Mario Alberto Carrera
“Malos” ejemplos nos llegan desde Honduras, dicen y afirman contundentes y apasionados tres editoriales ya del periódico elPeriódico en menos de una o dos semanas. Poco tiempo y muchos escritos si tomamos en cuenta la diversidad y cantidad de temas que hay y se dan por el mundo (y en Guatemala, no se diga) que pueden y deben ser asumidos por el editorial de un diario, que constituye el pensamiento oficial e intrínseco de un medio. Si estos tres editoriales hubieran sido escritos y publicados en el término de tres a seis meses no llamarían tanto la atención, pesaría como una inquietud normal. Pero sí que la llama por el breve lapso en que han sido dados a la estampa y ello abre un llamado de atención: hay una tendencia marcada del periódico en cuestión a abordar el tema Honduras -nueva presidenta- nueva administración y socialismo, para provocar escándalo en quien se deje asustar con las galas y sudario del difunto, procedimiento bastante corriente en donde hablar, por ejemplo, de “¡comunismo ateo!”, (en un país de marcadas tradiciones religiosas) es piedra de escándalo. En un territorio de tal tuétano religioso es fácil cambiar los rumbos cuando se espetan tales enunciados contra la tradición.
Esta tendenciosa forma de conducirse, del medio citado, nos lleva a preguntarnos ¿por qué en tan poco tiempo ataca por todos lados y por todas las “razones” posibles a Xiomara Castro de Zelaya?, a quien no tengo el gusto de conocer ni menos frecuentar ni tampoco al conocido y discutido Manuel Zelaya, su esposo. Digo esto para advertir que a mí (no así a elPeriódico) sí que no me guía -al defenderla- más que la admiración por la estructura socioeconómica del socialismo democrático y mesurado, contenido en parte por el camino del Socialismo del siglo XXI de Dieterich Steffan.
La pregunta de arriba queda replanteada porque tiene una clara respuesta y es que las políticas de elPeriódico en el fondo responden a una clara consigna (o acaso conjura) y es la de defender el statu quo que sostiene a la oligarquía (anquilosada o progre: de las dos se sacan las mismas correas reaccionarias) que se enganchan a las medidas conservadoras y traperas que dicta el Príncipe de Salina (desde El Gatopardo del Príncipe de Lampedusa): “hay que cambiarlo todo para que todo quede igual.
Esa es y ha sido (con lifting y grueso make-up) la más adorada ambición de la burguesía nacional (dentro de la que se aglutinan asimismo los inconmensurables terratenientes y sus encomiendas): realizar grandes cambios (aparentes) de cuando en cuando, con el fin de que tarde o temprano todo vuelva a quedar igual y el empoderado e inamovible statu quo no se altere, per secula seculorum.
Desde que Xiomara Castro llegó a la presidencia y ya desde un poco antes (cuando ya se escuchaban sus claros tambores guerreros) en Guatemala la clase dominante soltó su voz de alarma contra Castro (que la ha recogido y hecho suya elPeriódico con gran brillo y calor) y que se enuncia así: todos contra Xiomara de Zelaya, comunista de extrema izquierda, amiga íntima de Maduro y de Miguel Díaz-Canel, que pretende implantar un régimen de extrema izquierda, en Honduras, que pueda ser imitado en Guatemala. Sarta de disparates porque, para empezar, el comunismo a ultranza sólo se cultiva en Corea del Norte y algún otro país. El Eurocomunismo cambió la faz del mundo con su gesto radical (a partir de los 70) y después dio otros giros cada uno a su manera según el país. Hoy, su más sana descendencia es el socialismo moderado y lógicamente democrático y no autoritarista.
En año preeleccionario las baterías propagandísticas se han soltado ya (sotto voce) y una de estas “propagandas” alarmistas consiste en divulgar (fake news) que “lo de Honduras” podría replicarse en Guatemala, sobre todo con el antecedente de Thelma Cabrera, apoyada por CODECA y por el Movimiento por la liberación de los pueblos, cuyo significado pone la piel de gallina a la oligarpilla.