varias dificultades para salir adelante en el campo laboral. Foto La Hora/AFP

SECTORES CON MAYOR DESIGUALDAD

La investigación de ONU Mujeres y Asies indica que las remuneraciones percibidas por las mujeres, según la actividad económica, evidencian que en los cuatro grupos de actividades que concentran el 79% de la fuerza laboral existe mayor desigualdad de salarios entre mujeres y hombres.

Los sectores con mayor brecha de género salarial son:

Industria manufacturera: 36%.
Comercio: 41%.
Servicios: 63%.
Agricultura: 80%.

 

“En general, en esas actividades económicas, los salarios son precarios, por lo que tales brechas lo hacen todavía más impactante para la calidad de vida de las mujeres”, advierte el informe.

MUJERES DEL ÁREA RURAL MÁS AFECTADAS

Además de contar con menor participación laboral y salarios inferiores a los hombres, la investigación referida detalla que desde 2010, las mujeres del área metropolitana y urbana recibían un salario que representaba 74% y 81% del promedio percibido por los hombres.

Los indicadores anteriores mostraron una mejoría a 85% y 95% en 2018. Sin embargo, dicha mejoría no se registró en el área rural, donde las mujeres continuaron percibiendo, en promedio, únicamente 74% del salario de un hombre.

 

NIVEL EDUCATIVO

Sin importar su nivel educativo, los hombres perciben mayores ingresos que las mujeres; además, “la brecha entre mujeres y hombres se incrementa para las mujeres que alcanzan el nivel superior”, puntualiza ONU Mujeres.

Sin embargo, los resultados de la ENEI 2-2018 muestra que de las mujeres de la Población Económicamente Activa (PEA), un 3.9% cuenta con el nivel educativo superior incompleto y 4.7% con completo a diferencia de los hombres que tienen 1.5% y 3.1% respectivamente.

MAYOR INFORMALIDAD

En relación con la informalidad laboral, otra investigación de ONU Mujeres sobre el perfil de país, según igualdad de género, describe que en el 2018 las mujeres estuvieron más expuestas a la informalidad; 73% del total tenían un trabajo en estas condiciones, superior al 68% de los hombres.

Permanecer en el sector informal da lugar a que las mujeres carezcan de la protección de las leyes laborales, sin derecho a licencia de maternidad, “tienen salarios bajos, inestabilidad laboral y falta de seguro social, y por lo tanto no tienen acceso a pensión lo que las lleva a encarar una situación de pobreza durante la vejez”.

De hecho, según la ENEI 2-2018 solo el 21% de las mujeres ocupadas cuenta con afiliación al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y el 79% no se encuentra asegurada, mientras que de los hombres 22% tiene seguro y 78% no.

 

TRABAJO DOMÉSTICO: NO REMUNERADO

Según el informe, de las mujeres mayores de 15 años o más que tienen una baja participación en el mercado laboral (43.3%), más de dos tercios de ellas no perciben ingresos propios (68%).

Asimismo, dedican casi cuatro veces más tiempo al trabajo doméstico no remunerado que los hombres, cuestión que impide el crecimiento y el desarrollo inclusivo, con grandes implicaciones que dejan por fuera más de la mitad del talento humano a nivel nacional.

 

“El trabajo no remunerado se estima entre 24% y 36% del PIB y se conforma principalmente por trabajo en el hogar; el cuidado y los quehaceres del hogar son realizados en su gran mayoría por mujeres, con un 84%”, detalla la investigación.

De forma contraria, al hacer una distinción entre tipo de actividad de los hombres, se observa que la mayoría de ellos dedica su tiempo al trabajo remunerado (72%) en una empresa, institución, negocio o finca a cambio de ingresos.

Muchas mujeres enfrentan dificultades en varios aspectos y ahora el reto es la apertura de espacios para ellas y su desarrollo. Foto La Hora

OIT: MUJERES CON MAYOR INCIDENCIA EN LA INFORMALIDAD

De acuerdo con un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tras la pandemia del COVID-19, la tasa de desocupación laboral de América Latina y el Caribe es de 9.6%, con uno de cada dos trabajadores en la informalidad, es decir faltan por recuperar 4.5 millones de puestos de trabajo, de los cuales 4.2 millones corresponden a ocupaciones de mujeres.

“El impacto más intenso entre las mujeres en la región se asocia a su mayor presencia en sectores económicos fuertemente afectados por la crisis como hotelería y restaurantes, y en otras actividades de servicios y del sector de hogares. Por otro, a la mayor incidencia de la informalidad entre las mujeres”, dice el informe.

 

Adicionalmente, la tasa de desocupación de las mujeres de la región se mantiene elevada en 12.4% desde el 2020, lo que significa que no hubo ninguna mejoría en el 2021, lo cual la OIT lo atribuye a una mayor amplificación de la desigualdad de género en el trabajo, ocasionada por el impacto de la crisis económica.

 

ESTRATEGIAS DE INCLUSIÓN

Finalmente, ONU mujeres propone varias recomendaciones para acabar con la brecha de género y promover una sociedad en donde las mujeres cuenten con autonomía y empoderamiento económico que contribuya al desarrollo de Guatemala.

Las recomendaciones de la organización son:

– Tomar medidas efectivas para promover el empleo.
– Implementar programas de capacitación en las distintas actividades económicas.
– Disminuir y redistribuir la carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados para las mujeres.
– Crear y mejorar los sistemas de cuidados para la primera infancia.
– Diseñar acciones para reducir la carga de trabajo doméstico y de cuidado.
– Educar para reducir el riesgo de uniones y embarazo temprano.
– Crear programas de emprendimiento para madres jóvenes.
– Programa de alfabetización rural, en especial para mujeres indígenas adultas.
– Acceso a tecnología en las escuelas de educación primaria y secundaria.

 

 

 

 

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