Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Quizá solo Consuelo Porras le ganó a quien fue dos años presidente del Congreso de la República en acciones para tratar de agradar al presidente Alejandro Giammattei y aún así, le terminaron metiendo una patada más dura que las de Cristiano Ronaldo.
La molestia de Allan Rodríguez por haber sido desbancado “como chenca de puro” de la presidencia del Congreso para dársela a Shirley Rivera era un secreto a voces pero el fin de semana quedó en plena evidencia cuando el ex presidente del legislativo intentó maniobrar para que el candidato elegido por Giammattei y su Centro de Gobierno no ganara en la ANAM.
No logró el objetivo y por eso ya no presentaron ninguna planilla pero el descontento quedó en evidencia y es que haber caído en desgracia de quienes mandan en Casa Presidencial no es algo que le haya sentado bien al representante de Sololá en el Congreso.
Y eso ha preocupado, sin duda alguna, a quienes bien han servido al Presidente porque entienden que el mandatario no es mucho de “lealtades” con quienes hoy le son fieles escuderos, para lo que sea necesario. Se les han encendido las alarmas porque si nadie se olvida de la imagen de Rodríguez con varios teléfonos gestionando votos (que llevaban mucha obra con sobra) en favor del Presidente, se preguntan ¿en qué momento caeremos en desgracia con el Presidente?
Hay quienes han hecho un buen trabajo yéndole a contar a Giammattei lo que necesiten para “quedar bien” y juran que con eso tendrán lealtad para siempre. No me extrañaría que a Rodríguez se le haya ido la lengua con algo y alguien sacó ventaja para irlo a poner en desgracia con el mandatario.
Políticos y miembros de algunas cámaras han hecho lo mismo con Giammattei en los últimos meses y eso llama poderosamente la atención porque es el modelo que muchos usaron en Nicaragua para, según ellos, quedar bien con Daniel Ortega.
Resulta que uno que le “pasaba los chismes a Ortega”, ahora es “perseguido” por el régimen pues terminó en desgracia cuando lo agarraron en algo que no contó y es que es importante entender que cuando alguien está bebiendo de las mieles del poder, en buscar de tener aún más poder, tiene sus “lealtades” bien limitadas.
Ni las parejas guardan plenas lealtades y si no, nos debemos acordar del caso de Álvaro Colom con Sandra Torres que se divorció de él, para “casarse con Guatemala”.
Una de las cosas que Roxana Baldetti no le perdonaba a Otto Pérez es que haya permitido que renunciara a la vicepresidencia y que no haya peleado por ella como hubiera esperado.
Consuelo Porras hoy duda si el Presidente se la jugará por ella y por eso usan toda la fuerza para quitar cualquier obstáculo que pueda “dejarla fuera de la contienda”. He ahí los esfuerzos de algunos de desviar la atención para lograr que una vez más la idoneidad no sea evaluada como parte del proceso.
Porras ve el caso de Rodríguez y sin duda pensará, “seré yo la próxima”. Ha desbaratado el Ministerio Público (MP) para darle paz al Presidente y su círculo y tal ha sido el extremo, que ya ni tiene casos con los que eventualmente Giammattei se sienta “necesitado” a elegirla, para asegurarse impunidad. Ya la tiene y vitalicia.
Han servido a un Presidente, cual vil dictadura, y ahora quedan solo a la merced que éste baje el dedo y así hay muchos que no han puesto su barba en remojo, porque quien se nubla con el poder solo tiene lealtades para quienes le tienen la cola machucada de verdad.