Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

Los accidentes de tránsito se han convertido en el pan diario de cada día, los muertos y heridos siguen elevando las estadísticas, que se han convertido en la segunda causa de muertes en el país, sin que las autoridades viales hagan algo para tratar de bajar las cifras que dejan 7 decesos y 23 heridos diariamente.

En Alemania se han empezado a conocer estudios que advierten que el estilo de conducción “flow” (estilo de manejo que se da principalmente en motoristas), porque se compenetran en lo que van haciendo y se olvidan del peligro que constituye manejar arriesgándose y de una manera más rápida que lo que estipula la Ley de Tránsito.

Lo más complicado que, los motoristas, creen que son dueños de un tercer carril imaginario que el Reglamento de Tránsito señala que es prohibido para la circulación de motocicletas. También se habla de que existe una gran cantidad de analfabetos viales, quienes desconocen las normas viales, por la corrupción que existe en los Centros de Evaluación de Conductores de Vehículos (CECOVE), donde se realizan las evaluaciones teóricas y prácticas para la obtención de la licencia de conducir.

Según una investigación realizada por Falko Rheinberg, de la Universidad alemana de Potsdam, revela: “la sensación de flujo (o de ‘flow’) suele estar acompañada, además, de una velocidad excesiva y solo se abandona cuando el afectado experimenta una fuerte distracción, que puede ser una sorpresa o un miedo repentinos al detectar un elemento inesperado en la carretera”.

La conducción en ‘flow’ afecta también a los conductores de automóviles, cabezales y camionetas de transporte colectivo, especialmente cuando estos circulan de manera temeraria o por carreteras que conocen bien, pero resulta mucho más peligrosa para los motoristas, quienes creen qué son súper héroes y que no les pasará nada.

El estudio realizado en Alemania, también detectó que la mayoría de los motoristas encuestados aseguraron haber experimentado un estado de flujo al manejar sus motocicletas, aunque solo algunos de ellos consideraron que este estado también puede tener consecuencias negativas, no logran detectar el peligro y las consecuencias que conlleva.

Sin embargo, lo más  perjudicial en todo esto que además de ellos, exponen a terceras personas que al final, mientras se determinan las causas, deben afrontar procesos judiciales, sin tener la responsabilidad del hecho de tránsito por el riesgo asumido por el conductor “flow”.

Aunque la motocicleta se ha convertido en el vehículo más usado en las ciudades, por la movilidad que tiene y el bajo gasto de combustible, el riesgo es 17 veces mayor que otro tipo de automotor y sus consecuencias son muy delicadas, para el accidentado, como oneroso para el Sistema de Salud que tiene que rehabilitar al herido, quien es el que sufre los daños físicos, por la caída que tiene en el impacto con el pavimento.

Incluso las distribuidoras de motocicletas han empezado a incluir un casco certificado en cada venta que hacen y le dan charlas de conducción a los que compran los vehículos de dos ruedas, incluso los de tres, porque se encuentran alarmados con las estadísticas que se tienen de accidentalidad vial.

Por eso es que se hace necesario que el Congreso de la República legisle para poner las reglas claras y se puedan imponer multas ejemplares que hagan recapacitar a los conductores y que tengamos pilotos y no “choferes” que, por el desconocimiento de la Ley, y la falta de capacitación protagonizan accidentes que dejan luto y dolor por donde quiera que circulan, sin tener clara la responsabilidad que significa ponerse tras un volante.

Además, las autoridades viales tienen la obligación de involucrarse y poner las reglas sobre la mesa a los portadores de licencia, porque si no lo hacen vamos a seguir viendo, todos los días, la cantidad de muertos y heridos que registran las estadísticas de accidentalidad. En un mes se suman 217 fallecidos y más de 713 heridos.

Por eso hago un llamado para que los entes encargados de velar por la seguridad vial, pongan “barbas en remojo” para encontrar una solución a este problema que ha tomado relevancia, porque tiene de por medio la vida de personas y en una sociedad este tema es lo más importante por lo que significa un ser humano.

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